Decisión a la vista

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Esa misma noche, después de la tensa conversación con la Jefa, Karime se dirigió al cuarto del Team Mar, donde compartía espacio con Briggite, Gala, Mayito, y Arath. El ambiente era distinto desde que se habían emitido las imágenes del cine, especialmente entre Gala y Karime. Gala había estado más callada de lo normal, como si supiera que cualquier palabra solo empeoraría las cosas.

Cuando Karime entró, encontró a Gala acostada en su cama, de espaldas, claramente intentando no llamar la atención. Briggite estaba sentada al borde de su cama, con los ojos rojos y cansados de la preocupación del día. Mayito y Arath estaban en sus camas, conversando en voz baja, pero se callaron al ver entrar a Karime.

Karime dio unos pasos hacia el centro del cuarto, respirando hondo antes de hablar. Sentía el nudo en la garganta, pero sabía que tenía que decirles lo que estaba pensando, aunque no fuera fácil.

—Chicos... —comenzó, su voz apagada. Al instante, todos se giraron hacia ella, excepto Gala, que permaneció en la misma posición—. Tengo que decirles algo.

Briggite ya sabía lo que venía, y por eso su rostro se transformó en una mezcla de dolor y miedo. Karime intentó continuar sin dejar que la tristeza la detuviera.

—No puedo seguir aquí —dijo finalmente, sus palabras cortando el silencio como un cuchillo—. Todo lo que ha pasado... me supera. Quiero irme.

El shock fue inmediato. Mayito y Arath intercambiaron miradas sorprendidas, mientras Briggite se llevó una mano a la boca, intentando contener el llanto que ya empezaba a surgir. Gala, aunque no se movió, tensó los hombros al escuchar la confesión de Karime. Sabía que lo que había pasado en la suite había tenido consecuencias, pero escuchar que Karime estaba considerando irse de la casa... fue como un golpe directo al corazón.

Briggite no pudo contenerse más. Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro mientras se levantaba de la cama y se acercaba a Karime, con la desesperación pintada en su rostro.

—No... no, Kari, por favor... no te vayas —suplicó, su voz quebrada por el llanto—. No puedes irte, no así. ¡No puedes dejarme aquí! No sería lo mismo sin ti.

Karime la miró con el dolor reflejado en sus ojos. Sabía que su decisión estaba afectando a los demás, pero también sentía que no tenía más fuerzas para seguir.

—Briggi... no sé cómo hacerlo —respondió Karime, sintiendo cómo la emoción la ahogaba—. No sé cómo seguir aquí después de todo lo que ha pasado. No me queda nada. Estoy rota.

Briggite negó con la cabeza, las lágrimas corriendo por sus mejillas mientras le tomaba las manos a Karime.

—Kari, por favor... eres mi amiga. Eres nuestra fuerza aquí dentro. No podemos dejar que esto te gane, no después de todo lo que hemos pasado juntas. Sé que es difícil, pero... pero tienes que quedarte. ¡Te necesitamos!

Mayito y Arath, que habían estado en silencio, se acercaron un poco más, intentando procesar lo que estaba sucediendo. Aunque no sabían exactamente qué decir, su preocupación era evidente.

—Karime, no tienes que tomar esta decisión ahora —dijo Arath con un tono más calmado—. Sabemos que estás pasando por mucho, pero... tal vez con un poco más de tiempo puedas sentirte mejor.

—Es cierto —agregó Mayito—. Todos te apreciamos mucho aquí. No te vayas todavía.

Karime los escuchaba, pero sentía que nada de lo que dijeran podría aliviar el dolor que cargaba. Su corazón estaba roto, y la idea de permanecer en la misma casa que Gala, viendo cómo su relación se desmoronaba, era más de lo que podía soportar.

Briggite, sin soltarle las manos, la miró directamente a los ojos.

—Kari, por favor... por favor, no me hagas esto. No puedo imaginar estar aquí sin ti. Si te vas, ¿qué voy a hacer yo? Eres mi pilar, mi amiga, mi familia aquí dentro. No te rindas... no ahora.

Atracción bajo reflectores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora