Lancelot, hijo de Ban y Elaine, uno de los cuatro jinetes del apocalipsis, representando a la guerra, tendrá por mucho tiempo un conflicto consigo mismo, pues conoció a una joven llamada Ginebra que poco a poco se fue robando su corazón, Pero ese am...
Lancelot se sentía abrumado, Ginebra había juntado sus labios con los de el como si nada, fue algo tan repentino que la verdad no sabía que hacer. Sus suaves labios le alegraban el día y sus hermosas y suaves manos acariciando su rostro lo emocionaban a tal punto de que Lancelot se sentía completamente dispuesto a devolver el beso con gusto.
Pero a pesar de que su corazón le decía que correspondiera su mente le decía que se alejara, que ella no era Ginebra y que el Caos solo se estaba aprovechando de el.
Agarro sus muñecas con brusquedad y la apartó rápidamente de el para luego darle una patada estrellandola contra la pared. Se limpio los labios mientras Ginebra escupía sangre por todo el piso.
- ..... Hijo.... De-
- Cállate.
Lancelot se teletransporto quedando de frente con Ginebra, dandole un puñetazo en el estómago que hizo que saliera sangre de su panza y de su boca. Se retorció en el piso mientras suplicaba por ayuda, pero Lancelot tenía los ojos apagados y fríos que demostraban que no tendrían piedad. Agarro su lanza con firmeza y el Caos, ya preparada para recibir un ataque final, se quedó quieta en el suelo y lo miro con seriedad aceptando ya su destino.
Pero al momento en el que se suponía que Lancelot acabaría con el Caos de una vez por todas se detuvo, con la punta de su lanza rozando el estómago de Ginebra.
" No puedo - pensaba - no soy.... No soy capaz de hacerle esto, no puedo hacerle daño.... Ahora soy débil, y todo por culpa de Ginebra, ella es mi debilidad.... "
- Idiota - dijo Ginebra - te lo dije, ¿ No ? Jamás serías capaz de matar a tu amorcito....
- Maldita perra....
El Caos sonrió, sabiendo que tenía la victoria, pero Lancelot en un arrebato de ira agarro su cabeza, cerro sus ojos , y entro en su espacio mental. . . . . . .
Abrió los ojos, ya no en el mundo terrenal, si no en la mente de Ginebra, que era un paisaje sumamente hermoso : hermosas nubes esponjosas con destellos rosados mostrando un atardecer, pasto de color verde brillante, árboles frondosos por todo el lugar y unas grandes montañas al final.
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Examinó el lugar, era simplemente maravilloso, le transmitía una sensación de amor inexplicable, y comenzó a caminar por el valle, admirando el hermoso paisaje que tenía a su alrededor. Veía a los pájaros revolotear por el lugar, las flores moviéndose con la suave brisa del valle y las nubes trasladándose por todo el cielo que cada vez se veía más hermoso. Escucho llantos de un lugar del valle y con su vista comenzó a buscar el lugar de donde provenían, y al cabo de unos minutos vio un gran árbol en medio del pasto verde, dónde se encontraba Ginebra, su Ginebra, en el suelo llorando lágrimas saladas. Sus piernas comenzaron a moverse por si solas, agarrando más velocidad poco a poco, hasta que llegó junto con Ginebra. Ella se volteo a verlo, con lágrimas en los ojos y las mejillas sonrojadas, y en medio de su desesperación salto a sus brazos y abrazo a Lancelot. El se arrodilló en el suelo mientras la abrazaba contra su pecho y ella rodeaba sus brazos en su cuello.
