El sonido de mi celular vibrando me sacó de mis pensamientos. Estaba sentada en la cocina, tomando una taza de té, cuando vi el nombre de Kahori aparecer en la pantalla. Sonreí instintivamente, siempre me alegraba escuchar a mi hermana. Contesté la videollamada y la carita alegre de Kahori apareció en la pantalla, con esos ojos grandes y brillantes que siempre lograban hacerme sentir mejor.—¡Kristen! —gritó ella con entusiasmo, su voz llenando de vida el silencio de la casa—. Tengo algo muy importante que decirte.
—¡Hola, pequeña! —respondí, contagiada por su energía—. Cuéntame, ¿qué pasó?
Kahori se inclinó más cerca de la cámara, como si estuviera a punto de compartir un gran secreto. —Este sábado es el Día de la Familia en la escuela, y... ¡quiero que vengas! —dijo con una sonrisa que iluminaba todo su rostro—. Vamos a hacer un baile, y tengo que vestirme de abejita. ¡Va a ser genial!
Mi corazón se llenó de ternura. Sabía lo importante que era para ella, y no había forma de que me perdiera ese día. —¡Claro que iré, Kahori! —le aseguré—. No me lo perdería por nada del mundo.
—¡Sí! —exclamó ella, saltando de alegría frente a la cámara—. Te veo el sábado, entonces. Y... ¿Richard vendrá también?
La mención de Richard me tomó por sorpresa, pero sabía cuánto le gustaba a Kahori. Me giré hacia el pasillo, donde Richard estaba de pie, observando la conversación con una leve sonrisa en los labios. Asentí hacia él.
—Sí, Richard también vendrá —dije, mirándolo mientras lo decía. Richard levantó una ceja, pero no protestó. Parecía que, después de todo, estaba dispuesto a acompañarme.
—¡Genial! —gritó Kahori antes de despedirse con un gran beso lanzado a la cámara. Cerré la videollamada con una sonrisa en el rostro, sintiendo cómo una calidez agradable se instalaba en mi pecho.
El sábado llegó más rápido de lo que esperaba. Me desperté temprano, una mezcla de nervios y emoción revolviéndose en mi estómago. Sabía que era un evento sencillo, pero para Kahori era todo, y quería asegurarme de que todo saliera perfecto.
Me vestí con algo sencillo, una blusa blanca y unos jeans cómodos, algo apropiado para un evento escolar. Richard, siempre impecable, optó por una camisa casual azul y pantalones oscuros. Se veía relajado, aunque sabía que, como siempre, estaba atento a todo.
—¿Lista? —me preguntó mientras se abrochaba los últimos botones de su camisa.
Asentí, tomando mi bolso y mi celular. —Sí, lista.
El camino a la escuela fue tranquilo, aunque podía sentir la expectación en el aire. A medida que nos acercábamos, la visión de niños corriendo por el patio y padres conversando entre ellos llenaba el ambiente de una sensación de comunidad que no había sentido en mucho tiempo.
Cuando llegamos, Salomé estaba allí, esperando con Kahori. Mi hermana menor corrió hacia mí en cuanto me vio, sus pequeñas alas de abeja agitándose mientras sus zapatitos hacían ruido contra el pavimento.
—¡Kristen! ¡Richard! —gritó mientras se lanzaba a mis brazos. La levanté y la giré en el aire, disfrutando de su risa contagiosa. Su disfraz de abejita era adorable, con su vestido negro y amarillo,
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Sombras de poder • Richard rios
RomanceEn un mundo donde el fútbol y el narcotráfico se cruzan peligrosamente.