Sabrina Moore
Maximiliano estaciona el auto en el supermercado y se inclina para besarme suavemente antes de salir. Sus labios sobre los míos me brindan un breve instante de calma antes de lo inevitable. Nos mira a ambas y nos pregunta si lo queremos acompañar, pero, como si lo hubiéramos planeado, ambas negamos con la cabeza, sabiendo que debemos hablar.
Él asiente, entendiendo perfectamente, y sale del coche sin presionar. El sonido de la puerta cerrándose deja el aire pesado entre Bianca y yo, y por un momento solo hay silencio. Finalmente, la miro, esperando a que ella sea la primera en romperlo, aunque sé que las palabras que vienen no serán fáciles.
—Es bueno, ¿cierto? —menciona, su mirada fija en mí, buscando provocar una reacción.
—Es tierno, me trata muy bien... —respondo.
—No, digo que es muy bueno follando. Recuerdo lo bien que me hacía sentir.
Suelto un suspiro, molesta, pero decido quedarme callada.
—¿Sabes hace cuánto no follamos? —continúa, su tono provocador.
Niego con la cabeza, sin interés.
—Tres meses, le fui infiel a George un par de veces con él. Se mueve tan rico...
Siento cómo mi molestia aumenta, pero trato de controlarme, sin darle el gusto de ver una reacción.
—¿Yo para qué quiero saber ese tipo de detalles? —respondo con frialdad—. Ya fue, su matrimonio terminó.
Se inclina un poco hacia adelante, como si estuviera segura de que sus palabras me afectarán.
—Si yo quiero, regresa conmigo en un segundo.
—Vale, todo tuyo —digo con desdén—. No me voy a pelear por un hombre.
Se queda en silencio por un momento, sorprendida por mi respuesta. Estoy decidida a no darle el poder de desestabilizarme, porque sé que Maximiliano está conmigo por elección, no por obligación.
—Si no vas a ser mía, no vas a ser de nadie —advierte, su tono adquirie una seriedad que no me sorprende.
Suelto una ligera carcajada, incapaz de tomar sus palabras en serio. La miro con desdén, mi voz firme cuando respondo:
—No me das miedo, Bianca. No eres alguien a quien temerle, solo mírate...
Ella frunce el ceño, claramente ofendida, pero no me importa. Sé que intenta intimidarme, pero todo lo que veo frente a mí es una persona que no ha superado lo que perdió, y eso, en el fondo, me da lástima.
—Te lo voy a quitar —insiste, sus ojos llenos de furia.
No puedo evitar soltar una risa sarcástica, mirándola fijamente.
—Decídete, mujer, ¿te quieres coger a Maximiliano o a mí?
Ella se queda en silencio por un instante, desconcertada por mi respuesta. Me cruzo de brazos, sin darle más importancia. Es evidente que su necesidad de controlarlo todo la está consumiendo más de lo que quisiera admitir.
—Eres una puta —escupe, con la voz temblorosa.
La miro con indiferencia y respondo sin titubear:
—¿Crees que eso me dolerá? Yo no sabía que ustedes fueron esposos, deja de humillarte más. Cogimos porque tu noviecito te engañó, fin. Solo te consolé entre mis piernas y tú parecías disfrutarlo, ¿o me equivoco?
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Esclava del engaño [Borrador]
Mystery / ThrillerSamantha es el resultado de un abuso, y desde temprana edad ha conocido el odio de su madre. Su frustración se intensifica cuando su madre se entera de su preferencias por las mujeres, lo que la hace sentir insegura y rechazada. Los maltratos físico...