Capítulo 3

62 6 0
                                    

Jake

El eco de la música de la fiesta sigue resonando en mi cabeza mientras subo las escaleras hasta mi departamento. Aurora y Emma caminan a mi lado, hablando animadamente entre ellas, pero todo lo que quiero hacer es llegar a mi cama y desaparecer bajo las sábanas. Esta noche ha sido mucho más intensa de lo que esperaba, y el encuentro con Sebastian ha dejado un nudo incómodo en mi estómago que no logro deshacer.

—¿Estás bien, Jake? —pregunta Emma, notando mi silencio.

—Sí, solo estoy cansado —murmuro, sin mucho ánimo de entrar en detalles. No quiero que se preocupen más de lo necesario.

—Bueno, me alegra que estemos pasando la noche contigo —dice Aurora, con su habitual tono despreocupado—. Tu nuevo departamento es mucho mejor que la residencia, tienes más espacio para ti mismo.

—Sí, supongo que sí —respondo, abriendo la puerta y dejándolas entrar primero.

El departamento está en silencio cuando entramos, la oscuridad envolviendo el espacio como un manto. Enciendo las luces, revelando el caos de cajas aún sin desempacar y los muebles a medio acomodar. Aurora y Emma se dejan caer en el sofá mientras yo me dirijo a la cocina para buscar algo de beber. Necesito un vaso de agua para despejar mi mente.

—Oye, Jake —empieza Aurora, observándome con una sonrisa traviesa mientras me uno a ellas en la sala—, ¿Te diste cuenta de lo guapo que es Sebastian?

Ruedo los ojos, sabiendo a dónde va esto. Desde que Emma les dijo que había conocido a Sebastian, no han dejado de hablar de él.

—Sí, me di cuenta —respondo, tratando de sonar indiferente mientras me siento en el sillón frente a ellas.

—Vamos, Jake, no puedes decir que no te llamó la atención —interviene Emma, con un brillo de entusiasmo en sus ojos—. Es literalmente perfecto. Bueno con todos, caballeroso, inteligente... y ni hablemos de lo sexy que es.

Aurora asiente enfáticamente, como si Emma acabara de hacer el argumento más convincente del mundo.

—Exacto, es del tipo de chico que cualquier madre querría para su hija... o hijo en este caso —añade, guiñándome un ojo—. Viene de una buena familia, tiene un futuro brillante, y parece realmente ha interesado en ti.

—No sé si 'interesado' es la palabra correcta —murmuro, sintiendo cómo mis mejillas se calientan ligeramente al recordar la forma en que Sebastian me miró.

—¡Oh, por favor! —exclama Emma, levantando las manos en un gesto dramático—. Te estaba devorando con los ojos, Jake.

Aurora se ríe y asiente, secundando las palabras de Emma.

—Emma tiene razón. Jake, creo que deberías darle una oportunidad. No es Alex, y todos sabemos que no va a reemplazarlo, pero... podrías darte la oportunidad de volver a sentir algo por alguien.

Sus palabras me golpean más fuerte de lo que esperaba. Sé que tienen buenas intenciones, pero aún duele pensar en Alex, en lo que tuvimos, en cómo terminó todo. Me he pasado el último año tratando de superar esa relación, de dejar atrás el dolor y la traición, pero sigue ahí, como una sombra que no puedo sacudirme.

—No estoy listo para eso —digo finalmente, evitando la mirada de Emma y Aurora—. No quiero volver a pasar por lo mismo.

—No tienes que comprometerte a nada de inmediato, Jake —responde Aurora con suavidad—. Nadie te está pidiendo que saltes de cabeza en otra relación. Solo estamos diciendo que... tal vez no esté mal conocer a Sebastian, hablar con él, ver qué pasa. No tienes que enamorarte perdidamente mañana.

Emma se inclina hacia adelante, mirándome con preocupación.

—Jake, solo queremos que seas feliz —dice en un tono más serio—. Has pasado por mucho, y sé que no ha sido fácil para ti. Pero no puedes cerrarte a la posibilidad de ser feliz otra vez solo porque tienes miedo.

Sus palabras tocan algo dentro de mí, algo que he estado tratando de evitar. Sé que tienen razón, que no puedo dejar que el miedo controle mi vida. Pero al mismo tiempo, no puedo simplemente olvidar lo que pasó con Alex, no puedo fingir que estoy listo para dejar entrar a alguien más.

—Voy a pensarlo —murmuro, sabiendo que es lo más que puedo prometer en este momento.

Emma y Aurora se miran entre ellas, intercambiando una mirada que parece decir que eso es suficiente por ahora.

—Eso es todo lo que te pedimos —responde Emma con una sonrisa—. Solo piensa en ello, sin presiones.

El silencio que sigue es cómodo, casi reconfortante, mientras cada uno de nosotros se pierde en sus propios pensamientos. Miro alrededor del departamento, viendo las cajas que aún esperan ser desempacadas, y me doy cuenta de que este lugar es un reflejo de mi vida en este momento: desordenado, incompleto, pero lleno de potencial.

Tal vez Emma y Aurora tengan razón. Tal vez debería darme la oportunidad de conocer a alguien nuevo, de empezar de nuevo. Pero sé que no va a ser fácil, y no puedo evitar sentir ese nudo de miedo en el estómago cada vez que pienso en abrir mi corazón de nuevo.

Finalmente, Aurora se pone de pie, estirándose y bostezando.

—Bueno, creo que es hora de irnos a dormir —anuncia—. Ha sido una noche larga, y mañana tenemos un día lleno de actividades por delante.

Emma asiente y se levanta también, dirigiéndose a su habitación.

—Jake, si necesitas hablar o lo que sea, ya sabes dónde encontrarnos —dice Emma antes de desaparecer en su habitación, dejándome solo en la sala.

Me quedo sentado en el sillón por un momento, escuchando el silencio que ha caído sobre el departamento. Las palabras de Emma y Aurora siguen resonando en mi mente, y aunque quiero ignorarlas, no puedo dejar de pensar en lo que significan.

Con un suspiro, me levanto y me dirijo a mi habitación, dispuesto a dejar que el cansancio del día me arrastre al sueño. Pero mientras me acuesto en la cama, no puedo evitar que mis pensamientos se desvíen hacia Sebastian, hacia la posibilidad de lo que podría ser.

Cierro los ojos, esperando que el sueño venga rápido, pero el rostro de Sebastian sigue apareciendo en mi mente, su sonrisa, su mirada amable, y antes de darme cuenta, me encuentro preguntándome si tal vez, solo tal vez, este nuevo capítulo en mi vida podría ser el comienzo de algo bueno.

Chico Malo, Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora