Jake
El viento frío de la mañana acaricia suavemente mi rostro mientras camino junto a Alex por el cementerio. Hay una calma solemne en el aire, un silencio que solo es interrumpido por el crujido de las hojas bajo nuestros pies. Alex lleva un ramo de flores en la mano, su expresión tranquila pero con un matiz de tristeza en sus ojos. Nos dirigimos a la tumba de su hermano Steven.
Llegamos a la lápida, y Alex se agacha para colocar cuidadosamente las flores frente a ella. Se queda en silencio por un momento, sus ojos fijos en el nombre grabado en la piedra. Yo me mantengo a su lado, respetando el espacio que necesita para conectar con su hermano, dándole todo mi apoyo desde la cercanía de mi presencia.
—Steven... —susurra Alex, sus palabras apenas audibles—. Te extraño, hermano.
Coloco mi mano sobre su hombro, un gesto que pretende transmitirle todo mi amor y apoyo. Aunque no conocí a Steven, siento que, a través de Alex, he llegado a entender la profundidad del vínculo que compartían.
—Él estaría orgulloso de ti, Alex —le digo con suavidad—. De todo lo que has hecho, y de lo fuerte que has sido.
Alex asiente lentamente, sus ojos aún en la lápida.
—Gracias, Jake —responde, tomando un profundo respiro antes de levantarse—. Es extraño, ¿sabes? A veces siento que está aquí, que de alguna manera me está cuidando.
Lo abrazo, dejando que se apoye en mí por un momento. Luego, con una última mirada a la tumba, nos damos la vuelta y caminamos de regreso al auto, listos para nuestro próximo destino.
El viaje a la cabaña es tranquilo, lleno de una paz que solo el paisaje de la naturaleza puede ofrecer. Los árboles verdes y la luz del sol que se filtra a través de ellos crean un juego de sombras en la carretera. A medida que nos acercamos a la cabaña que habíamos rentado hace un año, recuerdo cómo fue nuestra última visita aquí, acompañados de nuestros amigos. Este lugar está lleno de recuerdos felices, y estoy emocionado de pasar un fin de semana aquí, solo nosotros dos.
Cuando finalmente llegamos, Alex estaciona el auto frente a la cabaña, y ambos bajamos. nuestro husky, salta del asiento trasero con una energía contagiosa. Corre alrededor de nosotros, olfateando el terreno y moviendo la cola con entusiasmo. Verlo tan feliz me arranca una sonrisa; su alegría es palpable y contagiosa.
—Parece que Alex también feliz de estar aquí —digo, riendo mientras el perro corre como loco.
—Sí, le encanta este lugar tanto como a nosotros —responde Alex, sonriendo mientras observa al otro Alex.
Una vez que hemos descargado el coche y acomodado nuestras cosas dentro de la cabaña, Alex se dirige a la cocina. Desde el primer día, ha sido evidente que cocinar para mí es una de las maneras en que muestra su amor. Me siento en la barra, observándolo con una sonrisa mientras corta verduras con destreza y prepara una salsa que ya huele deliciosa.
—Estás mimándome demasiado —le digo en tono de broma, pero la verdad es que me encanta cómo me cuida.
Alex levanta la vista de la tabla de cortar y me dedica una sonrisa cómplice.
—Solo lo mejor para mi futuro esposo —responde, guiñándome un ojo—. Quiero que te sientas especial este fin de semana.
Se me acerca.
Me inclino sobre la barra y le doy un suave beso en los labios.
—Siempre me haces sentir especial, Alex.
La cena resulta ser un festín, con cada plato mejor que el anterior. Alex ha cocinado una comida casera digna de cualquier restaurante de cinco estrellas, y disfruto cada bocado mientras conversamos y nos reímos, recordando momentos del año pasado y compartiendo sueños para el futuro.
La noche cae sobre nosotros como una manta de estrellas, brillando en un cielo tan claro que parece casi irreal. Nos sentamos juntos en el porche, mirando el firmamento mientras el sonido del agua del lago nos envuelve en un abrazo tranquilo. nuestro perro, ya cansado de jugar todo el día, duerme a nuestros pies, su respiración suave y rítmica.
—¿Sabes? —comienza Alex, rompiendo el silencio—. Estaba pensando en nuestro futuro, en lo que queremos para nosotros.
—He estado pensando mucho en lo que hablamos hace un tiempo, cuando estabas en el hospital —continúa, su voz suave pero cargada de emoción—. Sobre tener una familia juntos. Y quiero que lo sepas, Jake, quiero que tengamos ese pequeño hijo que prometí. Quiero que Nathaniel sea parte de nuestras vidas.
Mis ojos se llenan de lágrimas ante sus palabras, y un torrente de felicidad inunda mi pecho. No puedo evitar sonreír mientras lo abrazo con fuerza, sintiendo que en este momento, todos nuestros sueños se están alineando.
—Alex, eso es lo que más deseo en este mundo —respondo, mi voz quebrada por la emoción—. Quiero que tengamos esa familia, que tengamos a Nathaniel con nosotros. No puedo imaginar mi vida sin ti, sin lo que construimos juntos.
Nos quedamos así, abrazados bajo el manto de estrellas, dejando que la magnitud de lo que acabamos de decir se asiente en nuestros corazones. Es un momento de absoluta claridad, de promesas cumplidas y de nuevos comienzos.
—Sé que no será fácil —dice Alex después de un rato, su voz llena de determinación—. Pero estoy dispuesto a hacer todo lo necesario para que tengamos esa familia.
Lo miro, sintiendo un amor profundo por el hombre que está a mi lado. Su fuerza, su valentía y su capacidad de amar me sorprenden constantemente, y no puedo evitar sentirme afortunado de tenerlo en mi vida.
—Estoy contigo en esto, Alex —respondo, mi voz firme—. Juntos, podemos con todo.
Pasamos el resto de la noche hablando de nuestros planes, de cómo queremos que sea nuestra vida con Nathaniel, de los desafíos que podríamos enfrentar y de cómo los superaremos. Es una conversación que me llena de esperanza, y me doy cuenta de que, con Alex a mi lado, todo parece posible.
Finalmente, cuando el frío de la noche se vuelve demasiado para soportarlo, nos retiramos al interior de la cabaña, acurrucándonos juntos en la cama. el husky Alex se acomoda en mis pies, y Alex me envuelve en sus brazos, manteniéndome cálido y seguro.
—Te amo, Jake —susurra antes de quedarse dormido.
—Y yo a ti, Alex —respondo, cerrando los ojos y dejándome llevar por la serenidad del momento.
Mientras el sueño me envuelve, una certeza inquebrantable se instala en mi corazón: sin importar lo que nos depare el futuro, enfrentaremos todo juntos, como la familia que siempre hemos querido ser.
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Chico Malo, Corazón Roto
RomantikHa pasado un año desde la dolorosa ruptura entre Jake y Alex. Desde entonces, Alex ha desaparecido de su vida, y Jake ha hecho todo lo posible por seguir adelante, sumergiéndose en sus estudios y buscando olvidar a quien alguna vez fue el amor de su...