Agonía

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~Alessandra~

Gracias a la diosa que George y sus brujos estaban cerca para poder apresar a mi esposo. No les voy a negar que estoy muerta de miedo, porque ese que he visto no es el hombre al que amo. Pero apostaría mi alma a que, cuando lo miré a los ojos, Matías seguía ahí dentro en alguna parte, batallando por poder recuperar el control. Eso me dice que no pierda la esperanza, que entre todos lograremos salvarlo. No pienso darme por vencida; lo traeré de vuelta aunque tenga que arriesgar mi vida para lograrlo. George lo ha traído a la casa del bosque, un lugar aislado y solitario. Nos ha negado la entrada a la misma para evitar daños colaterales.

No tengo la menor idea de qué estarán haciendo. Los chicos y yo nos hemos quedado frente a la casa, montando guardia a la espera de tener buenas noticias de Matías y deseando que terminen sus incesantes gritos agonizantes. Alicaída, intento distraerme pensando en cualquier otra cosa, porque escucharlo sufrir de esa manera me está matando, haciendo añicos mi corazón.

~Matías~

Vagamente puedo recordar que salía de mi despacho junto a Hugo cuando una ira incontrolable me invadió. La oscuridad lo cubrió todo a mi alrededor y, desde ese momento, no he logrado escapar de ella.
Soy consciente de todo cuanto mis ojos ven, escucho todo lo que mis palabras dicen; más ese no soy yo, porque me arrancaría mi propio corazón antes que hacerle daño a Alessandra. Y nunca haría daño a los míos, porque prefiero la muerte. Como alfa, es mi deber protegerles, no perturbarles.

Necesito salir de aquí, pero la actitud defensiva de los gemelos de Garra Roja me hizo ver que estaba solo; que ninguno podía oírme gritar para que supieran que sigo aquí dentro, atrapado en una prisión. Hay algo conmigo; lo puedo percibir, el aroma putrefacto que emanaba y esa cosa es lo que me impide escapar. De pronto, una risa macabra llamó mi atención.

-Bruja -mascullé.

-Te dije que nos volveríamos a ver. Vengo a llevarme lo que es mío.

-¡Aléjate de mis hijas! -rugí, y con la risa macabra que tanto me irrita respondió:

-No desesperes, habrá tiempo para eso. Antes veremos en primera fila, los absurdos intentos de estos brujos mediocres y de tu familia por salvarte. Me están divirtiendo. Jugaremos y el que saque la pajita más larga; morirá primero. Ahora toma asiento y no te me angusties; tus hijas morirán cuando el último de ellos caiga -dijo con una sonrisa malévola.

-Voy a matarte -respondí con furia.

-Admiro tu entusiasmo, pero cuando mates a tu esposa con tus propias manos, toda esa exaltación de ahora la perderás y terminarás por cederme el control absoluto. Acabaré contigo, Matías Weston, y serás todo mío -se marchó perdiéndose en la inmensa oscuridad. De repente, mi cuerpo ardía y las mismas llamas del infierno me cubrían, haciéndome gritar desgarrándome la voz.

-¡Aah! -Cuando volví en mí, abrí los ojos aliviado al ver que George y los suyos me rodeaban. Sin embargo, sabía que esto no había acabado. Tengo que terminarlo yo mismo. No permitiré que mate a nadie más.

~Stephan~

Desde ayer esperamos con inquietud a tener noticias de Matías. Todos estamos afectados, pero la que más es Alessandra. Iba a hacer otra ronda de vigilancia en los alrededores cuando la puerta de la casa se abrió, dejándonos ver a George que salía junto a un Matías demacrado. Todos miramos en su dirección asombrados y aliviados a la vez. Alessandra corrió a los brazos de Matías y este la atrapó entre ellos, aspirando su aroma como si lo necesitase para poder respirar.

-Amor... -dijo ella entre lágrimas, atrapando su rostro en sus manos. Ambos se fundieron en un beso frenético.-Vayamos a casa. Sabía que regresarías a mí; a las niñas les encantará verte -Tras nombrar a sus hijas, sus músculos se tensaron y no comprendí el motivo.

La Cara Oculta [Saga Resiliencia • 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora