El berrinche matutino

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El sol apenas comenzaba a asomarse por las ventanas de la casa, iluminando suavemente los rincones con una luz cálida. La mayoría de los habitantes aún estaban medio dormidos o disfrutando de un lento despertar, pero no Karime. Desde temprano, algo parecía molestarla, y ese malestar estaba a punto de convertirse en otro de sus famosos berrinches.

Gala, que se encontraba en la cocina preparando algo de café, notó que Karime entraba con el ceño fruncido, cruzada de brazos y con una expresión que dejaba claro que no estaba de humor.

—**Buenos días, Karime,** —dijo Gala con una sonrisa mientras le tendía una taza de café—. **¿Todo bien?**

Karime soltó un bufido, ignorando la taza que Gala le ofrecía, y se dejó caer pesadamente en una de las sillas, haciendo un puchero exagerado.

—**No, no está bien,** —respondió Karime con un tono dramático—. **Ni siquiera me dejaste dormir bien anoche. Te movías mucho. ¡Y ahora todo me molesta!**

Gala no pudo evitar reírse al ver la actitud infantil de Karime. Sabía que no era nada serio, solo otro de esos pequeños caprichos que hacían a Karime única. Con una sonrisa divertida, Gala se acercó a ella y se inclinó, apoyando sus manos en el respaldo de la silla donde estaba sentada Karime.

—**¿Otra vez con tus berrinches?** —dijo Gala, aguantando la risa—. **¡Ni siquiera fue para tanto! No me moví tanto. Además, dormimos muy bien, ¿o no?**

Karime hizo otro puchero y apartó la mirada, exagerando su enfado.

—**No, no dormí bien, y además, quería desayunar pan tostado, pero no queda,** —respondió Karime, cruzándose de brazos—. **¡Todo está mal esta mañana!**

Gala se echó a reír abiertamente, incapaz de contenerse. Sabía que Karime estaba haciendo un berrinche por cosas insignificantes, pero eso solo lo hacía más gracioso. Se agachó frente a ella, poniendo una mano sobre su rodilla y mirándola con una sonrisa traviesa.

—**¿De verdad es por el pan tostado?** —preguntó Gala entre risas—. **Eres imposible, Karime.**

Karime intentó mantener su expresión seria, pero ver a Gala riendo tanto hizo que sus labios comenzaran a torcerse en una sonrisa. No quería admitir que estaba exagerando, pero la risa de Gala era tan contagiosa que no pudo mantener su berrinche por mucho tiempo.

—**Bueno... tal vez estoy exagerando un poco,** —admitió Karime con un suspiro dramático, pero su sonrisa traicionaba su intento de seguir molesta.

Gala, todavía riéndose, se incorporó y se inclinó hacia ella para darle un beso suave en la frente.

—**Claro que lo estás,** —dijo Gala, con una mirada tierna—. **Pero me encanta cuando haces estos berrinches. Me haces el día.**

Karime finalmente se rindió, soltando una pequeña risa mientras Gala la abrazaba con fuerza. Aunque su berrinche no había durado mucho, le encantaba la forma en que Gala siempre encontraba el modo de hacerla reír incluso en sus peores momentos.

—**Eres terrible,** —dijo Karime, apoyando su cabeza en el hombro de Gala—. **Pero gracias.**

Gala sonrió y acarició suavemente el cabello de Karime.

—**Siempre, Karime.** —murmuró Gala—. **Siempre.**

Las dos se quedaron abrazadas unos momentos más, disfrutando de la calma de la mañana, mientras la risa de Gala aún resonaba suavemente en el aire.

La mañana seguía avanzando en la casa, y después de su pequeño berrinche inicial, Karime parecía haber vuelto a su estado normal. Estaban ahora ambas en el jardín, disfrutando del sol suave de la mañana, cuando de repente Karime recordó algo que la hizo fruncir el ceño de nuevo. Gala, quien estaba mirando hacia el cielo, notó el cambio en la expresión de Karime y sonrió para sí misma, anticipando lo que venía.

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