Capítulo 42. Estrés, nervios, ansiedad.

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Ian.

El viento y la lluvia golpeando las ventanas de la casa, daban un ambiente digno para dormir una buena siesta o hacer una maratón de películas. Era especial para un día de relax, Fede y Nico habían salido a dar una vuelta y mi mamá se había ido a trabajar. 

___, estaba rara, hacía días ya, pero todo empeoró ayer, después de lo del ADN y de lo que pasó en el cementerio. Yo creo mucho en las energías, para mí algo se trajo con ella, sino no se explica. Esta mañana se levantó como de costumbre, desayunó, pero después no pasó ni media hora y lo devolvió todo. 

Quería creer que era el sube y baja de emociones que había tenido ayer, tenía miedo por el resultado del ADN, eso también le jugaba en contra. Yo trataba de distraerla lo más que podía para que no piense en eso, no quería que el estrés y la ansiedad le hagan mal otra vez y se termine desmayando como esa vez en Cancún. 

El médico había sido bastante claro con nosotros esa noche, tenía que tratar de hacer algo con esos nervios porque sino, los síntomas iban a empeorar. Estábamos con Teo sentados en el living mientras veíamos películas, ___ insistió en ver una película que habían recomendado en TikTok, se llama "amor a medianoche", era un poco complicada y la trama estaba llena de drama. Parecía nuestra vida.

—Voy a buscar algo para comer, pone pausa Tei.— expresó ___.

—¿Me traes agua ya que vas gorda? Por fa.— dije

—Dale.— respondió ella inclinándose para darme un corto beso.

Se fue a la cocina que no estaba muy lejos, Milo se acurrucaba en el sillón, era muy dormilón a decir verdad. Todo parecía normal hasta que el ruido de un vaso rompiéndose se escuchó de la cocina, mis ojos se conectaron con los de Teo y los dos salimos disparados hacia allí.

Tenía miedo por encontrarme con ___ desmayada o algo así, cuando llegué la vi apoyada en la isla intentando mantenerse de pie.

—Ey, amor, ¿estás bien?— pregunté preocupado acercándome a ella para sostenerla.

—Sí, es que no sé, me di vuelta de golpe. Teo cuidado que hay vidrios estás descalzo.— expresó, aún sintiéndose mal se preocupaba por mi hermano.

—Vení vamos a sentarnos en el sillón, ya limpio yo.— dije

La deje en el sillón con Milo mientras iba a buscar una escoba y una pala así levantaba los vidrios del suelo de la cocina. No quería demostrarle tanto a ___ que estaba preocupado realmente porque temía que eso significara sumarle más preocupación a todo el estrés que viene manejando en estos días.

Sumado a lo del ADN y la espera que parecía infinita, antes de venir me había confesado estar nerviosa, hace más de 2 años que se había ido de aquí para no volver y no es como que Buenos Aires le trajera muy buenos recuerdos. Quería hacerla sentir cómoda y también hacer que cree lindos recuerdos aquí, aunque últimamente parecían más malos que buenos.

Volví al living para sentarme otra vez con los chicos, Teo había vuelto a la cocina a buscarle las papas que ___ se había olvidado, así que aproveche que estábamos solos para preguntarle si había algo más que la esté preocupando, tal vez estaba callando sus miedos otra vez y no quería que me volviera a alejar.

—Amor, ¿estás segura que no hay nada más que te preocupe?— cuestioné.

—Sí gordo, estoy segura. Pasa que la ansiedad que me da la espera de esos análisis me tienen un poco mal, además de todo, no sé. Me siento rara, como re baja de energías, creo que lo del cementerio me afectó mucho.— me explicó.

—Puede ser, de igual forma, sabes que me podes decir lo que quieras.— dije dándole un beso en la frente.

—Si amor, gracias.— dijo mirándome a los ojos mientras me regalaba una sonrisa, esa hermosa sonrisa de la que me había enamorado.

Desenfocada. (Ian Lucas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora