Levántate

26 3 1
                                    

Amma abrió los ojos lentamente.

Había perdido la noción del tiempo completamente desde el incidente.

Suspiró y se miró al espejo, agradecía que su apariencia no hubiera cambiado.

Pues adoraba sus ojos cafés que había heredado de su madre.

Y bajo ellos su pequeña sicatris, una sicatris redondeo y pequeña, una marca que la seguiría y le recordaría siempre el accidente de sus padres.

Pero con el tiempo la había aceptado y hecho parte de ella.

Tocó suavemente el contorno del espejo y lo miró con atención.

Ya estaba de pie, la decisión estaba tomada.

Después de su pequeña charla con su subconsciente había logrado adquirir fuerzas para levantarse.

Había veces que hacía eso, le daba vueltas a una palabra en general que resumia su problema, luego analizaba si había un camino mejor que el otro y después decidía como proseguir.

Además de que lo hacía a modo de discurso, como si le explicara a alguien más, eso la calmaba.

Al final decidió levantarse, pues Tara y ahora Fani dependían de ella.

Que lograra poner fin a la injusticia de Dios.

Miró su marca, hacia contraste en su piel mestiza clara.

Pero notó algo raro y se acercó al espejo para verificar si no había visto mal.

No, su marca era un tanto menos clara.

Amma se quedó sorprendida, no sabía cómo lo había logrado.

Pero ya era un avance.

- ¿A qué costo?... -Susurró para ella y miró nuevamente el espejo.

Meneó la cabeza, no había tiempo para arrepentimientos.

Tenía que centrarse en avanzar, pero está vez de cero.

Ya tenía un nuevo plan, nueva táctica y nuevas ventajas que aprovechar.

Pero necesitaba la ayuda de Azrael si o si.

Suspiró y se volvió a mirar mientras apretaba los puños con fuerza.

«Levantate... Amma»

La Esclava De Dios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora