BALADA DEL LOBO

Capítulo 11

Decraft era uno de los cuatro países que conformaban el reino de Grawder, conocido por su territorio montañoso que abarcaba más del 70% de este, pero a diferencia de Jazali, allí no existían extensos campos para la cosecha, en su lugar, las montañas eran cubiertas por robles, castaños y cedros, donde diversas criaturas habitaban bosques profundos e inhóspitos para el hombre. Las llanuras eran un pequeño porcentaje en las tierras por lo que sus habitantes no eran labradores, sino reconocidos forjadores, herreros y artesanos, porque el país era montañoso y en el interior de estas intrincadas tierras la riqueza mineral se encontraba allí para tomarlo.

Hierro, carbón, oro y plata. Necesarios para forjar armas, herramientas y artesanías, Las monedad que circulaban en el país su mayoría provenían de Decraft porque el material para su fabricación era extraído en el monte Oeste, el punto más lejano de todo el Reino.

Las piedras preciosas también eran extraídas en Decraft aunque en menor medida. Esmeralda y Rubíes, Zafiros y Amatistas. Esta riqueza en componentes naturales abría el comercio con el reino y exterior, pero en otros aspectos, tales tierras abundadas de tesoros conllevaban a guerras y luchas de poder.

Decraft era fuertemente reconocida por sus guerreros y mucha de su historia se centraba en disputas territoriales entre clanes, el Maestro Marteso escribiría siglos más tarde toda la historia en una extensa colección histórica exclusiva del mencionado País.

"Crónicas completas: Fundación y santo imperio" Más de treinta volúmenes fueron necesarios, cuidadosamente ordenados por las eras que abarcaron cada uno de los sucesos históricos, que contaba con una novedosa numeración para su guía.

Su servidor también fue un admirador del arduo trabajo realizado por el Maestro Marteso y entre aquellos treinta volúmenes, recomiendo la lectura del vigesimoséptimo tomo "Pugna de Espada y Martillo: Honor y traición"

Regresando a los tiempos que competen, continuaré explicando brevemente...

En el año 300 D.D (Después del Dominio) En los tiempos que El Rey Azriel Nuerzia se sentaba en el legítimo trono, el país de Decraft era gobernado por dos grandes clanes que complementaban y armonizaban el uno con el otro.

Al sur en las impenetrables montañas acordonadas de Tepath, El Clan Ito gobernaba la región, conocidos por ser uno de los excluidos del reino por lo difícil de acceder a sus ciudades en los picos montañosos donde el aire llegaba con dificultad. Los veranos eran largos y fríos, pero durante el invierno todo se cubría en manto de nieve blanca por dos lunas de duración*, un corto tiempo en comparación con la capital Umbranfell. El clan tenía en representación en la corte del Rey a Lord Senma Ito, Consejero de la Moneda y tesorero de las arcas reales. Lord Senma era el hermano menor del actual Señor de Tepath, Lord Dharma Ito. Por último mencionaremos la fuerte vocación de la región en las creencias divinas como modelo de vida.

Al Norte y con mucha diferencia, la Casa Takeda gobernaba la mayoría de las grandes minas de material. Caracterizada por sus guerreros y la herrería artesanal, forjadores de espadas y cuna de té. Su señor era Dono Takeda.

su segundo hijo formaba parte del consejo del Rey, Lord Kaito Takeda como consejero de Edictos, leyes y justicia. Su primogénito Maito había cumplido la edad de veintitrés años y Lord Dono entrado en años sabía que en los tiempos que corrían debía enraizar su casa a Decraft imponiendo su legado en otra generación antes de partir de este mundo. Su hijo debía contraer Matrimonio.

Ahora con la introducción que compete a los intereses de la historia procederé a narrarles

"La unión del Norte y el Sur"

La noticia no había sido bien recibida por Maito. El joven Lord había decidido entregarse por completo al dominio de la espada. Pasaba días enteros en los patios de entrenamientos, instruyendo a los más jóvenes, empujando su cuerpo a la resistencia más extrema. El arco y la puntería eran un don desde niño y tenía un excelente manejo de este, pero su obsesión recaía por completo en la espada, tanto así que se llega a mencionar que durante las guerras que liberó, sus soldados contaban que el arma era una extensión más de su cuerpo.