Capitulo 10

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Prisión.

Stephannia Slounguer.

Corro lo más rápido que puedo, volteo y veo a los guardias y Alexandre cerca de alcanzarme, Mateo no viene tras de mi, tiene sujeto a Simon para que no venga a mi lugar.

Sigo corriendo hasta que un guardia toma mi brazo y me lanza al suelo, me levanto lo más rápido que puedo pero en cuestión de segundos tengo a Alexandre frente a mi, rodeada de guardias, sin lugar para escapar.

- Tu - le habla al guardia que me lazo al suelo - Piérdete por que si te encuentro, olvídate de tu cabeza.

Un escalofrío recorre mi cuerpo, y no dudo de la veracidad de las palabras de Alexandre.

Mateo llega y se lleva a Alexandre a un lugar no muy lejos para hablar con el, están susurrando por lo que no logro escuchar lo que dicen, pero mientras están distraídos veo un espacio entre dos guardias, si soy lo suficientemente veloz puedo pasar y si no, puedo con los dos guardias pero no con veinte, pero no me iré sin luchar, me niego a regresar sin darles pelea.

Corro de nuevo y logro pasar unos dos pasos antes de que el guardia reaccione y se venga contra mi, le doy un puñetazo y luego una patada, lo tome por sorpresa y eso me generó una ventaja, el otro guardia se acerca y corro de el, el resto de los guardias vienen detrás...

- ¡Atrapenla! - el grito de Alexandre me distrae y caigo al suelo, raspandome las rodillas y las palmas de la mano, me arrastro pero soy levantada y el aroma es inconfundible Alexandre.

- Suéltame - chillo mientras me retuerso en sus brazos - No me toques - grito más fuerte.

Los guardias hacen un círculo alrededor  nuestro, algunas personas estaban intentando acercarse.

- Mateo - le hablo cuando llega - Ayúdame - no me mira, pasa de largo y siento una punzada en el pecho.

- No quiero regresar, Alexandre por favor- le suplico mientras lo miro, me suelta y quedo frente a él- no me lleves de nuevo a esa prisión, por favor Alexandre.

- Traigan los coches - me ignora y le habla a los guardias - y busquen a un galeno que nos atienda ahorita.

- Alexandre, por favor - no me importa suplicar, no quiero regresar, quiero ver a mi hermano, a mi padre a... - Te estoy hablando - grito cuando no me ignora de nuevo.

- No pida cosas imposibles Majestad, esa no es una opción.

Mi sangre hierve de ira y todo lo veo rojo, no tengo control de mi cuerpo en cuestión de segundos, le doy con el puño a Alexandre en la cara, lo empujo y gracias a que lo tome por sorpresa cae y me siento encima del mientras le pego una y otra vez en el pecho en la cara, y le pego más fuerte ya que se, que si el hubiera querido ya me hubiera levantado y tirado pero sigue dejando que lo golpee.

No me doy cuenta de que estoy llorando hasta que escucho mis propios sollozos y las lágrimas caen por mis mejillas, me levanto y caigo de rodillas de nuevo al suelo, siento el ardor pero ni eso me hace levantarme, la opresión en mi pecho es insoportable.

Alexandre se acerca y me levanta de nuevo, lo empujo y le ordena a Mateo que me lleve.

- Puedo caminar - casi grito - No quiero que me toquen.

Camino y veo a una línea de al menos diez coches color negro, según leí lo coches y los carros no son el mismo, al menos no en su totalidad, los coches son un poco más largos y todos en color negro, son más rápidos y mucho más amplios y cómodos que los carros, eso lo aprendí mientras recorría Artenalds.

Alexandre se sube al primero al igual que cuatro guardias y me subo al siguiente coche, Mateo viene detrás y a los minutos entra el galeno,  la tensión se puede cortar con un cuchillo.

Algo indebido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora