Capítulo 32. Ataques de ansiedad y celos.

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Ian.

Me desperté con la ligera luz que entraba por las cortinas de nuestro cuarto, ___ estaba a mi lado mirándome atenta a cada movimiento que yo hacía.

—Buenos días dormilón.— susurró dando un beso sobre mi nariz.

—Buen día hermosa.— respondí con una sonrisa mientras me estiraba. — ¿qué hacías? ¿admirando mi belleza? — bromeé.

Ella negó riéndose mientras se mordía el labio. —Ese ego, está por las nubes. 

La abracé acercándola más a mí y le di un beso en el cachete, ella se reía. Después de eso me levanté al baño para hacer mis necesidades y bajar a desayunar, ella ya había bajado. 
Cuando estuve abajo mis amigos, Nico y Fede estaban desayunando con ella, cuando me vieron entrar a la cocina se quedaron en silencio.

—¿Qué onda gordos?- dije riendo.

—Buen día amigo. — musitó Nico.

—Buen día chiquito. — dijo Fede.

___ se acercó dejando una taza de café al frente mío para luego sentarse a mi lado. La veía callada, estaba rara no como cuando se despertó, no entendía nada. Además, ¿por qué justo cuando entro se callan y no siguen hablando de lo que sea que estaban hablando?

—¿Y mamá?.— pregunté serio, me estaba empezando a molestar esas actitudes.

—Salió temprano a caminar en la playa. — informó Nico.

Lo único que hice fue asentir y seguir desayunando en silencio, me había despertado de buen humor, ahora claramente no lo estaba.

—Decile ___.— le dijo Fede a mi novia.

—Federico no te metas.— respondió ella seria, yo fruncí el ceño.

—¿Decirme qué?— pregunté.

—Nada Ian, desayuna.— dijo ___.

—¿Me pueden decir que mierda pasa? Están raros, y vos gorda ¿qué onda? hasta hace un rato estabas bien, no entiendo. — dije, claramente saliendo de mis casillas.

—Ian, lo que pasa es que... le voy a decir la verdad perdón gorda. — dijo Nico mirando a ___— Le vimos el celular a ___, y se habla con otro.

Yo abrí los ojos como plato, miré a ___ y fruncí el ceño. —Dale boludo, dejen de joder.

—¿Sos pelotudo Nicolas?— dijo enojada.

Yo no entendía nada, los conocía y sabía que podía tratarse tranquilamente de una joda. Busque las cámaras por todos lados y no vi ninguna, entonces empecé a preocuparme. Me pase la mano por el pelo intentando averiguar que hacer o que decir, Fede me miraba atento para ver que hacía o decía.

—¿Es joda no?— dije mirándolos a los tres.

—Ian...— musitó ___, y eso fue suficiente.

—¿Qué pasó con la honestidad, ___? ¿por qué me haces esto?— dijo sintiendo como las lágrimas amenazaban con salir.

—Que te muestre el celular, así lo ves vos mismo con tus propios ojos.— sugirió Fede, yo negué con la cabeza.

—No necesito ver nada, y vos. — dije mirándola a ella— olvídate de mi para siempre. — concluí y salí de la cocina.

Subí al cuarto directamente y me senté en la cama pensando lo que acababa de pasar, sé que no había dejado que me explique pero, tampoco es como que ella hubiera abierto la boca para decirme algo. Estaba mirando por el ventanal grande que tenía el cuarto, como las olas rompían en la orilla, la puerta se abrió, no quise darme vuelta. Seguramente era ___ buscando su ropa o algo.

Desenfocada. (Ian Lucas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora