Capitulo 13

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⚠️ Aviso importante ⚠️ puede que hayan escenas un poco sensibles y fuertes, aunque no será explícitamente, uno lo puede deducir.

Ya habían pasado alrededor de un mes desde que la familia de Nasiens había llegado al barco reclamando por la boda de la híbrida y Percival.

Percival y Nasiens no habían estado más cercanos en su vida de como estaban ahora. Percival siempre abrazaba a Nasiens quien se acurrucaba en su pecho, y siempre estaban en una habitación aparte del resto, enojando a cuatro miembros de la familia de Nasiens, no daré nombres, ya saben quienes son.

Tristán e Isolda siempre estaban juntos y conversaban de lo que sea, con Tristán siempre acariciando la cabeza de Isolda e Isolda besando la mejilla de Tristán.

Pero el que más había cambiado para mejor era Lancelot. Elaine había llegado como un regalo de dios para el, y lo mejor, era que ella había podido hacerse amiga del resto de sus amigos y constantemente iba a visitarlos en el barco. Estaba fascinado por ella, era hermosa, inteligente, divertida, amable, valiente, era simplemente todo lo que Lancelot buscaba en una mujer, pero no se atrevía a confesarselo, temía no ser correspondido, que lo rechazara sin más. Las veces que se encontraron por dentro y fuera de Camelot habían sido momentos maravillosos para Lancelot, momentos que apreciaba en el fondo de su corazón. Esto no lo podía creer, pero había dejado de pensar en Ginebra, de hecho, ni siquiera la iba a visitar, pensó que ya no era necesario, como había dicho Tristán, el logro pasar página y al parecer encontró el amor en otra persona....

Poco sabía Lancelot que estaba muy equivocado.

Ginebra era la única que había cambiado para peor: ya casi no comía, estaba palida y siempre estaba deprimida. Por primera vez en dos años, Ginebra estaba sufriendo por algo que en parte no era Lancelot. Desde que su prima decidió no seguir las tradiciones reales, todos sus familiares habían decidido que la única culpable de todo era ella. Lo sabía, siempre lo supo, sus padres no la amaban de verdad, solo estaban interesados en su poder, y en ver cómo esto les podía beneficiar. La llamaban fea, tonta, gorda e imbécil. Los insultos habían logrado afectar a Ginebra de una forma espantosa : ya no comía, con suerte, lo único que comía era un pan y un vaso de agua cada tres días. Tomaba medicamentos para quemar calorías, sin embargo, su peso seguía siendo el mismo, pero su metabolismo no, las pocas veces que utilizaba maquillaje eran compuestos por ingredientes tóxicos para su cara. Pasaba todos los días en la biblioteca memorizado libros y papiros, todo esto, solo para demostrarle a su familia que ella podía ser útil, solo para ser notada, aunque fuese una vez...

Se sentía horrible, mental y físicamente, y para colmo, había tenido una disputa con Arturo, esto la hacía sentir insegura, como si algo fuera a pasar.

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- ¿ Para que me citaste ahora ?

- ¿ No entiendes que tienes que saludar antes de dirigirte a una persona, en especial, a tu rey ?

- No, tu no eres mi rey, y no tengo la obligación de saludarte, ¿ Que necesitas ?

- De acuerdo.... Estoy enojado contigo, te dije que tenías que estar con una sonrisa en la ceremonia....

- Lo siento, me voy.

- No Ginebra, esto es en serio, siempre me desobedeces, si sigues así-

- No me importa nada de eso, jodete.

Ginebra se retiró de la sala con el corazón latiendole a mil por segundo.

- No sabrás lo que te espera.... - susurro Arturo al cual Ginebra no escucho.

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Era de día, el cielo estaba nublado y Ginebra recordaba ese momento muy bien en su cabeza. No había escuchado lo que había dicho Arturo, pero fuera lo que fuera, no debía ser nada bueno.

Lancelot x ginebra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora