Taehyung estaba comprometido con un hombre que no amaba. Jungkook estaba harto de su situación financiera. Ambos querían un cambio en sus vidas, pero ninguno hacía nada al respecto.
Un accidente, que nadie imaginó podría cambiar completamente sus vi...
— ¿Estás seguro, Kookie? —preguntó la señora Jeon—. Si crees no poder, lo entenderemos.
—Sí, Kook—apoyó Jin, sentándose en el reposabrazos del sofá en el que me encontraba, tomándome de los hombros—, No te esfuerces demasiado.
Mordí mi labio internamente, observando a Namjoon, Jin y a la señora Soojin, quienes me veían ansiosos por mi respuesta. En parte, dudaba cumplir con las expectativas, pero quería ayudar a Jin y a la que se supone es mi madre.
Sabía que cargábamos deudas hasta en los talones y el dinero urgía, no podía quedarme de brazos cruzados solo por desconfianza.
—Lo haré—afirmé con decisión.
—Bien, bro. Debes estar algo nervioso. Jin y yo podemos ayudarte a practicar, para que calientes antes del show.
—No tienes de qué preocuparte, Kook. Eres un cantante extraordinario, ¿Cierto, Joonnie?
—Definitivamente.
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—Muy bien, deberíamos tomarnos un descanso—habló Namjoon, levantándose de la cama de mi habitación—. Lo estás haciendo bien, Kook.
—Sí, solo desentonaste un poco en la nota alta, nada grave—dijo Jin con sarcasmo y Namjoon lo miró mal—. ¿Qué? Solo soy sincero.
—No le hagas caso. Él solo quiere fastidiar—Jin bufó, cruzando una pierna sobre la otra y apoyando su brazo en ella, con su mentón en la palma.
—Creo que tiene razón, debería ensayar más.
—Tómate el resto de la tarde y mañana por la mañana volveremos a practicar. Cantaremos algo sencillo, así que no te presiones tanto—trató de reconfortarme Nam y yo lo agradecía en el alma.
Salí del complejo de apartamentos donde vivíamos. Quería caminar un rato para despejarme de toda esta situación. Mis pies me guiaron, hasta llegar a un local donde vendían flores. A lo lejos, pude divisar a Hoseok, quien al parecer estaba arreglando un ramo de margaritas, a lo que no pude evitar suspirar enamorado.
Se veía concentrado y no pude evitar quedar embalsamado. Sus labios fruncidos y su frente arrugada, con su lengua levemente fuera de su boca, reposando sobre sus belfos. Relamí mis labios por la sensualidad de Hoseok, este chico me traía mal.
Decidí acercarme para saludarlo, aunque era una excusa para estar con él. Entré en la pequeña tienda, donde me recibió una chica bajita de cabellos rubios, la cual me dedicó una sonrisa.
—Buen día, joven—saludó amablemente—. ¿En que lo puedo ayudar? —ni siquiera la estaba mirando, mi vista estaba fija en aquel muchacho rubio que flechó mi corazón.
—Busco a alguien—hablé por primera vez, sin apartar mi vista de Hoseok. La muchacha entendió a lo que me refería, encaminándose hacía él.
—Jefe—llamó su atención, interrumpiéndolo de su quehacer—, Lo buscan—dijo para señalar en mi dirección.
