Ethan

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Me llamo Matías Weston Ivanov y voy a cumplir 18 años. Resido en Camden, Maine, donde vivo con mi padre y mi hermano pequeño de 8 años. Perdimos a mi madre, Alisa, cuando nació Eloy; él sobrevivió, pero a ella no pudieron salvarla a tiempo.

Papá no logró adaptarse a su ausencia; todo le recordaba a ella. Ocho años después, mi hermano pequeño, la manada, papá y yo nos mudamos para buscar un nuevo comienzo.

Soy un hombre lobo, un alfa, y mi manada se llama Luz de Luna. La familia Weston ha liderado la manada por generaciones. Mi padre, Scott Weston, sigue siendo el alfa porque todavía me falta un mes para cumplir la mayoría de edad y relevarlo.

Me siento ansioso porque llegue ese día; siempre quise ser como él y será todo un honor ocupar su lugar.

Nos gusta disfrutar de la naturaleza y, en caso de perder el control, el bosque nos ayuda a no exponernos ante los humanos. Por eso hemos construido una aldea en la zona norte del bosque de Camden.

Hoy ha comenzado el nuevo año escolar, algo que no me agrada demasiado. No me malinterpreten, me gusta estudiar; de hecho, me queda un año para terminar. Pero el problema es una mala experiencia del año anterior debido a una eterna rivalidad con uno de los estudiantes.

Este chico es el hijo del alfa de la manada Colmillo Blanco, y tenemos la misma edad. Eso significa que él también será nombrado líder de su manada en un mes. No me molesta, pero su ética es cuestionable.

Nuestros padres han estado de acuerdo en firmar un tratado de paz con la esperanza de vivir tranquilos, sin conflictos, heridos o muertos inocentes, y de esa manera proteger a nuestra gente. Pero algo me decía que esto no duraría. ¿Habéis visto al hijo de ese alfa? Es quisquilloso, embustero, inhumano, antipático, rencoroso. Cree que por haber nacido en una familia alfa es de la realeza y que todos deben doblegarse a sus pies. Le divierte el sufrimiento ajeno; juega con las chicas. Es guapo y la gran mayoría lo sigue como si fuese el único hombre en este mundo, engrandeciendo su ego, y él lo disfruta.

Muchas otras chicas volteaban a verme y se insinuaban; pero con la educación que en mi casa se me enseñó, me rehusaba a seguirles el juego. Digamos que soy de una sola mujer, la cual no he encontrado todavía por supuesto; así me lleve una vida dar con ella, esperaré a mi alma gemela todo el tiempo que la diosa luna crea que me corresponde esperar.

~Matías~

Agradecía el sol que asomaba por la ventana de mi habitación, respirar el aire puro y la agradable humedad del bosque. Con una amplia sonrisa, me levanté de la cama de un salto. Puse un poco de música para comenzar el día y, una vez vestido con la mochila a la espalda, bajé a la cocina.

–Buenos días, papá. ¿Cómo estás? –pregunté, dando el primer bocado a una manzana que tomé de la bandeja.

–Buenos días, hijo. Muy bien. ¿Cómo has dormido hoy? –respondió antes de dar su primer sorbo a su taza de café.

–Bien. ¿Eloy duerme todavía? –contesté.

–Sí, iba a subir a levantarlo ahora; creo que se le pegaron las sábanas –dijo.

–No te preocupes, iré yo –respondí.

–Muy bien, pero no lo hagas enojar; está comenzando su cambio y aún no sabe controlarse.

–Descuida –dije, terminando de subir las escaleras.

Entré a su dormitorio y Eloy dormía a pierna suelta. Se me pasó por la cabeza hacer una travesura, y la hice. Vertí sobre la cara de mi hermano una jarra de agua helada que había hurtado de la nevera.

–¿Qué pasó? –preguntó, sobresaltado, al sentarse en su cama.

–Se te hará tarde el primer día de clase. Levántate –respondí, saliendo de su habitación muerto de risa.

La Cara Oculta [Saga Resiliencia • 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora