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Mi cabeza palpitaba. De hecho, olvídate de eso. Me dolía todo el cuerpo. Intento abrir los ojos pero no puedo. Sentía como si estuvieran cargados de piedras. Intento llamar a Dino o a cualquiera, pero ningún sonido sale de mi boca.

Me estaba moviendo. O alguien me está moviendo. Cada movimiento me sacude y hace que el dolor sea aún más insoportable. Ojalá fuera despacio. O simplemente que se detuviera.

-Necesitamos un médico- alguien grita

No entendía de qué estaban hablando ni por qué  necesitaban un médico. Intenté mantenerme consciente pero la oscuridad me abrazó una vez más y caí en ella de buena gana.

*****

Cuando volví en mi, no sentía pero no podía abrir los ojos. Tampoco podía mover mi cuerpo. Sentía que mis miembros estaban cargados de cemento. Como si estuviera atrapada dentro de mi propio cuerpo.

Podía escuchar a la gente hablar pero todo sonaba lejano. Como si sus palabras estuvieran sumergidas bajo el agua o algo así. Nada tenía sentido y no entendía por qué me estaba pasando esto.

Estaba desesperada por ver a Dino, por escucharlo. Debe estar muy preocupado porque no lo había llamado. Sin embargo, no había nada que pudiera hacer.

Vuelvo a caer en la nada, incapaz de seguir el ritmo de lo que sucedía a mi alrededor. Mi último pensamiento fue Dino.

****

Me despierto y la habitación está envuelta en luz. Su brillo me hizo estremecer.

-Estás despierta- dijo una voz femenina desconocida

Intenté abrir los ojos de nuevo, pero con las luces era casi imposible.

-Disculpa- hizo una pausa y escucho movimientos. -Ya puedes abrir los ojos, la luz no será un problema

Fiel a sus palabras, cuando abro los ojos, las cortinas se cierran y la luz se reduce. Me vuelvo hacia la mujer que parece tener poco más de treinta años. Llevaba un uniforme de enfermera y un rápido vistazo a la habitación me hizo concluir que estaba en un hospital.

-Gracias- balbuceé con la voz ronca

-Ten, toma esto mientras voy a llamar a un doctor... Tu familia se sentirá aliviada de saber que estás bien- me entrega un vaso de agua antes de irse

Bebí un sorbo de agua lentamente, deleitándome con agua fría mientras me enfriaba la garganta. Mire fijamente la habitación en la que estaba. Estaba llena de flores, globos y ositos de peluche. También habían un montón de cartas sobre la mesa a mi lado.

Estaba a punto de elegir una y abrirla cuando se abre la puerta y entra Jeonghan.

-Te ves horrible- le dije, mi voz casi volvía a su tono normal

Tenía el pelo despeinado, la ropa arrugada y parecía cansado. Nunca había visto a Jeonghan así. El siempre estaba impecable y ordenado. Sus ojos se veían doloridos y parece que fue al infierno y regresó.

-¿Cómo te sientes?- preguntó mientras se sentaba al lado de mi cama

-Como si me hubiera atropellado un tren...¿qué estás haciendo aquí?

Me sorprendo cuando tomo mi mano entre la suya. Iba a quitarla pero el apretó más fuerte.

-Por favor, no lo hagas- suplicó en voz baja. -Necesito esto, necesito recordarme que estás viva, que no estoy soñando

Mis cejas se juntan en confusión. ¿Me desperté en un jniverso alterno o algo así? Porque las cosas simplemente no cuadraban.

-¿Estás bien, Jeonghan? No te golpeaste la cabeza ni nada, ¿verdad?- pregunté, sintiendo su frente con mi otra mano

No llego a responder porque se abre la puerta y entra un médico. Miro mi historial antes de que sus ojos me encontraran.

-Señorita Hwang, me alegro mucho de que estés despierta...estuvimos preocupados por un momento- comenzó con una sonrisa. -Ahora, ¿sabes dónde estás y qué te pasó?

Asiento con la cabeza. -El hospital... algo con fuerza me empujó hacia atrás cuando abrí el coche. Me golpeé la cabeza por el impacto

Intenté bloquear lo que me pasó desde que desperté, miedo a aceptar el hecho de que casi muero.

-Si, tu coche fue bombardeado y la fuerza del estallido fue lo que te hizo retroceder- hizo una pausa. -¿Y qué año es?

Se lo dije y lo anota. Jeonghan aprieta mi mano y lo miró brevemente. Algo pasó por sus ojos pero desapareció antes de que pudiera interpretarlo.

Yo estaba estupefacta. Nunca pensé que bombardearían mi coche. Con el estrés de todo, me empezaba a doler la cabeza y el dolor me invade.

-El hecho de que sepas el año, reconozcas tu propio nombre y sepas quién es el señor Yoon es una buena señal. Tendremos que realizar más pruebas, solo para asegurarnos de que no sufres ningún tipo de amnesia

-Esta bien- susurré

-Ahora, en cuanto a tus lesiones, te dislocaste el hombro, así que tuvimos que arreglarlo. Tienes tres costillas rotas, un brazo roto, una lesión cerebral traumática que provocó una acumulación de líquido en tu cerebro que tuvimos que drenar y también algo de hinchazón. Los puntos de la herida de tu hombro se volvieron a abrir y tuvimos que volver a coserlo. Nuestra principal preocupación en este momento es la lesión en la cabeza, ¿alguna pregunta?

Mi otra mano fue a la cabeza ya que Jeonghan se negaba a soltar mi mano derecha. El vendaje que había allí hizo que todo lo que pasó se sintiera más real.

 El vendaje que había allí hizo que todo lo que pasó se sintiera más real

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Arrepentimiento | YOON JEONGHANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora