Descanso en sus brazos

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La noche avanzaba lentamente, y el aire fresco del jardín hacía que el ambiente se sintiera más relajado. Gala y Karime seguían abrazadas, disfrutando del tiempo a solas, cuando, de repente, Gala notó que Karime se quedaba más y más quieta. Al mirar a su lado, se dio cuenta de que Karime había caído profundamente dormida, apoyada en su hombro.

Con una sonrisa tierna, Gala acarició suavemente el cabello de Karime, disfrutando de la paz de ese momento. Aunque sabía que Karime estaba agotada, no podía evitar sentirse conmovida por la confianza que depositaba en ella, incluso en su sueño.

—**Mi niña... te quedaste dormida,** —susurró Gala, sabiendo que no recibiría respuesta.

Al cabo de unos minutos, Gala se dio cuenta de que no podían quedarse ahí afuera toda la noche. Suspiró, sabiendo lo que debía hacer. Con cuidado, deslizó su brazo debajo de las piernas de Karime y la levantó en brazos. Aunque Karime era ligera, cargarla dormida era un desafío.

Mientras avanzaba hacia el cuarto Mar, Gala caminaba despacio, intentando no despertar a Karime. Al entrar en la casa, todos comenzaron a notar la escena. Briggite, Mayito y Arath se voltearon a mirar con sonrisas divertidas.

—**Mira nada más,** —dijo Briggite entre risas—. **Nuestra Karime no aguantó la fiesta.**

—**Qué tierna,** —añadió Mayito con una sonrisa burlona—. **¡Gala siempre cargando con los problemas!**

Gala rodó los ojos, pero una sonrisa se asomaba en sus labios. Sabía que todos estaban bromeando, pero también que les encantaba verlas juntas.

—**Ya, ya, dejen sus comentarios,** —respondió Gala en tono divertido, mientras avanzaba hacia el cuarto Mar con cuidado.

Briggite se acercó para abrir la puerta y, al ver a Gala luchando un poco, no pudo contener su risa.

—**Oye, Karime se ve tan tranquila ahí,** —dijo Briggite mientras observaba a Karime acurrucada en los brazos de Gala—. **Es como si estuviera en su propia nube.**

—**Pues sí,** —dijo Gala, con un toque de sarcasmo—, **pero esta nube pesa más de lo que parece.**

Entre risas, Gala logró llegar hasta la cama de Karime. Con cuidado, la depositó sobre el colchón, asegurándose de que estuviera cómoda. Karime se movió un poco, murmurando algo entre sueños, pero no se despertó.

Gala se quedó observándola por unos segundos, con una ternura que pocas veces dejaba salir frente a los demás. La tranquilidad en el rostro de Karime, su respiración suave y el modo en que se abrazaba al cojín le recordaban a Gala por qué siempre quería protegerla.

—**No sé cómo lo haces, pero siempre logras verme como una boba,** —susurró Gala, acariciándole el cabello suavemente.

Al salir del cuarto, Briggite y los demás la esperaban afuera, con sonrisas de complicidad en sus rostros.

—**¿Te enamoraste aún más, verdad?** —le dijo Briggite en tono juguetón.

—**No me provoques, Briggite,** —dijo Gala riendo—. **Ustedes ya saben cómo es esto.**

Todos rieron juntos, mientras Gala cerraba la puerta del cuarto suavemente, contenta de haber llevado a Karime a descansar. Sabía que al día siguiente Karime probablemente se quejaría de que no la había despertado, pero en ese momento, ver cómo descansaba plácidamente en sus brazos era lo único que importaba.

Después de dejar a Karime descansando en el cuarto Mar, Gala volvió a la sala donde el resto del grupo seguía riéndose y disfrutando de la conversación post-fiesta. Estaban todos relajados, hablando de la noche y los momentos divertidos que habían vivido. Gala se sentó en el sofá, aún sonriendo por la ternura que le había causado Karime al quedarse dormida en sus brazos.

