Ella no podía más que mirarlo con desprecio, su rencor y odio hacia dios siempre había estado presente, pero jamás había aumentado tanto como en esas últimas horas.
Dios seguía ejerciendo dominio en ella, impidiendole moverse o hacer cualquier movimiento.
Finalmente él la soltó y ella retrocedió sin apartarle la mirada, aunque supiera que eso no la salvaría de él.
- Siempre me pregunté por qué me odiabas
- Porque eres un maldito narcisista que le encanta que lo idolatren
- Yo no le pedí a los humanos eso
- Pero tampoco los detuviste
- Yo los salve
- ¿Sacrificando a tu hijo?
- Ellos lo mataron, no yo
- Pero tampoco los detuviste
- No me culpes de las acciones humanas, cada guerra, cada muerte, cada pecado es solamente de los humanos
- ¿Que pasa cuando mueren?
Dios guardó silencio, era obvio que esa pregunta no la contestaría, así que ella decidió cambiar de táctica.
- ¿Qué iba a pasar conmigo?
- En este momento simplemente estás a mi disposición
- ¿Y antes de eso?
- Eso ya no importa, siempre me ha gustado enfocarme en el presente sin mirar al pasado, porque es solo eso, pasado
- Ahora veo porque no aprendes de tus errores
Dios cambió su mirada serena a una dominante e irritada.
- Cuida tu boca
Amma volvió a sentir como se petrificaba, Dios avanzo a ella nuevamente y la acorraló contra el mueble que estaba cerca, aunque no había necesidad, ella no podía huir de él y ella lo sabía.
- Para ser humana eres muy altanera y eso no me gusta, a partir de ahora solo podrás dirigirte a mi con respeto y devoción -Ordenó en tono dominante, su rostro muy cerca del de ella.
Amma sintió como se le escapaban las palabras de odio hasta de sus pensamientos, Dios sonrió con suficiencia y se apartó de ella permitiendo que pudiera moverse nuevamente.
- ¿Te quedó claro?
- Si, Dios -Respondió con una voz neutral que ni ella sabía de dónde había sacado.
- Que con esto quede claro que tú me perteneces, no hay escapatoria, nunca la habrá, Amma
Y con eso él salió de la habitación dejándola sola, ella sintió como volvía a pensar claramente, desde que le había dado la orden de dirigirse a él con respeto y devoción su mente se sentía como si tuviera un neblina haciendo confusos sus pensamientos.
Ella agitó suavemente la cabeza y echo un vistazo rápido a su habitación nuevamente, se dirigió a la puerta y pegó su oído, intentando escuchar cualquier indicio de que él estuviera afuera, esperando.
Ella no escuchó nada, pero aún así pusó seguro a la puerta, luego se alejó de ella y se sentó en su cama o lo que fingía ser su cama, ella se sentía como una extraña entre tantos muebles viejos y conocidos, pero al menos cómoda de estar en un lugar que ella reconoce desde que llegó.
Se acostó y trató de cerrar los ojos pero la inquietud de que él pudiera aparecer mientras dormía no la dejó, aunque tampoco tenía sueño, se quedó acostada, simplemente asimilando y pensando qué debería a continuación.
Dios le había dejado claro el mensaje, ella le pertenecía, estaba encadenada a él de ahora hasta el fin de los tiempos, pero ella sabía que debía ver más allá de eso, los tratos siempre tenían fisuras, grietas que podían ser rotas.
Entonces ella recordó que seguía en uniforme, por lo que se levantó y se dirigió a buscar en el cajón algo que ponerse, entonces admiró que esa ropa que había ahí no era la de ella o al menos no la que ella tenia cuando estaba viva, ella sintió asco por Dios nuevamente pero rápidamente ese pensamiento se vió envuelto en la neblina anterior, volviéndolo confuso hasta que simplemente se disipó.
«¿¡AHORA EL MALNACIDO CONTROLA QUE PUEDO PENSAR Y QUE NO!?»
Agitó suavemente la cabeza para librarse de la neblina y aclararse, luego se puso a inspecciónar las prendas para ver qué era lo que más le sentaba o gustaba.
Se decidió por un pantalon negro, una blusa blanca estilo vintage con encajes y bordados en la orilla del ojal y al la orilla de la parte baja se la blusa y unas botas negra largas hasta la pantorrilla.
Se cambió lo más rápido posible en caso de que Dios decidiera entrar en la habitación sin avisar, sabía que el seguro en la puerta solo era una fachada para hacerla sentir segura.
Una vez cambiada suspiró aliviada y más cómoda, pero la tranquilidad le duró poco ya que un ángel abrió la puerta de la nada haciendo que ella se sobresaltara.
- ¿Qué quieres?
- Dios solicito tu presencia
«Ay no, no otra vez»
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La Esclava De Dios
FantasíaDespués de una vida tormentosa, termina en las garras del mismo ser que le puso ese destino con el que hace un trato para salvar a la única persona que le importa, solo hay una condición. "Me perteneces completamente" Pero ella lo odia y no se queda...