Rosas Negras

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Dios y ella por fin salieron del recinto y lo primero que se vio fue un campo entero lleno de rosales de rosas negras, tal como Amma había querido.

«Por desgracia no puedo negar que son hermosas»

Dios soltó el brazo de Amma y ella empezó a caminar entre la rosas, pero notó algo y cortó una que luego alzó en dirección a Dios.

- No tienen espinas

- Es para que no te lastimen

- Pero las espinas son parte de su belleza, sin ellas solo son flores y ya

- Las rosas son flores

- Pero dejan de ser rosas sin sus espinas, dejan de ser su misma esencia, dejan de ser lo que las diferencia de otras flores

Dios suspiró y chazqueo los dedos haciendo que las rosas volvieran a tener espinas.

Amma aún tenía la rosa cuando Dios hizo eso y las espinas la lastimaron haciendo que la soltara con un quejido de dolor.

Él se acercó rápidamente y tomó su mano para inspeccionar.

- Por esto mismo las quite... -Dijo acariciando su mano.

Dios besó suavemente su mano y la acaricio un poco más.

- Mandaré estás condenadas al abismo

- ¿Qué?, n-no... Por favor...

Dios la miró, luego a su mano y luego a ella nuevamente.

- Te hicieron daño

- Pero es lo único que me queda de recuerdo, por favor te lo suplico...

Dios suspiró y asintio levemente mientras le acariciaba suavemente un mechón de cabello.

- Bien, puedes venir aquí cuando quieras... -Dijo para después darse la vuelta.

- ¿Ya te vas?

- Tengo trabajo, pero puedes quedarte aquí un rato, mandaré un ángel por ti más tarde

Después de eso se fue, perdiéndose en el blanco y las paredes de su casa.

Amma soltó el aire que había estado reprimiendo.

«Ya no aguantaba»

Suspiró y miró el campo de rosas, uno solo para ella.

- Ahora creo que es personal -Dijo una voz a sus espaldas.

Amma se volteó y sonrió, era la única persona en la que confiaba en ese lugar.

Su fiel amigo.

La muerte.

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