Lo mataré

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~Matías~ 

Unos días atrás, enviamos a cada alfa las invitaciones de nuestra boda; las cosas entre Alessandra y yo van mejorando. Mi padre, por otro lado, ha querido pasar tiempo con Eloy, así que se han marchado por un par de horas no sin antes dejarme una nota en el frigorífico que decía que regresarían al atardecer.

Mi tío Niko y su mate Accalia se han quedado en la manada. Mientras ella realiza llamadas organizando su boda, mi tío se ha unido a nuestros guardias que vigilan los alrededores, ya que por lo que sabemos Ethan ahora es un híbrido y, según las leyendas, a su especie se le mata sacándole el corazón.

Mientras mi luna continuaba durmiendo, bajé a por mi taza de café y comprobar que todos los preparativos fueran bien. Al cabo de un rato, volví a la habitación y, al entrar, seguía sumida en un profundo sueño. Me subí sobre ella, llenándole el rostro a besos descendí por su cuello con un reguero de besos húmedos, deleitándome con su aroma. Continúe por sus senos oyéndola gemir.

–Buenos días, ¿qué haces? –preguntó con timidez.

–Desayunando –respondí con picardía.

–Lobo malo –contestó con una pequeña risa.

–Debo de recibir a los invitados que estarán al caer, pero no quería irme sin desayunar antes –dije con una sonrisa de lado. Me tomó por la nuca, me atrajo hacia ella y, nos fundimos en un beso ardiente. Abrió sus piernas, enredándolas en mi cintura.

–Soy toda tuya –susurró en mis labios.

–Grrr, mierda amor –gruñí, me deshice de la ropa interior y me deslicé dentro de ella, llenándola por completo.

–Matías... –jadeó, clavando sus uñas en mi espalda.

–Acaba conmigo, amor –dije, acrecentando el ritmo de mis embestidas llegando juntos al orgasmo. Nos fundimos en un dulce y prolongado beso antes de salir de ella.

–Ha sido increíble –dijo.

–Fue maravilloso –añadí–. Ven, vamos a bañarnos –dije colocándola sobre mis hombros.

–No me sueltes que me caigo –dijo muerta de risa.

Salimos de casa dos horas después. Los niños correteaban a nuestro alrededor y Alessandra tomó en brazos a una pequeña de cuatro años, aceptando la invitación a jugar con ellos después de haber desayunado. Mi tío Nikolay llamó mi atención, y juraría que por su expresión no podría ser nada bueno.

–Buenos días, Matías.

–Hola, ¿qué sucede? –pregunté.

–Tengo que informarte de algo, pero no aquí –respondió.

–Está bien, vayamos al despacho –contesté. Una vez llegamos tomó la palabra.

–Parece que alguien ha corrido la noticia de vuestra boda. Ayer, a la media noche, detuvimos a un grupo de vampiros que buscaba colarse en la manada; y no muy lejos pude percibir el aroma de otro alfa que, al ser descubierto, huyó fuera de Camden.

–Lidera a mis chicos. Que formen grupos de diez o más hombres; toda seguridad es poca. No podemos permitirnos cometer ningún fallo.
Ahora mismo tengo que ir a asegurarme que las casas de huéspedes tienen todo en orden –contesté.

–Está bien, ve que yo me encargo del resto –respondió mi tío.

El día transcurrido rápido. Ha caído la noche, la ceremonia será en el gran salón, los invitados ya están colocados; solo faltamos los novios. Alessandra se encuentra preparándose junto a su madre y las chicas, mientras a mí solo me queda por colocarme la chaqueta del traje y corbata. 

–Déjame a mí, te ayudo con el nudo –intervino mi padre, entrando en mi dormitorio.

–Gracias, es que me tiemblan las manos de los nervios –respondí.

–Tranquilo, verás que todo irá bien –dijo sonriente para darme ánimos.

–No sé yo, la gente ha cogido la mala costumbre de irrumpirnos cuando les apetece –dije, torciendo la boca.

–He hablado con tu tío, dice que lo tienen todo controlado los chicos –contestó. Di un largo suspiro, mirándome por última vez al espejo. Por tradición, en un acontecimiento como este, el alfa mayor de dicha manada, es decir, mi padre, es quien se encargará de oficiar mi boda.

–¿Preparado, hijo?

–Sí, lo estoy –respondí.

–Perfecto, vamos. Debes estar en el altar cuando ella aparezca –respondió.

Nuestros padrinos eran Connor y Ashley, porque Alessandra no quiso elegir a una de sus mejores amigas para hacerlas sentir mal. Áurea y Anna se unieron a nosotros en primera fila, avisando de que mi luna pronto llegaría; los minutos pasaban y mis nervios aumentaban.

Cuando no aparecían ni Alessandra ni su padre, comencé a preocuparme. Los murmullos de los invitados llenaban la estancia. Un aullido llamó nuestra atención: se trataba de Adriano. Eché a correr, temiéndome lo peor, cuando lo vi salía malherido de la arboleda. Nadie comprendía nada; si habíamos reforzado la seguridad, ¿cómo era posible qué se la llevaran sin más?

–Ya te has divertido suficiente jugando a las casitas y los enamorados; déjanos algo para los demás. Ahora es mi turno y se jugará según mis reglas –intervino Ethan por link.

–Grrr, voy a disfrutar matándote –contesté iracundo, antes de transformarme y adentrarme en el bosque, siguiéndolo por su aroma, junto a papá, Eloy, Nikolay, Adriano y Christian.

–Tranquilo, yo te la cuidaré bien –dijo con maldad–. Hasta entonces, búscame –añadió antes de desaparecer.

–Lo mataré –mascullé al perder su rastro.

La Cara Oculta [Saga Resiliencia • 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora