Capítulo 18

47 3 0
                                    

Al bajar de la montaña Maito estaba unido a Mauni como pareja, el chamán les explicó que hasta el momento de unirse no podrían separarse por largas distancias, por lo que hasta no consumar su matrimonio debían permanecer el uno junto al otro. Una cuerda atada en cada muñeca fue el método. Al regreso al campamento Lord Dharma le notificó que el Clan Takeda se había marchado, habían acordado que Maito acompañaría a Mauni junto al Clan Ito hasta concretar el matrimonio, entonces podría regresar y realizar la ceremonia nuevamente bajo las tradiciones del sur. Un grupo de cinco soldados habían quedado atrás para su escolta y una docena de sirvientes para el viaje de regreso. El campamento se levantó y fueron recibidos en la casa de la familia Ito. 

Así se hizo. Durante tres días la pareja estuvo atada compartiendo todo momento, comiendo juntos, paseando, durmiendo. Maito intentaba aprender el idioma y Mauni siempre repetía las palabras de Maito cuando hablaba con Yama, pedía que le enseñara y cuando se aburría de no entenderlos hablar tomaba un mechón del cabello del otro trenzandolo. De esta forma ambos aprendían cada vez más del otro y Maito se perdía día a día. 

La primera vez que probó sus labios fue la tercera y última noche atados. En la mañana se realizaría la ceremonia de matrimonio bajo el clan Ito por lo que estaba ansioso y no dejaba de moverse. Eso provocó que Mauni se despertara molesto y pellizcara su mejilla. 

-Auch auch!! -Se quejó tomando la mano del menor que aún mantenía los ojos cerrados por el cansancio. 

-Dormir. -Pidió y acomodó la cuerda que se había enredado por culpa del otro. -Duerme. -Volvió a acomodarse en las sabanas y Maito sólo miró como parecía regresar a soñar tranquilo, acomodó un mechón del cabello y se recostó junto a él. Su mano descansó allí y ya no pudo sacarla, las noches anteriores habían podido mantener la distancia, pero ahora Mauni se había dormido mirando en su dirección y él lo abrazó atrayéndolo a su pecho, descansó su mentón sobre la cabeza y respiró el dulce aroma. Estaba por quedarse dormido así cuando sintió a Mauni moverse y abrazarlo. 

-Mm. -La punta de la nariz de Mauni se frotó en la piel expuesta entre el cuello y su clavícula provocando un cosquilleo allí. -Maito. -Su nombre sonó en un susurro y sintió su corazón acelerar.

-¿Sí? -Levantó la cabeza para poder encontrar su mirada y el mayor miró hacia abajo. No respondió nada simplemente lo miró. Fue Maito quien se acercó acortando distancia, cuando cerró los ojos lo tomó como el permiso que le concedía y el suave toque de los labios al encontrarse provocó que el menor apretara aún más el abrazo. Lo besó con cuidado, pero no lo soltó, sintió como el menor se acercaba más y atrapó su cabeza para que no se apartara cuando introdujo su lengua. Un suspiro escapó de la sorpresa y Mauni ya no pudo seguir el ritmo dejándose arrastrar por el otro, soltando su aroma por el deseo desbordante. 

La ceremonia presidida por la casa Ito se realizó sin inconvenientes y de manera apresurada, cumplieron con lo tradicional y agradeció que Lord Dharma fuera comprensivo con su deseo de regresar cuanto antes, ya que les esperaba una semana de viaje en regreso a la capital de Decraft y su hogar. 

El viaje lograron completarlo en cinco días, la comitiva era más pequeña y eso permitió que la marcha fuera más constante y no se perdiera tiempo. Cinco días después de la primer ceremonia, allí en la lejanía podía divisar su hogar.  El bosque comenzaba a quedar atrás y se limpiaba el camino empedrado a la gran ciudad. Los ojos de Mauni miraban fascinados las grandes construcciones a lo lejos, las primeras casas de la población estaban a menos de cien metros y Yama se adelantó a ellos para escoltar a la pareja cuando los habitantes se detenían al costado del camino para saludar. Los niños sobre los hombros de sus padres saludaban al Lord Maito y felicitaban a la pareja. 

-Mauni. -Llamó y acercó su montura a la de su pareja. -Bienvenido a la Capital. -La sonrisa tímida demostraba que ahora era él quien estaba nervioso, quería  pellizcar su mejilla en venganza, pero se contuvo ya que Yama estaba muy atento a ellos. 

BALADA DEL LOBODonde viven las historias. Descúbrelo ahora