Capitulo 19

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Ginebra se estaba despertando, le dolía la cabeza y sentía que la cabeza le daba vueltas como un remolino andante que era incapaz de detenerse. A duras penas se pudo sentar y al hacerlo, se dió cuenta rápidamente de que no estaba en el barco, si no que se encontraba en una habitación inmensa y lujosa, reconociendo al instante que era una habitación del castillo de Camelot. Estaba confundida, lo último que recordaba era que se había desmayado mientras iba a buscar pastelillos y que estaba con Isolda, Anne y Nasiens. Ginebra no se caracterizaba por tener un conocimiento extenso sobre el cuerpo humano, pero podía decir con certeza, que su vientre se sentía distinto, de cierto modo, se sentía más pesado y que ya no estaba vacío como antes.

Tocaron un par de veces la puerta y Ginebra con cierta desconfianza invito a pasar al visitante. Al abrir la puerta, se encontró cara a cara con Arturo, provocando que abriera los ojos y hablara :

- ¿¡ Arturo !? ¿¡ Que estás haciendo aquí !?

- Tengo que atender a mis invitados con cortesía, aún más si llevan dos días durmiendo.

- ¿¡ Yo !? ¿¡ Tu invitada !? ¡¡ No me hagas reír !! ¿¡ Y como que dos días dormida de que hablas !?

- Ya lo dije, estuviste dos días dormida, incluso pensé que ya habías muerto.

- ¡¡ Deja de decir ridiculeces !! ¿¡ Y que hago yo aquí !? ¡¡ Yo estaba en el barco de Gawain junto al resto de los amigos de Lancelot !!

- ¡ Oh, sorpresa ! Ahora ustedes dos son mis invitados, y a la vez mis prisioneros, me ayudarán a tomar ventaja en todo esto, la guerra muy pronto terminará cuando logre asesinar a esos cuatro jinetes malnacidos.

- ¡¡ No serás capaz de tocarles ni un solo cabello !! ¿¡ Y que demonios dices !? ¿¡ Tienes prisionero a alguien más !? ¡¡ Yo soy la única que está en esta habitación !!

Arturo suspiro.

- ¿ No te has dado cuenta ?

- ¿¡ Darme cuenta de que !?

- Del niño que cargas en tu vientre, que es hijo de Lancelot de Benwick.

Ginebra abrió los ojos, sin entender completamente aún a lo que se refería. Volteo a ver a su vientre, tenía razón, ella ya no estaba sola, tenía ahora a un niño creciendo en su interior, siendo aquel bebé el hijo de ella y Lancelot.

- ¿ Estoy..... Embarazada ?

- Porsupuesto que lo estás, y ambos me van a ayudar a humillar a los cuatro jinetes del apocalipsis.

- Ni pienses que voy a ayudarte.

- Silencio, debí haberme asegurado de matarte por completo esa vez, pero ya no cometeré el mismo error. Ojalá te sientas cómoda, Ginebra, porque en estos días vivirás en este lugar, lamentandote por ser una mujer inútil e insignificante.

Arturo se fue de la habitación dejando a Ginebra confundida y asustada. Acaricio su vientre aún con incredulidad, ¿ Ella ? ¿ Cargando con ella un niño de el y de Lancelot ? Por un lado se sentía completamente feliz, iba a ser madre, el sueño de toda mujer, y lo mejor es que era un hijo de ella y de Lancelot, el hombre que amaba. Por el otro, se sentía aterrada por lo que podría ocurrirle a su futuro bebé, Arturo estaba completamente loco, en cualquier momento el podría asesinar al niño, y eso era lo último que Ginebra quería en su vida.

Se recostó en la cama, mientras acariciaba su vientre, pensando en que futuro le esperaría a su futuro hijo y a ella, y si Lancelot algún día sería capaz de salvarla, y luego de un rato, se quedó profundamente dormida.
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- Oye, ¿ Tienes planes para hoy ?

- Pensaba en salir a beber más tarde, ¿ Y tú ?

Dos guardias estaban conversando por los pasillos de Camelot.

Lancelot x ginebra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora