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Mientras las risas resonaban en el aire, Dalia sintió una mirada penetrante que la hizo girar. Al voltear, se encontró con los ojos intensos de Jack, lo que le provocó un ligero escalofrío.

—¿Qué pasa, cariño? —preguntó Azriel, sosteniendo suavemente la cintura de Dalia..

El miedo la envolvió, pero al mirar a Azriel, una calma reconfortante se apoderó de ella. Su sonrisa se volvió más brillante, ocultando sus inquietudes.

—Nada, solo estoy un poco cansada —respondió, intentando transmitir una ligereza que no sentía del todo.

—Solo un poco más y podremos dormir —dijo él, acariciando la cintura de su esposa con un gesto tierno que la hizo sentir protegida.

En ese momento, unas trompetas comenzaron a sonar, llenando el aire de emoción y expectativa.

—Estamos listos para la caza —anunció un sirviente con voz fuerte.

—El que tenga más presas tendrá un premio —declaró Joshua, situándose al frente del grupo—. Se llama fuego rojo —añadió, señalando una caja adornada que contenía joyas de plata y rubíes relucientes—. ¡Que gane el mejor!

Azriel sonrió, y Edén, contagiado por su energía, hizo lo mismo.

—Eso será fácil —dijo Edén, su tono rebosante de confianza.

—Sí, lo será —respondió Azriel, con una sonrisa en el rostro mientras colocaba su mano en el abdomen de Dalia, un gesto lleno de cariño y protección. —Volveré en un momento. Por favor, quédate con los guardias.

—No te preocupes —contestó Dalia, y con ternura le dio un beso.

Azriel sonrió, perdido en el amor que sentía por ella. En un impulso atrevido, se inclinó y besó su cuello, un gesto que hizo que Dalia se estremeciera, su piel cobrando vida bajo su toque.

—Adiós, amor mío —dijo él, alejándose de ella.

Sonrojada, Dalia se despidió con la mano mientras los guardias la llevaban hacia donde estaban las demás mujeres.

—Se ha vuelto un niño muy atrevido —comentó Cristal al notar el rubor en las mejillas de Dalia, quien se cubrió la cara avergonzada.

—Acostúmbrate —dijo Lily, llegando después de despedirse de Izra, con una sonrisa pícara—. No miden su amor.

—Es verdad —asintió Bianca, también sonrojada—. Kieran siempre anda así.

En ese instante, Xion apareció, levantando una ceja curiosa.

—¿De qué hablan? —preguntó, su tono juguetón invitando a más.

Todas las mujeres rieron, y Dalia no pudo evitar sonreír al ver el cuello de Xion, adornado con varios chupetones que hablaban de una noche llena de pasión.

—De cómo nuestros esposos son locos enamorados —respondió Lily, guiñando un ojo.

—Siempre te andas divirtiéndote —dijo Cristal con un tono de complicidad.

Flor del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora