Capítulo 15

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Jake

Salir de la universidad siempre me deja con una extraña mezcla de alivio y cansancio. Hoy no es diferente. Mientras me deslizo entre la multitud de estudiantes que se dirigen a sus respectivas actividades, mis pensamientos se entrelazan en un confuso nudo de recuerdos y emociones. Alex ocupa gran parte de mi mente, como un fantasma del pasado que se niega a dejarme en paz. Cada rincón del campus parece tener una memoria de él, un eco de lo que alguna vez fue.

Cuando finalmente llego a la salida principal, lo veo. Sebastian está de pie, esperándome con una expresión que no logra ocultar su nerviosismo. En su mano derecha, sostiene una rosa roja. El contraste de color con la tarde otoñal es notable, pero aún más llamativo es el contraste con la rosa negra que alguna vez Alex dejó sobre mi cama. Mi corazón late más rápido, y por un momento, considero dar media vuelta y evitar esta conversación.

—Jake, hola —saluda Sebastian, esbozando una sonrisa que parece sincera.

—Hola, Sebastian —respondo, intentando sonar despreocupado, aunque mi mente está completamente en otro lugar.

Sebastian extiende la rosa hacia mí, y aunque mi primer instinto es rechazarla, lo que sigue en mi mente es el día en que Alex me dio aquella rosa negra. La tomo con una leve sonrisa, sabiendo que la comparación es inevitable.

—Quería disculparme por lo que pasó cuando Alex y yo quedamos atrapados juntos. No quise incomodarte más de lo que ya estabas —dice, mirando la rosa como si le pesara en las manos.

Agradezco el gesto, aunque en mi interior, no puedo evitar sentir que esta rosa, esta disculpa, es un recordatorio de todo lo que trato de olvidar.

—Gracias, Sebastian —respondo, guardando la rosa con cuidado en mi mochila. Es lo mínimo que puedo hacer por alguien que está intentando enmendar las cosas.

—Pensaba... —Sebastian parece dudar por un momento—, si te gustaría salir esta tarde. Hay una feria cerca del campus, podría ser divertido.

Me toma por sorpresa. No esperaba que quisiera invitarme a salir, al menos no tan pronto. Mis pensamientos todavía están enredados con Alex, pero cuando miro la expresión esperanzada de Sebastian, no tengo el corazón para rechazarlo.

—Claro, por qué no —respondo, con una sonrisa que sé que no llega a mis ojos, pero que parece ser suficiente para él.

—Claro, por qué no —respondo, con una sonrisa que sé que no llega a mis ojos, pero que parece ser suficiente para él

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Sebastian pasa a buscarme más tarde en la tarde. Trato de mantener una conversación ligera mientras nos dirigimos a la feria, pero mi mente sigue volviendo a Alex, a la rosa negra, a lo que una vez fuimos y a lo que ahora ya no somos. Cuando llegamos a la feria, el ambiente vibrante y las luces parpadeantes logran distraerme un poco.

Recorremos los puestos de juegos, y por un momento, dejo de pensar en todo lo demás. Nos subimos a la montaña rusa, y las risas que compartimos son genuinas, casi como si nada más importara. Sin embargo, cada vez que nuestras miradas se cruzan, todo lo que puedo pensar es en cómo sería si fuera Alex quien estuviera aquí conmigo.

Chico Malo, Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora