Capítulo 29

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Jake

El sol de la mañana se filtra por las cortinas, iluminando la habitación con un resplandor suave y cálido. Me despierto primero, aún con una sonrisa en los labios al recordar la noche anterior. Alex duerme a mi lado, su rostro sereno, aunque puedo notar la leve tensión en sus facciones. No puedo evitar sentir una mezcla de cariño y diversión mientras observo cómo se acurruca más en las sábanas, intentando escapar de la luz que invade la habitación.

Decido dejarlo dormir un poco más, así que me levanto con cuidado para no despertarlo. Pero no pasa mucho tiempo antes de que Alex comience a moverse, despertando con un leve gemido.

—Buenos días, dormilón —le digo en tono burlón mientras me acerco a él.

—No tan buenos —responde, su voz ronca y adormilada—. Mi cabeza está a punto de explotar.

Sonrío, disfrutando de la oportunidad de molestarlo un poco.

—¿Resaca? ¿Quién lo diría?

Alex me lanza una mirada fulminante, pero no dura mucho antes de que su expresión se suavice. Sabe que se lo merece.

—No me lo recuerdes —dice, cubriéndose los ojos con una mano—. ¿Qué pasó anoche? Todo es un borrón.

—Bueno, te puedo dar un resumen —respondo, buscando mi teléfono en la mesa de noche.

—Por favor, no seas tan cruel —murmura, pero hay un destello de curiosidad en sus ojos.

Con una sonrisa maliciosa, le muestro el video que grabé la noche anterior. En la pantalla, se puede ver a Alex y Sebastian, ambos claramente ebrios, abrazándose y riendo como si fueran amigos de toda la vida.

—No puede ser... —murmura Alex, llevándose una mano a la cara al ver la grabación.

No puedo evitar reírme mientras veo su reacción. La incredulidad en su rostro es impagable.

—Oh, pero lo es. Míralos, ¡qué dúo dinámico! —bromeo, mientras el video continúa mostrando a ambos comportándose como si nunca hubieran tenido problemas entre ellos.

—No me lo recuerdes nunca más —dice, aunque no puede evitar una sonrisa de vergüenza.

—No prometo nada —le respondo, aún riendo.

Justo en ese momento, mi teléfono comienza a sonar. Me sorprendo al ver el nombre de mi abuelo Thomas en la pantalla. No es común que me llame. Con un gesto para indicarle a Alex que se mantenga en silencio, contesto la llamada.

—Hola, abuelo —saludo, intentando mantener mi tono ligero.

—Jake —responde Thomas, su voz más grave de lo habitual—. Necesito hablar contigo sobre tu abuela Elena.

Al escuchar su nombre, todos mis músculos se tensan. Mi mente inmediatamente viaja al pasado, recordando todo lo que sucedió. Elena, mi abuela, no solo separó a Alex y a mí, sino que también fue responsable de mucho dolor en nuestra familia. Pero a pesar de todo, sigue siendo mi abuela, mi sangre.

—¿Qué pasa con ella? —pregunto, intentando mantener mi voz neutral.

—Ella... no ha estado bien desde lo que pasó. Su salud ha empeorado mucho —dice mi abuelo con un suspiro—. Apenas ha comido en estos días y está muy débil. Necesita verte, Jake. No lo dice, pero sé que lo necesita.

Me quedo en silencio, procesando la información. Aunque los recuerdos de lo que hizo todavía me duelen, no puedo evitar sentir una punzada de preocupación. Al final del día, ella sigue siendo mi abuela, y eso significa algo, a pesar de todo.

Chico Malo, Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora