Los traumas son cosas curiosas.
Se traban en nuestro ser y echan raices en nuestra alma.
Nos llenan de dudas y de temor, pero también de determinación por no volver a pasar lo mismo.
Es por eso que algunos humanos simplemente se cierran, crean barreras y son insensibles a los demás.
Porque nadie sintió su dolor antes, así que...
¿Por qué ellos deberían sentir dolor por otros?
Por los hipócritas que los dejaron solos.
Por los malditos incapaces de sentir empatía alguna por las almas en desgracia de los demás.
Por los que dicen que les importas y que te aprecian solo para destruirte totalmente.
Por aquellos incapaces de mostrar compasión hacia los que ya no pueden más, aquellos que lucharon con todas sus fuerzas y al final se vieron agotados.
No, no merecen perdón, no merecen compasión, no merecen misericordia.
Con todo esto en cuenta...
¿Que queda?
Solo un cascarón vacío, uno llenó de incertidumbre y agonía.
Un camino oscuro que te da miedo recorrer pero no tienes más opciones que seguir adelante.
Al final, después de tropezar varias veces aprendes algo.
No lo vale.
No necesitas a nadie porque tú solo te puedes levantar.
Aunque sea con dolor, dime.
¿Cuántas veces te has levantado tu solo?...
Una vez lo piensas te sorprendes, porque rogaste porque alguien te escuchara, te abrazara, te ayudara, te diera la mano.
Y te das cuenta que cuando nadie respondió, tu te levantaste y seguiste avanzando
Otra pregunta interesante es...
¿Alguien te ayudó alguna vez?
Puede que respondas varios, pero, piénsalo bien.
¿Fue por obligación?
¿Te pidieron algo a cambio?
¿De verdad te ayudaron o simplemente te lo hicieron creer?
¿Te elevaron y no te dejaron caer... O te dejaron caer con más fuerza?
¿Te ayudaron para que tú cargaras con sus problemas, como si les debieras la vida?
Es curioso la poca cantidad de personas que pueden responder esto.
O al menos con todo negativo, eso sería lindo.
Saber que no todo es oscuridad.
Porque la realidad es que no lo es, no es blanco, claro está.
Pero tampoco es negro.
Es más una combinación de grises claros y oscuros.
Porque así es la vida.
Y la vida sigue.
Y hay que aprender de eso.
Por eso están los traumas.
Estos te ayudan a aprender y distinguir que camino es más oscuro que el otro.
Te enseñan a tantear el terreno y evitar tropezar con la misma piedra.
Después de todo...
"El humano es el único animal capaz de cometer un error y elegir repetirlo"
Nosotros decidimos si aprendemos o nos estancamos.
Es duro.
Si.
Aunque hay traumas que nos hacen perder muchas habilidades.
Lo sé, los conozco bien.
Son traumas que te paralizan, porque tú cuerpo entra en estado de defensa-huida.
Incapaz de moverte o pensar que hacer.
Simplemente te quedas en blanco.
Esto también es una defensa que crea nuestro cerebro.
Te desconecta del acontecimiento para que el impacto se reduzca.
O quizás te lo borre de tu memoria.
O tal vez te lleve a la locura.
Sea la defensa que sea.
No vuelves a ser el mismo después de un trauma.
Puede que llegue un punto en el que estás tan roto que ya ni siquiera sabes que parte iba en donde.
Pero así son estás cosas.
Así que la manera en la que se afronta un trauma depende únicamente de la persona.
O te dejas paralizar y dejas que tú cerebro borre ese evento para seguir como si nada.
O te levantas, alzas tus barreras, te limpias la sangre de la herida y avanzas.
Cualquiera de las dos está bien.
Porque nadie te obliga a ser fuerte.
Y de ser así...
Aléjate...
Corre lo más que puedas de esa persona...
Porque esa persona te romperá.
Te exprimirá hasta la última gota de voluntad.
Y cuando estés en el suelo llorando de impotencia de que no puedes más...
Te volteara a ver y te dirá que eres tan debil que nunca lo intentaste realmente.
Y luego se irá, dejándote solo y convenciendo al mundo de que tú eres el único culpable.
Que tú lo causaste y que el no tiene la culpa y siempre estuvo a tu lado.
Cuando en realidad cuando todo se ponía difícil el corría a esconderse para dejarte a ti esa batalla.
Así que.
Es mejor que elijas.
Levantate... O quédate acostado.
Ambas están bien.
Es como combatir una enfermedad.
No a todos nos da igual.
Hay algunos a los que les permite continuar y al final salen.
Pero hay otros a los que les da tan fuerte que los deja en la cama sin fuerzas.
En cualquiera de los dos casos, al final se levantan.
Eso sí, no quedan igual después de atravesarlo.
Así son los traumas.
Llenos de conflicto y persistencia.
Pero se hacen parte de nosotros.
Y nos hacen ser quienes somos, ya sea para bien o para mal.
Así que.
¿Ya tomaste una decisión?...
ESTÁS LEYENDO
La Esclava De Dios
FantasyDespués de una vida tormentosa, termina en las garras del mismo ser que le puso ese destino con el que hace un trato para salvar a la única persona que le importa, solo hay una condición. "Me perteneces completamente" Pero ella lo odia y no se queda...