El cuelga y me apresuro para ir a mi habitación a buscar algo que ponerme. Al saber que íbamos a un campo de tiro, decidí ponerme algo cómodo, así que me decido por unos vaqueros, una camiseta y unos zapatos planos. Mingyu llegó en diez minutos como había dicho y salimos de inmediato.
-Entonces, ¿qué te hizo decidir convertirte en oficial de la ley?- pregunté volviéndome hacia el
El ambiente era cómodo y me sentía a gusto a su lado. Era agradable. Hacía tiempo que no me sentía tan a gusto con otro adulto.
-Mi padre murió por un policía- respondió encogiéndose de hombros
Fruncí el ceño, un poco sorprendida. -Eso haría que la mayoría de la gente dejara de ser policía
-Lo sé, pero mi padre no Hera un buen hombre ni tampoco un buen padre. Cuando los oficiales le dispararon por vender armas de fuego ilegales, me sentí aliviado. Ver a esos policías sacando basura como mi padre, que se creía intocable, me hizo querer ser lo mismo. Hacer de la zona en la que vivía un lugar seguro
Se quedó callado, pero sabía que había algo más. La forma en que hablaba de su padre con desdén me hizo saber que no solo era malo, era un hombre terrible.
He tenido niños así en mi clase. Alummos que tenían padres realmente abusivos. Intento ayudar en todo lo que puedo porque ningún niño merece unos padres así. El abuso era abuso. Ya sea físico o emocional.
-¿Y qué te hizo convertirte en maestra?
Normalmente me reprimo al hablar de estas cosas, pero me abrí ante el, algo que me tomó por sorpresa.
-Mis padres no eran los mejores y me descuidaron de niña. Cuando tenía unos nueve años, tuve una maestra increíble. Era todo lo que yo quería que fuera mi madre. Ella se preocupaba, me elogiaba, me abrazaba cuando lo necesitaba, me apoyaba. Era amable y no solo conmigo. Nunca la olvidé y cuando crecí quise ser como ella. También contribuyó el hecho de que enseñar me parecía lo correcto
-La señorita Choi había sido mi mayor apoyo cuando era joven. Su clase era mi espacio seguro. Aunque han pasado años, todavía estoy agradecida por la bondad que demostró a una niña de nueve años que estaba triste y sola
-Vaya- dijo asombrado
Nos quedamos callados un rato antes de que me sorprendiera.
-Se que tienes un hijo, pero ¿estás soltera?- me preguntó
No sabía por qué preguntaba. Tal vez era para entablar conversación.
-Divorciada
-Bueno, supongo que eso me da permiso para probar mi suerte- sus labios formaron una sonrisa burlona
Me rio porque estaba segura de que estaba bromeando. Era imposible que se tomara en serio lo de probar su suerte. Y si lo fuera, pronto perdería el interés en cuanto viera a Yeji.
Si 'mi familia' está donde el dijo que estaba, entonces como todos los chicos cuando yo era adolescente, se dijarian en mi hermana y se olvidarían de que existo.
Pronto llegamos al campo de tiro. Salimos del coche y caminamos al lugar. Mingyu saluda y me presenta a algunos de sus amigos y finalmente llegamos al lugar.
Los demás ya estaban allí. Jeonghan, Yeji, Hyunjin y Seungcheol.
Seungcheol y Hyunjin estaban disparando. Yeji estaba sentada y Jeonghan, que estaba frente an ella, se vuelve hacia nosotros cuando entramos a la arena.
Sus cejas se arquean hacia abajo y yo pongo los ojos en blanco.
-¿Quién te invito?- preguntó acercándose a Mingyu y a mi
-Tu no, obviamente
-Intenté llamarte para avisarte pero nunca contestas- argumentó con la irritación marcando su voz
-Obviamente no te esfuerzas lo suficiente- espeté
Ya estaba irritada y no llevaba más de cinco minutos en su presencia. Empezaba a arrepentirme de mi decisión de venir. Debí haberle preguntado a Mingyu si podíamos cambiar la fecha.
Antes de que Jeonghan pudiera decir algo más, Mingyu me apartó de un tirón -Ven, vamos a por tu equipo
Mire hacia atrás por una fracción de segundo y veo a Yeji fulminándome con la mirada. Si las miradas mataran, yo ya estaría muerta.
Suspiré. Esto iba a ser un dolor de cabeza, debí haberme quedado en casa.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
