Marcando territorio

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La cena estaba casi lista, y el ambiente en la cocina se había calmado un poco después del pequeño altercado. Karime seguía enfocada en los últimos toques, moviendo las ollas y probando el sazón. Gala no se había despegado de ella desde el incidente con Gomita, manteniendo una cercanía protectora, como si temiera que en cualquier momento alguien más intentara interponerse entre ellas.

Cuando todo estuvo listo, Karime empezó a servir la comida en los platos, y justo en ese momento, Gomita volvió a aparecer en la cocina. Su presencia no pasó desapercibida para Gala, que se tensó de inmediato, aunque intentó mantener la calma. Gomita se acercó al mostrador con una sonrisa relajada.

—**Huele delicioso, Karime. Seguro cocinas tan bien como te ves,** —dijo Gomita en un tono amigable, aunque con un matiz que no pasó desapercibido para Gala.

Karime, sin saber muy bien cómo manejar la situación, simplemente sonrió y continuó sirviendo la comida, intentando evitar que la tensión se sintiera más de lo necesario.

Justo cuando Gomita se disponía a acercarse más para agarrar un plato, Gala dio un paso adelante y, sin quitarle la vista de encima, rodeó la cintura de Karime con su brazo, tirando suavemente de ella hacia sí. Fue un gesto protector, posesivo, que no dejó lugar a dudas de quién estaba al lado de Karime.

—**Amor, dame un poquito más de arroz, por favor,** —dijo Gala, su tono suave pero firme, como si quisiera recordarle a Gomita que Karime era suya.

Karime notó de inmediato la intención de Gala y, aunque no podía evitar sonreír un poco por la forma en que Gala la protegía, también sabía que la situación podía volverse incómoda rápidamente.

Gomita, por su parte, notó el cambio en el ambiente y no pudo evitar esbozar una sonrisa pequeña, como si estuviera disfrutando de la reacción de Gala.

—**No hay prisa, Gala. Puedo esperar,** —dijo Gomita con una sonrisa juguetona, dejando claro que no iba a retirarse fácilmente de la situación.

Karime, sintiendo la tensión palpable entre ambas, decidió intervenir para calmar las cosas.

—**Aquí tienes, amor,** —dijo Karime, sirviendo un poco más de arroz en el plato de Gala y luego mirando a Gomita—. **Y para ti también, Gomita, te serví un poco más de ensalada, que sé que te gusta.**

El gesto de Karime intentaba mantener la paz, pero Gomita y Gala intercambiaron una mirada que decía mucho más de lo que las palabras podían expresar. Los celos de Gala estaban claros, y aunque Gomita parecía relajada, no podía evitar seguir provocando un poco.

Con todos los platos servidos, Karime se movió para llevar la comida al comedor, pero Gala no soltó su agarre. La mantuvo cerca, asegurándose de que Gomita entendiera su lugar. Mientras caminaban juntas hacia la mesa, Gala murmuró al oído de Karime:

—**No voy a dejar que siga acercándose a ti.**

Karime solo sonrió, divertida por lo protectora que podía ser Gala, y decidió no darle más vueltas al asunto. Sabía que Gala solo actuaba así porque la amaba, y eso le daba una cierta satisfacción, aunque también era consciente de que tendría que hablar con ella más tarde para calmar los ánimos.

Mientras todos se sentaban a comer, el ambiente en la mesa era más ligero, pero la tensión entre Gomita y Gala aún estaba presente. Los demás no parecían notarlo, pero entre ellas, las cosas no estaban del todo resueltas.

La cena había transcurrido en un ambiente algo tenso, pero con el paso de los minutos, las conversaciones empezaron a fluir más relajadamente entre todos. Los chistes y anécdotas volvían a llenar la mesa, dejando de lado los pequeños roces anteriores. Gala seguía atenta a cada movimiento de Gomita, pero ya más tranquila, sabiendo que Karime estaba a su lado.

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