Zein llegó a casa a la hora de la cena. Hanina sirvió en la mesa tres platos de arroz con sésamo y huevo y se sentó.
ZEIN: Cocinaré yo a partir de ahora.
HANINA: ¿No te gusta?
Los tres se dispusieron a comer.
ZEIN: No lo digo por eso. Es para no ser una carga.
HANINA: No empieces con eso.
Mientras se llevaba el arroz a la boca, Zein miraba a través de la ventana.
ZEIN: ¿Pero sabéis en qué lugar exacto vive Louna?
MAHDI: Sí. Y no quiere ni vernos.
ZEIN: Quiero probar suerte.
HANINA: No vas a saber ubicarte.
ZEIN: ¿No guardáis ningún móvil?
MAHDI: El mío antiguo está en un cajón. Pero ya no tiene datos ni WiFi
ZEIN: ¿Y por qué lo guardas?
MAHDI: Archivos del móvil que no he sabido pasar al DieC.
Zein se terminó el plato.
HANINA: Vive en la calle Carles Cervera, B2, timbre 1.1.
ZEIN: Ah... Sí. Me suena esa calle. Bueno, ya me apañaré.
Zein se levantó, llevó el plato y los cubiertos a la cocina, los fregó y enjuagó con rapidez y regresó al comedor.
ZEIN: Voy a dormir.
MAHDI: Hasta mañana, hijo. Descansa.
Zein se acercó a Mahdi y Hanina y les dio un beso en las mejillas. Se encaró hacia el dormitorio, cerró la puerta y, con la luz apagada, se tumbó encima de las sábanas.
A la mañana siguiente, despertó alrededor de las 9:00. Oía ajetreo en el comedor, así que, curioseado a la par que somnoliento, se levantó de la cama y abrió la puerta.
ZEIN: Buenos días.
Hanina dispuso cinco camisas y pantalones sobre el tope del sofá y un par de zapatos negros debajo. En la mesa, Mahdi desayunaba un vaso de horchata con magdalenas.
HANINA: Hola, hijo.
ZEIN: ¿Y esta ropa?
HANINA: Para ti. Era de tu padre, de hace años. Ahora sacaré la ropa interior.
ZEIN: Ah... Gracias.
Zein escogió una camisa amarilla de manga larga y un pantalón blanco de cuero. Además de ello, el par de zapatos negros.
ZEIN: Voy a cambiarme. Y a visitarla.
HANINA: Como quieras.
Zein salió a la calle con aquel conjunto amarillo, blanco y negro. Se apartó a un costado en la acera para dejar paso a los patinetes y a las motos encapsuladas. Mientras tanto, observaba las fachadas de los edificios para guiarse, pero la mayoría eran de los cristalinos.
ZEIN: También, podría preguntarle a alguien.
En una esquina, parada, de pie, Amaranta se cruzaba de brazos. Iba uniformada. Zein la miró a lo lejos, reticente. Caviló, cruzó el paso de cebra y se acercó a ella.
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Lavanda Vintage
FantascienzaZein lleva 10 años cautivo en el Centro Especial Restaurativo de Valencia, sobreviviendo a base de recuerdos. Al conseguir la libertad y pisar al fin la calle, descubre cómo es en la actualidad la ciudad de su infancia y adolescencia. Hay androides...