Sin embargo, la calma no duró mucho. Después de unos minutos, la puerta del cuarto Mar se abrió lentamente, y Karime salió caminando. Su cabello estaba un poco despeinado y su rostro mostraba signos de que aún no estaba del todo despierta. A pesar de todo, tenía una expresión de inocencia que hizo que todos en la sala se rieran suavemente.

Karime, como si fuera una niña pequeña que acaba de despertar de una siesta, caminó lentamente hacia el grupo. Se frotaba los ojos, intentando despejarse, y se movía con un aire despreocupado. Sin darse cuenta, se convirtió en el centro de atención.

Gomita, que había estado observando todo desde un rincón, no pudo resistirse y lanzó un comentario que dejó a Gala en alerta.

—**Te ves preciosa, Karime,** —dijo Gomita con una sonrisa amplia y sin ninguna vergüenza. **Tan linda cuando te acabas de despertar.**

El comentario fue directo, y todos en la sala notaron cómo los ojos de Gala se entrecerraron levemente, como si estuviera analizando cada palabra. Karime, aún algo adormilada, no reaccionó de inmediato, pero cuando procesó el piropo, se sonrojó ligeramente y lanzó una pequeña risa nerviosa.

—**Ay, gracias, Gomita,** —respondió Karime, intentando quitarle importancia al comentario mientras seguía caminando hacia el sofá.

Gala, sin embargo, no pudo dejarlo pasar. Aunque trató de mantener la calma, una chispa de celos comenzó a crecer dentro de ella. Se levantó del sofá y, casi sin pensarlo, fue directo hacia Karime. La rodeó con un brazo por la cintura de manera posesiva, sin decir una palabra, pero el gesto hablaba por sí solo.

—**¿Y tú cómo te sientes, mi niña?** —le preguntó Gala en un tono suave, pero su mirada se mantuvo fija en Gomita, dejando claro quién tenía la prioridad.

Karime, aún algo adormilada pero sintiendo la tensión en el ambiente, simplemente se dejó abrazar por Gala, disfrutando del gesto sin comprender del todo el motivo de la incomodidad de su novia.

—**Me siento bien, gracias,** —respondió Karime con una sonrisa suave mientras se apoyaba en Gala, disfrutando de su cercanía.

Gomita observó la escena con una leve sonrisa en su rostro, sabiendo muy bien lo que estaba haciendo, pero sin mostrar ninguna señal de arrepentimiento. Sabía que sus palabras habían sido una provocación, y la reacción de Gala le había confirmado que sus celos estaban a flor de piel.

El ambiente en la sala, aunque relajado, tenía un toque de tensión, y Mayito, que no podía evitar divertirse con la situación, soltó una risa para romper el hielo.

—**Bueno, bueno, parece que la fiesta no ha terminado aún,** —dijo en tono burlón, viendo cómo Gala mantenía su brazo firme alrededor de Karime.

Briggite, por su parte, también notó la dinámica y no pudo evitar añadir su comentario.

—**Sí, Gala, no sueltes a Karime, no vaya a ser que alguien más la reclame,** —dijo entre risas, claramente disfrutando de la situación.

Gala rodó los ojos ante los comentarios de sus amigos, pero no soltó a Karime. En lugar de eso, decidió llevarla de regreso al cuarto Mar, buscando un poco de tranquilidad.

—**Vamos, mejor volvamos al cuarto,** —le dijo Gala a Karime mientras la guiaba suavemente, ignorando las risas que seguían a sus espaldas.

Karime, aún medio dormida, se dejó llevar sin protestar, apoyándose en Gala como si estuviera completamente segura de que no necesitaba preocuparse por nada más en ese momento.

Pero dentro de Gala, los celos aún ardían. Sabía que Gomita estaba empezando a jugar con fuego, y aunque confiaba en Karime, no podía evitar sentirse territorial. Mientras la llevaba de vuelta al cuarto, Gala decidió que no iba a permitir que Gomita siguiera lanzando esos comentarios sin consecuencias.

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