~Alessandra~
Ya han pasado un par de semanas desde que regresé a casa, No estoy en mi mejor momento y ni siquiera lo he hablado con Matías. No he querido preocuparlo, aunque dudo que no lo haya sentido ya por el vínculo que compartimos. He estado intentando recordar lo ocurrido en aquel infierno, pero me ha sido imposible. Es como si mi mente quisiera olvidarse de todo aquello, bloqueando los recuerdos. Es realmente frustrante.
Todos seguimos conmocionados tras la pérdida de Hank. Era un gran hombre y no merecía ese final, menos aún morir a manos de su propio hijo.
Por otro lado, sé que Mireya le destrozó la garganta a Eloy al intentar partirle el cuello. Eso provocó su incapacidad temporal para hablar, y hasta hace muy poco se comunicaba por el link. Luego está Scott, quien por fin ha despertado, gruñendo airado al médico que le informó que debía guardar reposo por unos días más. Se ha mostrado renuente a seguir las indicaciones, pero sigue en su habitación del hospital, a regañadientes.
Con respecto a Matías, todo se ha vuelto un poco extraño entre nosotros. Sé que se siente culpable por lo que viví, y me he encargado de hacerle saber que está completamente equivocado. Durante mi recuperación, se convirtió en mi guardaespaldas personal. Ha estado en constante tensión, sin querer dejarme ni un momento sola. Pero, para mi suerte, cuando papá estaba conmigo, Matías se tomaba un descanso. De no ser así, juro que habría terminado por enviarlo a dormir en el sillón de la sala.
Hemos regresado al instituto. Ya echaba de menos a mis chicas. Al verme, se volvieron locas y empezaron a chillar en medio de los pasillos, provocando que Matías, por primera vez en semanas, no pudiera contener la risa.
—¡Aah! —gritaron en cuanto entramos por la puerta.
—Te extrañamos —dijo Paula, haciendo pucheros.
—Culpa mía, chicas. Mi padre y mi tío viajaron por negocios, y aproveché ese tiempo a solas con vuestra amiga en mi cabaña —intervino Matías.
—Bien, entonces ahora es nuestra. Vamos a llegar tarde a clase; te la devolveremos en la próxima hora —añadió Jessica.
—Está bien. Nos vemos luego, cuiden de ella —respondió Matías.
Samantha, con su brazo en jarra, se enganchó al mío tirando de mí para irnos, pero me solté para despedirme de Matías antes. Él era más alto que yo, así que lo tomé por las solapas de su chaqueta, tiré de él para que se agachara y le estampé un dulce y delicado beso en los labios.
—¡Váyanse a un hotel! —gritó Jessica, y el resto nos reímos a carcajada limpia.
—Te veo luego —susurró Matías contra mis labios, uniendo nuestras frentes antes de separarnos.
—Claro —respondí. Cada uno se fue por su lado, pero justo antes de comenzar mi clase de matemáticas recibí un mensaje de Whatsapp. Era Matías.
—No olvides que puedo oler tu excitación, amor.
Un ligero rubor cubrió mis mejillas de inmediato.
—Será tonto —pensé.
Salía de mi clase de física cuando, entre los pasillos, coincidí con Ada. No super nada de ella luego de que le dieron el alta del hospital, así que me acerqué a ver cómo se encontraba.
—¡Alessandra! —dijo con una amplia sonrisa, recibiéndome en un cálido abrazo.
—Hola, Ada. No sabía que estudiabas aquí. ¿Cómo estás?
—De hecho, no lo hacía. Derrik me sugirió matricularme aquí, y en cuanto dijo que ustedes estudiaban en este instituto, no me pareció tan mala idea. Dijo algo de que así estaría tranquilo dejándome en buenas manos. ¿A qué se refería con eso? —preguntó frunciendo el ceño y ladeando la cabeza.
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La Cara Oculta [Saga Resiliencia • 1]
WerewolfMi nombre es Matías. Desde que era un niño, he conocido el peso del dolor y la pérdida. Crecí sabiendo que algún día sería Alfa, entrenándome para llevar sobre mis hombros la carga de mi manada. Pero nada pudo prepararme para el giro que tomaría mi...