Atada en un destino de espinas.

Capitulo Cincuenta Y Siete.

Giuseppe Mildford.

Mis botas resonaban con dureza en aquel pasillo el cual ya estaba plagado de lobos a los costados mirándome con orgullo.

Las puertas fueron abiertas para mi por un par de vampiros que ahora solo miraban hacia abajo sin decir nada.

Era la cruda realidad que ahora tenían que aceptar.

Pero la rabia no se iba de mi cuerpo y solo aumentaba al pensar en aquel chupasangre tan repugnante.

El pasar por aquella calle principal del pueblo fue todo un espectáculo pues podía ver como mis hombres aun en su forma lobuna mantenían a todo perteneciente a esta raza tan horrorosa arrodillados y con la mirada gacha, podía sentir el olor a sumisión de los pocos habitantes qué ahora quedaban, eso almenos era algo que me hacia sentir chispas alrededor del pecho.

Mi caminata no se detuvo hasta que llegue a el...

Aquel hombre de ojos verdosos tal prado ahora los tenía cerrados, aquella sonrisa juguetona ahora no se miraba por ningún lado y en su reemplazo solo tenía una expresión neutra pero para nada tranquila.

Su cabello estaba manchado de aquella sangre que se volvía negruzca con el tiempo y su cuerpo respiraba con dificultad, mientras una capa de sudor frío envolvia su rostro.

Eres un idiota...

No debiste cruzarte...

Con las manos un poco temblorosas toque su costado izquierdo el cual tenía un vendaje improvisado, pero la enorme mancha en el solo me hacia sentir cada vez más intranquila...

Llevalo lo más rápido posible a la manada, que lo atiendan a él primero no quiero que le pase nada más.- Mis palabras sonaban en una extraña mezcla de irritación y desespero pero Forest solo me gruño en confirmación.

Ajuste un poco más las ataduras del cuerpo de Daemon con el enorme lomo de Forest y finalmente lo vi partir.

Las puertas principales del reino vampiro con el exterior estaban abiertas, el pueblo estaba más que destruido y mis hombres se veían por montones en cada rincón.

La victoria había sido mía, pero eso tuvo una consecuencia en el trayecto.

( Inicio del recuerdo : Momentos antes de que asesinara a Persian )

El grupo a mi cargo se había divido en 3 encargandose de limpiar cada habitación, pasillo o simplemente despejandolo de cualquier palido que se les cruzara.

Los pocos que quedaban conmigo estaban justo detrás mio al igual que los hombres de Lessandro los cuales no dejaban qué el moviera un solo dedo.

Podría pensar que es más inútil de lo que pienso, pero talvez es solo lo demasiado arrogante como para no perder tiempo en matar a gente sin importancia.

Solo crucemos otro pasillo a la derecha y llegaremos a las escaleras principales señorita.- La voz de Lessandro parecía cada ves más entusiasmada y yo solo me enfocaba en ver mis alrededores.

No tenía nada más que algunas salpicaduras pequeñas pues por el momento no había tenido que entrar en combate, mis chicos eran lo suficientemente fuertes y atentos para hacerlo antes de que yo interviniese.

Por lo que dijo Lessandro mientras subíamos las escaleras de las Mazmorras hacia el interior del castillo, estábamos avanzando por la zona trasera del castillo pues esta parte era la que más conexiones tenía y me facilitaría moverme.