Cambio 29 - La ruina de los Kim

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Movía constantemente su pierna debajo de la mesa, mirando ansiosamente por la ventana a su costado. Taehyung se encontraba en una cafetería a la que solía concurrir cuando estaba en su cuerpo, junto con su mejor amigo Yoongi. Había citado al mencionado, después de llamarlo con la excusa de que era algo urgente y colgó antes de que pudiera negarse, aunque no había mentido, era realmente importante.

Pudo divisarlo a través del cristal, bajando del vehículo que había comprado gracias a un préstamo que le había hecho porque, aunque Taehyung insistió en regalárselo, su amigo era casi tan obstinado como él, prometiéndole devolverle cada centavo y así lo hizo. Sonrió ante el agradable recuerdo, mientras las puertas se abrían, dándole paso al pelimenta.

Agitó su mano al aire para que Yoongi lo viera y cuando así fue, se dirigió hasta su mesa, sentándose frente a él mientras echaba hacia atrás la parte inferior de su saco a cuadros. A Taehyung le trajo recuerdos el ver la imagen tan pulcra de su amigo, y pensó sinceramente que su secretario merecía unas vacaciones, tal vez buscarse una vida fuera de la empresa.

—Muy bien, aquí me tienes, ¿Se puede saber que era tan urgente que no podía esperar? —fue directo, tal y como el menor lo recordaba.

—Primero ordenemos algo—propuso cuando una adorable mesera se acercó para atenderlos. Taehyung revisó rápidamente la carta y después la colocó sobre la mesa.

—Estoy bien así.

—Por favor, tráiganos un batido de fresas para mí y un expreso cargado para mi amigo, tan amargo como él—le sonrió amablemente a la mesera, quien se había sonrojado y Taehyung se preguntó si Jungkook tenía alguna maldición que captara la atención de todo el mundo.

—Muy gracioso—se cruzó de brazos el pálido—. Será mejor que hables de una buena vez, soy un hombre muy ocupado.

—Bien, entonces iré al punto—colocó su semblante serio, mientras apoyaba sus brazos en la mesa, con su mirada fija en el pelimenta de ojos oscuros y felinos que lo miraban interés—. No soy quien tú crees, todo este tiempo has sido engañado.

La muchacha había regresado con sus bebidas, colocándolas frente a cada uno, como Taehyung lo había indicado anteriormente. El pelirrojo agradeció con la cabeza, para después dirigir su atención nuevamente al secretario, quien tomaba la taza humeante y le daba un sobo a su café recién hecho, inundando sus fosas nasales con el delicioso aroma.

—Dices que he sido engañado, ¿podrías ser más claro?

—Yo soy Taehyung—Yoongi apartó la taza de sus labios bruscamente, debido a que se había quemado la boca al escuchar tal confesión.

Agarró una servilleta de las que estaban en la mesa, limpiando su boca y reponiéndose en su silla. Observó al jovencito frente a él, quien permanecía muy serio para lo que le gustaría, por lo que hizo una mueca.

—Deja de decir cosas sin sentido—siguió limpiando los restos de café que se habían derramado en su costoso traje, eso no iba a salir fácilmente, por lo que maldijo su suerte. Acababa de comprar ese traje hace una semana y ese día lo había estrenado, ahora iría a la basura.

—Estoy diciéndote la verdad.

—Eso no es posible, si recién ayer hablé con Taehyung y ahora, ¿vas a decirme que ese eras tú? Tendrás que esforzarte más si quieres que crea esa barbaridad. Ni siquiera se parecen ustedes dos.

—Puedo demostrarlo.

Yoongi pareció considerarlo, así que después de unos segundos, apoyó su mentón en sus palmas juntas.

—A ver, si realmente eres Taehyung—lo señaló—. Ash—negó repetidas veces—. No sé ni porque lo estoy tomando en cuenta, no hay posibilidades de que lo que digas sea cierto. Simplemente no puede ser—llevó una mano a su frente y la acarició—. Esta historia me suena de algún lado—hizo ademán con la mano, agitándola—, Más no logro recordar.

¿Quién eres? - Kookmin & VhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora