Atracción bajo reflectores

El beso que borro sonrisas

La sala estaba llena de risas mientras todos se acomodaban en los sofás, listos para ver la novela que habían grabado días antes. Era un momento de diversión colectiva, donde las cámaras de la casa capturaban las reacciones de cada uno al verse en pantalla.

La novela empezó con bromas y momentos graciosos, pero la tensión se fue elevando conforme la escena del beso entre Karime y Briggite se acercaba. Las risas estallaron cuando finalmente se vio el beso, todos bromeando sobre cómo lo habían hecho. Sin embargo, las risas crecieron aún más cuando Karime tomó a Briggite por la cintura, haciéndolo parecer un momento de verdadera pasión.

Gala, que al principio se reía junto a los demás, sintió cómo su sonrisa se desvanecía al ver esa parte. No pudo evitar que una sombra de molestia pasara por su rostro mientras veía a Karime actuar de esa manera con otra. Aunque sabía que era parte de la actuación, algo en ese gesto la incomodaba profundamente.

Karime, quien estaba sentada a su lado, notó la reacción de Gala al instante. Aunque no dijo nada, una pequeña sonrisa traviesa apareció en sus labios. Sabía exactamente lo que estaba sintiendo Gala en ese momento, y parte de ella disfrutaba de esa pequeña chispa de celos que acababa de encender.
Cuando la novela terminó, la sala se llenó de comentarios y bromas sobre las escenas, pero Gala no podía evitar sentir un nudo en el estómago. Sin decir nada, se levantó discretamente y caminó hacia el cuarto, tratando de procesar los celos que habían brotado al ver el beso entre Karime y Briggite. La escena seguía dándole vueltas en la cabeza.

Minutos después, Karime entró al cuarto, con esa energía suave que siempre traía consigo. Al verla de espaldas, Gala intentó mantener su compostura, pero antes de poder decir algo, sintió los brazos de Karime alrededor de su cintura. La diferencia de altura hizo que Karime se acurrucara contra ella, y aunque Gala había estado molesta momentos antes, ese pequeño gesto de Karime derritió todas sus defensas.

Gala sonrió, incapaz de seguir alimentando sus celos. Sus manos encontraron la cintura de Karime, atrayéndola más hacia ella.

—¿Ya no estás enojada? —preguntó Karime con tono inocente, mientras alzaba la mirada hacia ella.

—No sé cómo lo haces, pero siempre logras que se me olvide todo —respondió Gala, sonriendo con ternura, mientras acariciaba suavemente la espalda de Karime.

Los celos se esfumaron en un segundo, reemplazados por una sensación cálida de paz mientras ambas se quedaban así, abrazadas en la intimidad del cuarto, sin que nadie las interrumpiera.
Después del momento íntimo en el cuarto, Gala decidió que era hora de bañarse para despejarse un poco. Se levantó, dejando a Karime en la cama mientras se dirigía al baño.

—Karime, ¿me pasas la toalla, porfa? —pidió Gala desde el baño, aún con la voz dulce y relajada.

Karime, siempre atenta, se levantó y fue hacia donde estaba la toalla de Gala, pero algo en la manera en que le llamó por su nombre, en lugar de usar alguno de sus apodos cariñosos, la hizo fruncir el ceño. Le pasó la toalla sin decir nada, pero una pequeña molestia empezaba a brotar dentro de ella.

Cuando Gala salió del baño, fresca y relajada, Karime estaba con los brazos cruzados, lanzándole miradas de reojo.

—¿Qué pasa, amor? —preguntó Gala, secándose el cabello con la toalla, notando el cambio en la actitud de Karime.

—Me llamaste Karime —respondió ella con un tono molesto, haciendo un puchero.

—Pero... ese es tu nombre, ¿no? —respondió Gala, tratando de entender la situación.

—Sí, pero me gusta cuando me dices cosas bonitas... no solo "Karime" —dijo, cruzando los brazos con más fuerza, el berrinche claramente en proceso.