Ginebra, la hermosa reina de Camelot, aquella reconocida por su belleza e ingenio, se encontraba de frente con el rey Arturo, rey del Caos, quien estaba sentado en su trono. Ambos se miraban con evidente desprecio, haciendo que el ambiente se sintiera tenso tanto para la criada de Ginebra como para los guardias.
Ginebra noto que su doncella se sentía nerviosa, e incluso un poco aterrada, así que hablo con tranquilidad:
- Catherine, porfavor, ve a nuestro hogar y prepara el almuerzo, hoy se me antoja un poco de salmón.
La criada asintió y se retiró rápidamente del lugar. Arturo hizo una seña a sus guardias para que se retiraran, a lo que los hombres reaccionaron de inmediato y se fueron, dejando a Ginebra y Arturo a solas.
- ¿ Que querías decirme ? - pregunto Ginebra.
- Antes que nada, buenos días.
- Buenos días, ¿ Que quieres ?
- De acuerdo, vallamos al grano, te cité para recordarte que pronto será el aniversario de la fundación de Camelot.
- ¿ Y yo que tengo que ver con eso ? - pregunto Ginebra.
- El reino tiene que ver a su reina presentable y radiante el día de la celebración, así que te ordeno que no pongas tu mirada enojada ese día, no es adecuado.
- ¿ Y si me rehuso ?
- Sabes lo que te pasará.
Arturo tenso los nudillos y miro seriamente a Ginebra quien sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo. No tubo más opcion que ceder a su petición, sintiendo en el fondo de su corazón una vergüenza tremenda por si misma, por no ser lo suficientemente valiente.
- Como desees.
- Excelente, ¿ Ves que si nos podemos llevar bien ? Solo tienes que obedecerme y yo te trataré como la hermosa reina que eres.
Ginebra arqueo una ceja.
- ¿ Eso es todo ?
- Si, ya puedes retirarte.
Ginebra se dió la vuelta con enfado y salió de la habitación, dejando a un Arturo sonriente.
- Parece que ya está aprendiendo, la próxima vez que me desobedezca.... No sé lo verá venir.
Ginebra llegó a su cuarto y se sentó en su cama, con los pensamientos dándole vueltas en su cabeza, sin saber que pensar, Arturo estaba loco, y Ginebra le tenía miedo, lo que la enfadaba, odiaba no ser lo suficientemente valiente como para darle la cara a Arturo.
Sintió que alguien la estaba observando, así que se volteo a ver a la ventana, encontrándose con el mismo zorro de hace un rato.
- ¡ Oh, eres tu Sin ! - dijo sorprendida.
Habrio la ventana y Lancelot entro.
- ¿Que haces aquí?
Lancelot no respondió.
- Bueno, eso ya no importa, me alegra que estés aquí, eres un zorrito muy simpático y lindo, ¿ Quieres conocer mi cuarto ?
Lancelot asintió y Ginebra lo cargo en sus brazos poniendo el rostro del principe contra su pecho, provocado que Lancelot se sonrojara levemente.
Ginebra se sentó en el tocador y Lancelot se colocó encima de un mueble al lado de este.
- Primero - dijo Ginebra - tengo que quitarme la corona.
Ginebra saco con ambas manos la pesada corona de oro y gemas de color verde.
- ¿ Te gusta ? Fue creada por los mejores artesanos hace más de un siglo, es una joya invaluable de Camelot, y es algo exclusivamente de la reina, o sea yo, pero la verdad es que es muy pesada, y no me gusta utilizarlo.
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Lancelot x ginebra
RomanceLancelot, hijo de Ban y Elaine, uno de los cuatro jinetes del apocalipsis, representando a la guerra, tendrá por mucho tiempo un conflicto consigo mismo, pues conoció a una joven llamada Ginebra que poco a poco se fue robando su corazón, Pero ese am...