La tensión en el aire era palpable mientras los chicos se reunían en el centro del refugio, rodeados por los cuerpos momificados de los hijos del Dr. Moreau. Sabían que el próximo paso determinaría su destino. El hombre del martillo no descansaría hasta verlos muertos, y la única manera de derrotarlo era aprovechando su locura y el apego enfermizo a su familia.
Daiana tomó la iniciativa, delineando el plan que habían discutido. Su voz era firme, aunque el miedo todavía se aferraba a su interior. "Nuestro objetivo es debilitarlo mentalmente antes de enfrentarlo físicamente. Él está completamente convencido de que su familia sigue viva gracias a los experimentos de su padre. Vamos a usar eso en su contra."
Uriel asintió, comprendiendo el delicado equilibrio que tendrían que mantener. "Si lo hacemos creer que los cuerpos de sus hermanos están en peligro, que se están muriendo de nuevo, podemos desestabilizarlo. Debemos llevarlo al laboratorio, donde todo comenzó."
"El laboratorio es clave", continuó Daiana. "Allí podemos recrear una escena que le haga pensar que los experimentos de su padre fallaron y que sus hermanos están sufriendo las consecuencias. Eso lo va a llevar al límite."
Pablo intervino, preocupado pero resolutivo. "No debemos apresurarnos. Necesitamos llevarlo hasta el laboratorio sin hacerle sospechar de nuestras intenciones. Una vez allí, Uriel y yo nos encargaremos de manipular los equipos para que parezca que los cuerpos están siendo afectados."
"¿Cómo hacemos que se lo crea?" preguntó Bryan, con el rostro todavía marcado por el dolor. "Necesitamos algo más que palabras."
"Exacto", respondió Uriel. "Tendremos que ser convincentes. Utilizaremos los viejos equipos del laboratorio: luces, sonidos, cualquier cosa que podamos manipular para que parezca que los experimentos están fallando. Si le mostramos que los cuerpos de sus hermanos están 'muriendo', su mente hará el resto."
"Yo lo distraeré", dijo Daiana con firmeza. "Hablaré con él, trataré de mantenerlo enfocado en la 'muerte' de sus hermanos. En su estado mental, eso lo volverá vulnerable."
Pablo, quien había estado inspeccionando el laboratorio durante su tiempo en la mansión, recordó algo importante. "Hay tubos, jeringas y equipos de electrodos. Puedo usar eso para simular que los cuerpos están sufriendo algún tipo de colapso. Y con un poco de suerte, él creerá que es real."
El plan era arriesgado, y lo sabían. Estaban jugando con la inestabilidad mental de un hombre peligroso, pero era su única oportunidad. Si podían mantenerlo lo suficientemente distraído y angustiado, tendrían una ventana de tiempo para atacarlo y terminar con todo.
"¿Y qué haremos cuando lo tengamos debilitado?" preguntó Bryan, su voz tensa. "Porque en cuanto se dé cuenta de que lo estamos engañando, va a intentar matarnos."
"Lo atacaremos juntos", respondió Daiana, con una chispa de determinación en sus ojos. "No podemos darle espacio para reaccionar. Uriel y Pablo lo atacarán desde atrás mientras está distraído, y Bryan y yo nos encargaremos de inmovilizarlo. No es inmortal. Si lo atrapamos en el momento adecuado, podemos vencerlo."
El plan estaba listo. Sabían que había riesgos, pero también sabían que no podían quedarse quietos esperando ser cazados. La mansión Moreau había jugado con sus mentes y cuerpos, pero ahora, por primera vez, tenían una oportunidad real de tomar el control.
"Entonces es hora", dijo Uriel, levantándose y tomando una de las antorchas. "Llevemos los cuerpos al laboratorio. Todo comienza allí."
Pablo y Bryan comenzaron a mover los cuerpos momificados con cuidado, conscientes de que esos cadáveres eran el pilar de la locura del hombre que los perseguía. Si lograban manipular esa conexión, podrían inclinar la balanza a su favor.
Daiana se preparó mentalmente para la confrontación que se avecinaba. Sabía que su papel sería crucial. Tenía que mantener al hombre distraído el tiempo suficiente para que el resto del plan funcionara. Si fallaban, no habría segunda oportunidad.
"Una vez que estemos en el laboratorio, no podemos vacilar", dijo Daiana, mientras los demás asentían. "Cada segundo cuenta. ¿Listos?"
"Listos", respondieron al unísono, aunque el miedo era palpable en sus rostros.
Juntos, los chicos comenzaron su marcha hacia el laboratorio, llevando consigo los cuerpos que representarían la clave para el fin de la pesadilla. Sabían que estaban entrando en territorio peligroso, pero por primera vez en mucho tiempo, tenían un plan. Y estaban decididos a llevarlo a cabo.
El final de la historia de la mansión Moreau estaba a punto de ser escrito.
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TERROR EN LA MANSION
HorrorPrólogo La mansión Moreau se erige en lo profundo de las montañas como un monolito olvidado por el tiempo. En sus muros de piedra, que alguna vez fueron símbolo de riqueza y prestigio, se esconde una oscuridad que ha crecido durante décadas, aliment...