Martin, nuevo director de marketing de la agencia de su padre, y Juanjo, diseñador creativo de esta, no se soportan... ¿Podrá la ciudad eterna hacerlos cambiar de opinión?
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-Boludossssss ya llegué, ¿vieron?
-¿Por qué has llegado tan tarde, maño?
-Por no sé qué cosa me dijeron, yo creo que en el control de seguridad no gustan los tatuajes.
-Pues lo que yo creo es que se te han pegado las sábanas...
-Y bueno... quizás- Lucas sonrío tras responderle esto a Denna y se acercó a Martin -ey guacho, no pensaste que se irían sin mi, ¿no?
-Me han dado ganas de ir al control a pedir que no te dejaran pasar.
-Yo se que vos no me harías eso ni aunque lo pidiera el yuanyu.
-¿Quién?
-Nada jefe, nada. Denme un abrazo, guachos, ¡que nos vamos pa' Italia!
Y así Lucas fue acercándose a cada uno para abrazarlos, aunque al momento ya llamaban a embarque y se acercaron a la cola que les correspondía.
-¿Qué asientos tenéis?
-Yo el 32F- respondió Salma.
-¡Salmi! ¡Vamos juntas!- dijo Chiara yendo hacia Salma.
-Miguiri, ven aquí- y le dio un abrazo a la inglesa.
-¿Lucas, con quién vas?- preguntó Naiara ilusionada.
-Estoy en el 7D, ¿vos?
-En el 30E...
-Yo voy con Lucas, tengo el 8D.- intervino entonces Paul.
-Y yo contigo, Nai.
-Ay Violeta, ¡que ya pensaba que iba sola! Menos mal...
-Y Denna y yo vamos juntos, por supuesto.
Juanjo miró de Alvaro a Martin, esperando que le tocara con el sevillano.
-Alvaro, ¿dónde te ha tocado?
-Pues... pues en el 9D. Me toca con los chicos- y miró sonriente a Lucas y a Paul, acercándose a ellos.
No podía ser, ¿en serio? Ambos pensaron lo mismo. ¿Juntos? Martin iba a matar a Alex, si lo llega a saber no le cuenta nada. Menudo cabrón...
-Nada Bona, nos tocará aguantarnos las dos horas y media de viaje.
-No me aguanto ni yo mismo voy a aguantar a otra persona... yo me pondré música y a dormir la mona.
-Qué desagradable que eres...
Juanjo no respondió, sólo lo miró fijamente, analizando si estaba estirando demasiado lo de picar a Martin. Quizás si.
Cuando ya llevaban una hora y pico de vuelo Martin miró su reloj y bostezó dirigiendo de nuevo la mirada a la pantalla. No había dormido nada y el cansancio apareció conforme los nervios del vuelo se fueron disipando. En todo aquel rato Juanjo no le había dirigido la palabra para nada más aparte de preguntarle si se escuchaba mucho la música a través de los AirPods. Cuando pillara a Alex a solas se iba a enterar... se durmió lentamente mientras veía cómo el autobús noctámbulo llegaba a privet drive para recoger a Harry en su tercer año.
✨
En un momento dado Juanjo desvió la mirada de la ventana hacia el asiento contiguo porque notó un peso a su lado. Martin se había quedado dormido y había acabado apoyado en su hombro. Pensó en despertarlo por si la postura era incómoda, pero lo desechó rápidamente, disfrutando de ese mínimo contacto. A través del pasillo, en las filas de su lado, pudo ver a Denna y Alex mirándolos y sonriéndole, y la única reacción que tuvo Juanjo fue sacarles el dedo corazón con la mano que no pertenecía al brazo en el que el vasco estaba apoyado. Menudos cabrones.
-Oye, Martin... ¿hola? Venga, Urrutia, duermes como un lirón.- Martin estaba un poco desubicado cuando abrió los ojos, y lo estuvo más todavía cuando se dio cuenta de dónde había acabado durmiendo. ¿Habré babeado? ¡Mierda, mierda! -Buenos días, jefe.
-Perdona, no sabía que... no me traje el cojín de cuello y...
-No pasa nada, no hay problema. Ha dicho el piloto que en breves aterrizamos.
-¿Ya? Pero ¿cuánto tiempo he dormido?
-Llevas encima de mi hombro como una hora aproximadamente...
-Joder, lo siento. Tendrías que haberme despertado.
-¿Y perderme esos suspiros? No. Además, hablas dormido y... digamos que ha sido un vuelo interesante.
-¿Qué coño he dicho?- preguntó Martin con los ojos muy abiertos.
-Según cómo te portes conmigo este mes te lo cuento...- le contestó Juanjo después de soltar una carcajada.
-¿Me estás chantajeando, Bona?
-Ya te dije...- y Juanjo se acercó mucho a la cara de Martin, agarrándolo del mentón después de echar un vistazo rápido para cerciorarse de que nadie de la agencia los mirara- que fuera del trabajo no me llames Bona.
Y lo soltó. Pasó una media hora sin que ninguno de los dos hablara hasta que por fin el avión frenó en tierra, y Martin se levantó rápidamente para salir de ahí, no sin antes decirle al maño:
-Y yo te respondí que te llamaría Bona cuando a mi me diera la gana.
Bajó su maleta de mano del compartimento y se dirigió hacia la salida del avión. Juanjo nunca pensó que le gustaría que la gente aplaudiera al piloto tanto como aquel día... gracias a ese gesto tan ridículo había presenciado como Martin le seguía el juego que empezaron semanas atrás.