Volvía a ser lunes, Juanjo llegaba al edificio donde trabajaba con tiempo de sobra, así que se fue a por un caramel extra grande. Cuando salió del restaurante de comida rápida divisó en la puerta de las oficinas al nuevo, no tan nuevo, director. Avanzando un poco más vio que una chica joven se acercaba a él, le sonreía juguetonamente y lo abrazaba. Se sintió algo incómodo pero lo excusó con que le parecía una escena demasiado íntima para verlo con su jefe de protagonista. Juanjo estaba llegando a las enormes puertas mientras Martin le daba un beso en la frente a la chica.
-Ten cuidado, y recuerda que esta tarde tienes la entrevista, no te pierdas por las calles de Madrid.
Juanjo carraspeó, dando los buenos días discretamente mientras pasaba junto a Martin. Este ni siquiera le respondió, porque no esperaba que a esas horas ya hubiera alguien allí, y mucho menos esperaba encontrarse con Juanjo. Después de que el maño entrara miró a su hermana, que le devolvía la mirada con un sonrisa de medio lado.
-Oye Martin, ¿desde cuándo eres tan maleducado con la gente?- Le preguntó su hermana.
-No he sido maleducado... bueno, si lo he sido, pero no ha sido a propósito, no me lo esperaba y...
-Uy, uy no, ¿te estás poniendo rojo?- Maria empezó a reírse cada vez más alto.
-Cállate, y date prisa. Si pasa algo me llamas, y no llegues tarde...
-Si, jefe...
Maria se fue lanzándole un beso, y de paso sacando de quicio a su hermano, que la miraba con cara de cabreo mal fingido desde las puertas del edificio.
Mientras subía en el ascensor acompañado de un carro de limpieza le vino el recuerdo de Juanjo dándole los buenos días, y de él quedándose callado. En algún momento del día le pediría disculpas, aunque no le cayera especialmente bien (y aún no sabía por qué) no devolverle el saludo era de mala educación, y Martin no era así.
Un rato después alguien tocaba a la puerta del despacho de Martin, esperaba que fuera Alex para contarle qué tal fue todo, porque no tenía noticias pero tampoco quería molestarlo, así que no le envió nada más aparte de "qué tal ha ido??", mensaje del que no obtuvo respuesta. Dio paso sin esperar encontrarse a quien se encontró.
-Hola. Quería saber si a lo largo del día vas a poder reunirte con mi equipo para ver nuestra parte de los proyectos activos.- Juanjo no pasó mucho más adentro del despacho y se quedó cerca de la puerta, con una mano en el pomo y sin cerrarla.
-Hola Bona. Si, después del almuerzo tengo una reunión con Naiara, pero si os viene bien, podemos reunirnos a última hora de la jornada.- Martin esperaba que la sorpresa en su cara se hubiera disimulado bien.
-Perfecto, se lo comunico.
Juanjo ya salía por la puerta cuando Martin habló:
-¡Espera! Esta mañana, cuando me has dado los buenos días... bueno, te quería pedir disculpas, me ha sorprendido ver a alguien tan temprano. Así que...- Martin sonrió un poco- buenos días para ti también, Juanjo.
El maño asintió con la cabeza, devolviéndole la sonrisa de manera cordial, y salió de alli. No sabía por qué, para empezar, había ido él a buscarlo a su despacho, se suponía que el interesado en reunirse con todos los equipos de la agencia era su jefe, pero un impulso lo llevó a tocar a su puerta, y evidentemente la excusa perfecta era preguntarle si pensaba reunirse con él y su equipo de diseño o no, pero no se esperaba que saldría de ahí con cara de tonto por la disculpa de Martin. ¿Y quién era la chica con la que estaba? ¿Su novia? un poco joven para él, ¿no? En fin, el día iba a ser largo, así que cuando llegó a su mesa y reunió a su equipo se pusieron con el proyecto más importante de esa semana, el proyecto del que Juanjo sospechaba que Martin se refería con lo de "errores".
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ETERNOS
ChickLitMartin, nuevo director de marketing de la agencia de su padre, y Juanjo, diseñador creativo de esta, no se soportan... ¿Podrá la ciudad eterna hacerlos cambiar de opinión?