Capítulo 1

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Jake

La luz del atardecer se cuela a través de las cortinas de mi nuevo departamento, tiñendo las paredes de un cálido tono dorado. He decidido que ya era hora de dejar la residencia para estudiantes, de tener un espacio propio donde pueda respirar sin sentirme asfixiado por los recuerdos. Aquí, en estas cuatro paredes, quiero empezar de nuevo. Es un lugar pequeño, pero es mío, y eso es lo que necesito ahora.

Mientras desempaco mis cosas, noto que todo ha cambiado desde que Alex se fue. Es curioso cómo un solo año puede parecer una eternidad y, al mismo tiempo, un parpadeo. Pero la verdad es que ya no soy el mismo chico que Alex conoció y dejó. En ese momento, estaba roto, perdido en la confusión de lo que había sido y lo que nunca podría ser. Ahora, me gusta pensar que soy más fuerte, más seguro de lo que quiero, aunque eso no significa que sea más fácil.

Con cada caja que abro, siento una mezcla de emociones. Algunos libros que solía amar, ropa que ya no me queda, y pequeñas cosas que ni siquiera recordaba haber empacado. Mi vida se ha llenado de distracciones en este último año, y las he abrazado todas con la esperanza de que me ayudarían a olvidar. Pero algunas cosas son imposibles de olvidar, no importa cuánto lo intentes.

Me detengo cuando abro la última caja. Está llena de recuerdos, de cosas que debí haber tirado hace tiempo, pero que nunca tuve el valor de desechar. Entre ellos, una foto vieja, arrugada en las esquinas por el tiempo y el uso. La levanto, y ahí está él, Alex, con esa sonrisa que solía derretir mi corazón y hacer que todo pareciera posible. Es una foto de un tiempo que ya no existe, de un Jake que ya no soy.

Me quedo mirando la foto por un momento, sintiendo cómo los recuerdos amenazan con desbordarse. Alex y yo, en aquella banca del campus donde solíamos pasar horas hablando de nada y de todo, donde solíamos reírnos de cosas estúpidas y soñar con un futuro que nunca llegó. Su brazo está alrededor de mis hombros, y yo estoy sonriendo como si no hubiera nada malo en el mundo. No puedo evitar preguntarme cómo llegamos hasta aquí, cómo todo se desmoronó tan rápido.

Sacudo la cabeza, tratando de liberarme de esa nostalgia que intenta enredarse en mi pecho. No puedo permitirme volver a caer en ese agujero negro de recuerdos. Esa foto pertenece a otro tiempo, a otra vida. La dejo a un lado, decidiendo que es mejor guardarla, al menos por ahora. Tirarla aún se siente demasiado definitivo, demasiado como una traición a quien fui alguna vez.

Respiro hondo y me obligo a seguir desempacando. Mi teléfono vibra en la mesa, sacándome de mis pensamientos. Es un mensaje de Tyler, preguntándome si quiero salir esta noche. Desde que todo terminó con Alex, he tratado de mantenerme ocupado, rodeándome de amigos, de cualquier cosa que me haga sentir vivo de nuevo. Respondo rápidamente que sí, que me vendrá bien una distracción. No quiero quedarme atrapado en mi propio apartamento con solo mis pensamientos para hacerme compañía.

Finalmente, cuando todo está en su lugar, me siento en el sofá, mirando alrededor de mi nuevo hogar. Es modesto, pero cómodo. Una pequeña cocina, un sofá viejo pero acogedor, y una ventana que da a una vista decente de la ciudad. Es suficiente para mí, al menos por ahora.

Me inclino hacia atrás, cerrando los ojos por un momento. Ha sido un largo camino para llegar hasta aquí, y sé que aún no he terminado de recorrerlo. Pero lo importante es que estoy en movimiento, avanzando, aunque sea un paso a la vez. Ya no soy el chico que estaba dispuesto a romperse por amor. Ahora, soy alguien que está aprendiendo a sanar, a reconstruirse, y a encontrar una manera de seguir adelante, incluso cuando el pasado amenaza con arrastrarme de vuelta.

Antes de salir, echo un último vistazo a la foto de Alex y yo. La guardo en un cajón, lejos de la vista, pero no la tiro. Todavía no. Quizás algún día lo haga, cuando finalmente esté listo para dejarlo ir por completo. Pero por ahora, simplemente la dejo ahí, como un recordatorio de que, aunque ya no soy el mismo, ese capítulo de mi vida también fue parte de lo que me hizo ser quien soy hoy. Y por mucho que me duela, no cambiaría nada de lo que pasó, por que me enseñó a ser más fuerte, a ser más yo.

Chico Malo, Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora