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Los días que siguieron al regreso de Richard b fueron una especie de renacimiento, aunque no fue un proceso fácil. Todavía había muchas preguntas, y el miedo de que su pasado volviera a alcanzarnos se aferraba a mí como una sombra constante. Pero él estaba aquí. Eso era lo que importaba en ese momento. Y más importante aún, me aseguró que ya no tendríamos que correr ni escondernos.

Una noche, mientras nos recostábamos en su cama, después de una cena sencilla que compartimos en la casa, Richard rompió el silencio.

—He solucionado todo —dijo de repente, su voz suave pero firme. No era una declaración apresurada, ni una promesa vacía. Era algo definitivo.

Me giré hacia él, con incredulidad en mis ojos. —¿Qué? ¿Cómo? —pregunté, mi corazón latiendo rápido con la mezcla de esperanza y miedo.

Richard me miró directamente a los ojos, y por primera vez en mucho tiempo, vi algo en él que me tranquilizó por completo. Paz. Una paz que jamás había visto antes en su mirada.

—He salido de todo ese mundo. Ya no tengo enemigos persiguiéndome, ya no hay más negocios turbios. He hecho lo necesario para cortar todos los lazos con esa vida. Ahora... soy libre, Kristen. Y tú también lo eres.

Una lágrima rodó por mi mejilla antes de que pudiera detenerla. Había soñado con escuchar esas palabras, pero nunca creí que realmente llegarían. Que él pudiera escapar de ese infierno parecía algo imposible, pero ahora, mirándolo a los ojos, supe que hablaba en serio.

—¿De verdad? —pregunté, mi voz era un susurro, como si temiera que todo fuera solo un sueño del que podría despertar en cualquier momento.

—De verdad —respondió Richard, tomando mi mano y apretándola suavemente—. Lo hice por nosotros. Quiero que tengamos una vida normal, Kristen. Ya no quiero vivir con miedo, ni hacerte vivir con él.

Lo miré, sin saber qué decir. Había pasado tanto tiempo luchando, esperando, temiendo... que ahora, en este momento de calma, me sentía extrañamente vulnerable.

—¿Qué va a pasar ahora? —le pregunté, aún insegura de qué significaba todo esto para nosotros.

—Lo que tú quieras que pase —dijo Richard con una leve sonrisa—. Podemos empezar de nuevo, vivir como siempre debimos hacerlo. Solo tú, yo... y Kahori.

El nombre de mi hermana me sacó de mis pensamientos. Kahori. Ella había sido mi luz en medio de la oscuridad, la única razón por la que seguí adelante cuando todo parecía perdido. Y ahora, la idea de que pudiéramos tener una vida estable y tranquila para ella y para nosotros me hizo sentir una oleada de alivio.

Kahori no era la hermana de Richard. Era mi hermana, mi responsabilidad, y durante mucho tiempo, me sentí incapaz de darle la vida que merecía. Pero ahora... ahora todo era diferente.

—¿Estás diciendo que realmente podemos tener una vida normal? —pregunté, todavía incrédula, mientras me acomodaba más cerca de él.

Richard asintió, envolviendo mis hombros con su brazo y atrayéndome hacia él. —Eso es exactamente lo que digo. Ya no más guardias en la puerta, ya no más desaparecer en medio de la noche. Solo nosotros tres. Y lo que tú quieras para nuestro futuro.

Me acurruqué más cerca de él, sintiendo su calor y dejando que su tranquilidad se extendiera por todo mi cuerpo. Por primera vez en mucho tiempo, el futuro no parecía tan aterrador. No era una nube de incertidumbre, sino una hoja en blanco esperando ser escrita.

Pasaron unos días, y finalmente me atreví a creer que todo estaba mejor. Kahori seguía pasando mucho tiempo con la señora Sandra, y Richard y yo nos dedicamos a reorganizar nuestras vidas, a construir una nueva realidad.

Una tarde, mientras estábamos en el jardín de la casa de la señora Sandra, viendo a Kahori jugar con su muñeca favorita, Richard me miró de una manera diferente, una que no había visto en mucho tiempo. Era una mirada de seguridad, de confianza. Algo había cambiado profundamente en él, y eso me hizo sentir más segura de nuestra relación, más segura de lo que éramos.

—Quiero que hablemos de algo —dijo, interrumpiendo mis pensamientos.

Lo miré curiosa. —¿Qué pasa?

Richard tomó una profunda respiración y sonrió levemente. —Estaba pensando en... formalizar las cosas. Quiero que este sea nuestro hogar, de verdad. Quiero que seas mi esposa, Kristen.

Me quedé paralizada. La palabra "esposa" resonó en mi mente. No era algo que hubiera esperado, no después de todo lo que habíamos pasado. Pero ahí estaba, ofreciéndome un futuro, un futuro que nunca pensé que sería posible.

—¿Estás diciendo que quieres casarte conmigo? —pregunté, mi voz era un susurro, como si temiera que todo esto fuera una ilusión.

—Sí —dijo con una sonrisa—. Quiero que esta vida que estamos construyendo sea algo permanente. Quiero que estés conmigo, para siempre.

Mis ojos se llenaron de lágrimas. No de tristeza, sino de puro alivio. Habíamos pasado por tanto, y ahora, en este momento, estaba claro que todo lo que habíamos vivido no había sido en vano. Me lancé hacia él, abrazándolo con fuerza.

—Sí —dije entre lágrimas—. Quiero casarme contigo, Richard.

....

Los amo tanto mkkk, mi pareja favorita del mundo son ellos, le cogi tanto cariño a esta historia que no quiero que se acabe jamás ,pero el final esta cerca muchachas , quiero decirles que también las quiero y gracias por leer mis historias 💘

Sombras de poder • Richard rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora