Capítulo 23. Orgullo.

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Narrador omnisciente.

___ despertó abrazando el oso que Ian le había regalado. El aroma del perfume de él aún estaba impregnado en el peluche, pero en lugar de confortarla, solo intensificaba la tristeza que sentía. Sabía que debía hablarle, pero su orgullo no se lo permitía.

Se obligó a levantarse y se preparó para ir a la casa de Fede. Al llegar, fue recibida por la energía desbordante de los chicos.

—¡___! ¡Te extrañamos! —gritó Teo, lanzándose a darle un abrazo.

—Hola, chicos, estuve un poco enferma —mintió, con una sonrisa forzada.

Mientras Fede organizaba las grabaciones, ___ se dio cuenta de que algo no estaba bien. La atmósfera estaba cargada de tensión, y cuando entró a la cocina, su corazón se detuvo. Allí estaban Ian y Dome, sentados y riendo como si nada pasara.

—¿Más tostadas? —preguntó Dome, sonriendo. 

—Sí, gracias —respondió Ian, sin mirarla, pero el brillo que antes había en sus ojos, no estaba.

___ sintió que el mundo se le venía abajo. Se obligó a actuar normal, pero cada risa de Ian le hacía doler más el pecho.

—Vamos a grabar el video, ya están los inflables en el jardín—dijo Fede, interrumpiendo sus pensamientos. —___, vení a ayudarme.

Mientras se alejaba de la cocina, escuchó a Dome comentar:

—Veo que ya te sientes mejor, ¿verdad?

—Sí... la verdad, sí —respondió Ian, y eso fue como un puñal en el corazón de ___.

Durante la grabación, ___ trató de concentrarse. Sin embargo, cada vez que miraba a Ian, recordaba cómo lo había visto con Dome. La risa de él resonaba en su mente.

—¿___? ¿Estás con nosotros? —preguntó Max, sacándola de sus pensamientos.

—Sí, perdón. Solo estaba pensando —respondió, forzando una sonrisa.

La grabación continuó, pero la atmósfera se sentía diferente. Había una distancia palpable entre ___ e Ian, una muralla que parecía insuperable.

Más tarde, cuando llegó la hora de comer, Ian pidió hamburguesas para todos. Al ver que estaba ignorándola, ___ decidió salir al balcón.

—No te vayas, ___ —dijo Fede, preocupado.

—Solo necesito un momento —murmuró, y salió al aire fresco, sintiendo cómo su orgullo luchaba con su deseo de resolver las cosas.

Un rato después, Ian apareció en el balcón.

—¿Por qué te fuiste? —preguntó, con tono cortante.

—Porque no quiero discutir, Ian —respondió, manteniendo la vista en el horizonte.

—No estoy discutiendo, solo te estoy preguntando —dijo él, cruzando los brazos.

—¿Ignorándome como si no estuviera aquí no cuenta como discusión? —replicó, elevando el tono.

En ese momento, Dome apareció en la puerta de la cocina.

—¿Todo bien, chicos? —preguntó, con una sonrisa que a ___ le pareció demasiado forzada.

—Sí, solo... charlando —respondió Ian, y ___ se sintió más distante que nunca.

—¡Vamos a comer! —gritó Fede desde adentro, rompiendo la tensión.

___ se unió al grupo, sintiendo que había una carga invisible entre ella e Ian. La risa de los chicos resonaba, pero ella se sentía atrapada en su propio mundo. Mientras comían, Fede hizo bromas y todos rieron, pero la falta de conexión con Ian la dejaba vacía.

Desenfocada. (Ian Lucas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora