Después de la intensa conversación, Karime comenzó a sentirse mareada. El malestar en su cabeza aumentaba poco a poco, y decidió que lo mejor sería descansar un poco. Se dirigió a su cama, tumbándose con el brazo sobre los ojos, intentando calmar la sensación de pesadez.
Mientras tanto, Gala, que había seguido de cerca cada movimiento de Karime, notó su incomodidad y decidió ir tras ella. Cuando entró al cuarto, vio a Karime acostada, y sin pensarlo dos veces, se acercó a la cama con una sonrisa tierna en el rostro.
—**¿Qué te pasa, pequeña?** —le preguntó Gala con voz suave mientras se inclinaba sobre ella.
Karime soltó un suspiro, abriendo un poco los ojos para mirarla.
—**Me duele la cabeza.** —dijo en voz baja—. **No sé qué tengo, pero me siento horrible.**
Gala, preocupada, se sentó en el borde de la cama y comenzó a acariciar el cabello de Karime con suavidad, adoptando un tono completamente protector y cariñoso.
—**Ay, pobrecita mi niña.** —dijo Gala de manera cursi, casi como si estuviera hablando con una niña pequeña—. **¿Quieres que te traiga algo? ¿Agüita, té, o un abrazo de oso?**
Karime no pudo evitar soltar una pequeña risa al escuchar el tono tan dulce y exagerado de Gala, pero el malestar seguía presente.
—**Solo quédate aquí conmigo.** —pidió Karime, cerrando los ojos de nuevo.
Gala asintió con entusiasmo, como si estuviera dispuesta a hacer cualquier cosa para que Karime se sintiera mejor. Se tumbó a su lado en la cama y comenzó a abrazarla con ternura, rodeándola con sus brazos y haciéndole mimos.
—**Aquí estoy, mi amor.** —susurró Gala—. **Nada va a pasarte, voy a cuidarte como la princesita que eres.**
Karime, aunque sentía dolor, no pudo evitar sonreír ante la actitud tan exagerada de Gala. La forma en que la trataba con tanto mimo y dulzura hacía que, a pesar de todo, se sintiera amada y protegida.
—**¿Sabes?** —dijo Gala, acariciando suavemente la mejilla de Karime—. **Si pudiera, te envolvería en una burbuja y te mantendría ahí, para que nadie te hiciera daño, ni siquiera el dolor de cabeza. Solo yo podría entrar a darte mimitos.**
Karime soltó una risa suave, sintiendo cómo el dolor parecía menos importante con Gala a su lado.
—**Eres tan cursi...** —murmuró Karime, girando ligeramente la cabeza para mirarla—. **Pero me gusta cuando te pones así.**
—**¿Ah, sí?** —respondió Gala, fingiendo sorpresa—. **¿Entonces te gusta que te trate como mi bebé mimada?**
—**Solo cuando me duele la cabeza.** —dijo Karime en broma.
Gala rió y le dio un suave beso en la frente, mientras seguía acariciando su cabello.
—**Descansa, mi amor.** —le dijo Gala en voz baja—. **Yo voy a estar aquí cuidándote todo el tiempo que necesites. Y si el dolor no se va, voy a pelear contra él para que te deje tranquila.**
Karime cerró los ojos otra vez, disfrutando de los mimos y de la manera en que Gala la hacía sentir tan especial, tan protegida. Gala continuó acariciándola, murmurando palabras dulces y protectoras, como si de verdad estuviera cuidando de una niña pequeña.
En ese momento, todo parecía más liviano para Karime. No importaban los problemas ni los celos de antes. Estar ahí, acurrucada junto a Gala, era justo lo que necesitaba para sentirse mejor.
Karime intentó relajarse en los brazos de Gala, pero el malestar en su cabeza comenzó a intensificarse. Sintió cómo el mareo aumentaba y un pequeño escalofrío recorrió su cuerpo. Gala, siempre atenta, lo notó de inmediato.
—**¿Te sientes peor, amor?** —preguntó Gala con una preocupación genuina en sus ojos mientras acariciaba el rostro de Karime.
Karime asintió levemente, sin fuerzas para decir mucho. Cerró los ojos, buscando un poco de alivio, pero el dolor no cedía.
—**Oh, mi pobre princesita...** —dijo Gala en un tono aún más tierno, envolviéndola con más fuerza entre sus brazos—. **Esto no me gusta nada. Mi niña está sufriendo y yo no puedo hacer nada para que se sienta mejor.**
Karime abrió los ojos un poco, sonriendo débilmente.
—**Solo... quédate conmigo, Gala.** —susurró, intentando calmar el dolor con la compañía de su novia.
Gala se inclinó, besando la frente de Karime una y otra vez, con pequeños y suaves besos que pretendían, de alguna manera, aliviarla.
—**Voy a hacerte sentir mejor, lo prometo.** —dijo Gala con voz casi infantil—. **Voy a cuidarte tanto que ni el dolor de cabeza se va a atrever a molestarte otra vez.**
Karime soltó un pequeño gemido, y Gala rápidamente se levantó de la cama, preocupada.
—**¡Espera aquí! Voy a traerte una toalla fría, agua, lo que sea.** —dijo con urgencia, y salió corriendo de la habitación, aunque Karime intentó detenerla.
En menos de un minuto, Gala volvió con una pequeña toalla mojada. Se la puso suavemente en la frente a Karime, quien soltó un suspiro de alivio. Gala la miraba como si fuera la persona más importante del mundo.
—**Ahí está, mi amor. Ahora te sentirás mejor.** —dijo Gala, sentándose a su lado y dándole más mimos—. **Te traje también agua, por si tienes sed. Y si necesitas más besos, tengo un montón para ti.**
Karime, a pesar de todo, rió entre dientes.
—**Siempre con tus besos...** —murmuró, aunque en el fondo le encantaba esa faceta tan exageradamente dulce de Gala.
Gala sonrió y, sin dudarlo, se acercó a besar su mejilla con un beso largo y ruidoso, exagerando el gesto.
—**¿Ves? Mis besos curan. Si pudiera, te llenaría de besos de pies a cabeza hasta que te sientas perfecta.** —dijo Gala, viéndola con esos ojos llenos de devoción.
Karime cerró los ojos otra vez, recostándose en la almohada, sintiendo cómo el malestar, aunque no desaparecía, se volvía más llevadero gracias a la atención de Gala. Cada caricia, cada palabra cursi, y cada beso la hacían sentir amada y protegida.
—**Prometo que me voy a quedar contigo todo el tiempo que sea necesario.** —dijo Gala, inclinándose para besarle suavemente la mano—. **No te dejaré sola ni un segundo, mi niña linda.**
Karime, a pesar del malestar, sintió una calidez que inundaba su corazón. Gala era, sin duda, su refugio en ese momento, y aunque el dolor de cabeza seguía presente, tener a Gala a su lado hacía que todo fuera más soportable.
—**Eres... demasiado cursi, Gala.** —murmuró Karime, abriendo un ojo para mirarla con una sonrisa débil.
—**Pero te gusta.** —respondió Gala con una sonrisa traviesa mientras le daba otro beso en la frente.
—**Sí, me gusta.** —admitió Karime en voz baja, disfrutando de los mimos que seguían llegando.
Gala se acostó a su lado de nuevo, abrazándola suavemente y asegurándose de que Karime estuviera lo más cómoda posible. Ambas permanecieron en silencio por un momento, disfrutando de la compañía mutua mientras el mundo alrededor de ellas parecía desvanecerse.
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Atracción bajo reflectores
FanficDentro de la intensidad de la Casa de los Famosos, Gala y Karime comparten una conexión que va más allá de las cámaras. Entre desafíos, alianzas y juegos de poder, nace un amor lleno de pasiones, celos y momentos de ternura inesperada. Sin embargo...