Capítulo 23

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Sabrina Moore



Bianca me ayuda a arreglarme con un vestido rosa suave, sus manos moviéndose con delicadeza mientras ajusta los pliegues de la tela sobre mi cuerpo. Siento su cercanía, y aunque el gesto parece simple, está cargado de afecto. Me mira con una sonrisa cálida y aprobatoria cuando termina, como si quisiera asegurarse de que me sienta tan bien por fuera como por dentro.

—Estás hermosa —me dice sonriente—. Él no va a poder quitarte los ojos de encima.

—¿Y tú? —pregunto con una sonrisa traviesa.

—Yo menos —responde, devolviéndome una mirada cargada de complicidad y deseo.

Nos quedamos un momento en silencio, disfrutando de la conexión que se ha formado entre nosotras. Mi corazón late con fuerza, sabiendo que, a pesar de nuestros conflictos, me hacen sentir en paz, algo que no había sentido en mucho tiempo.

—¿Cómo van, chicas? —pregunta Maximiliano desde afuera del baño, su voz cálida rompiendo el silencio.

Bianca y yo intercambiamos una mirada y sonreímos.

—Estamos casi listas —responde ella, mientras me da un último retoque en el cabello.

Me siento tranquila y plena, pero también determinada, lista para acabar con las personas que me han hecho daño. Esta vez no habrá más dudas ni miedo. Salimos ambas del baño, y al vernos, Max se queda boquiabierto, sus ojos recorriendo cada detalle de nuestro aspecto.

—Vaya... —susurra Max, aún sorprendido—. No sé si estoy listo para darle su regalo a la cumpleañera.

Bianca y yo compartimos una sonrisa cómplice antes de encaminarnos hacia la cocina. De repente, Max cubre mis ojos con sus manos, su toque suave pero firme. Me río nerviosa, confiando ciegamente en él mientras sigo sus indicaciones.

—No te preocupes, vas a amar esto —dice en tono travieso, guiándome paso a paso.

Bianca sigue detrás de nosotros, sus pasos ligeros resonando en el suelo. La anticipación me hace sonreír, sabiendo que, sea lo que sea, este momento será inolvidable.

Max me detiene con suavidad y, antes de dejarme ver la sorpresa, me voltea para darme un beso corto en los labios, un gesto tierno y lleno de complicidad. Sonrío contra sus labios, ansiosa por lo que vendrá.

Cuando finalmente me voltea para descubrir lo que han preparado, me encuentro con la sala de estar decorada con globos color rosa, letras que forman un "Happy Birthday" colgando en la pared, y varias cajas de regalos apiladas en el sofá. El ambiente es cálido y festivo, muy diferente a lo que había imaginado para este día, pero justo lo que necesitaba.

—¿Qué te parece? —pregunta Max, sus ojos brillando con orgullo.

—Es perfecto —respondo, conmovida por el esfuerzo y el cariño detrás de cada detalle—. Gracias a los dos...

Los abrazo con fuerza, sintiendo el calor y la conexión entre nosotros. Bianca, que siempre había mantenido una fachada fuerte, no puede contener las lágrimas y empieza a llorar de alegría. Su llanto es suave, casi silencioso, pero me llega al corazón. Max nos envuelve a ambas en un abrazo más grande, apretándonos contra él como si quisiera asegurarse de que este momento dure para siempre.

—No tienes que agradecer —dice Bianca entre sollozos, secándose las lágrimas con una mano—. Solo queremos verte feliz.

Max asiente, su mirada cálida y serena, como si todo en ese instante estuviera en equilibrio.

—Hoy es tu día, Sam —repite, acercándose para besar mi frente con suavidad.

Siento que mi corazón se llena, no solo por el gesto, sino por la certeza de que, pese a todas las complicaciones, he encontrado algo real y sincero con ellos. Me aparto un poco para mirar a ambos y sonreírles.

Esclava del engaño [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora