capitulo 14|Pasito a pasito

424 14 0
                                    


Chiara Oliver

Mierda, va a venir Violeta.

Y si... Entre en pánico y la única que sabe ayudarme en estos casos era Ruslana.

-¿Kiki? Estoy un poco ocupada. ¿Qué pasó?

-No sé qué hacer - dije soltando un suspiro largo.

-¿Qué? ¿Qué pasa? Voy para allá - respondió Ruslana

Pude sentir cómo Ruslana entró en pánico, así que de inmediato traté de tranquilizarla.

-¡No, Rus, no! No pasa nada, estoy bien. Solo necesito que me ayudes con algo, tranquila.

-¿Qué pasa, Chiara? Cuéntame ya, que me pones nerviosa - insistió Ruslana.

Sentí cómo Ruslana pudo volver a respirar.

-Estuve hablando con Violeta y, bueno, de un momento a otro me dijo que si podía ir a verme a la cafetería hoy.

-¿Y eso qué tiene de malo, Kiki? ¿No quieres que te vaya a ver? - preguntó Ruslana.

-Sí quiero, también me gustaría verla. Me gusta que nos estemos acercando, pero me da miedo, Rus.

-Amor, yo sé que te da miedo, pero recuerda lo que hablamos. Solo inténtalo, Kiki. Que tu cabeza no te haga pensar que Violeta no sería capaz de querer conocerte, de querer saber de ti, de que quizás puedes llegar a gustarle, simplemente que pueda llegar a quererte. Por lo que me has mostrado, ella sí tiene interés. ¿No te das cuenta que ha estado bastante pendiente a ti? Mira, yo desde que supe que te llevo a casa,que a ver, entiendo que cualquiera lo hubiese hecho, yo también lo hubiese hecho. Pero por algo siguen hablando, Kiki, por algo te sigue hablando. Y por algo quiere ir a verte hoy.

-Solo necesitaba escucharte, Rus - dije con los ojos llorosos -. Gracias, de verdad que gracias. Love you.

-De nada, mi Kiki. Cualquier cosa me avisas, ¿sí? Yo hoy llego tarde, así que no alcanzaré a verte. Ahí me vas contando.

Ruslana logró convencerme. Llevaba tiempo luchando contra mis propios pensamientos, atrapada en una batalla constante entre yo y mi mente. Mi mente, que siempre parecía encontrar formas de hacerme dudar, de hacerme creer que no era digna de amor, que no merecía la felicidad, ya sea en cualquier ámbito. Pero desde que Violeta apareció en mi vida, algo cambió. Empecé a ver las cosas desde una perspectiva diferente, a sentir que quizás, solo quizás, podía haber una oportunidad para mí.

Por eso, decidí que era hora de aprovechar de tomar el control, de hacer que mi mente entendiera que Violeta y yo realmente podríamos congeniar. Que ella no era solo una ilusión, sino una persona que se interesaba por mí, que se preocupaba por mí. Y yo quería corresponder a ese interés, quería mostrarle que también estaba interesada en ella.

Y aunque el miedo todavía acechaba en algún rincón de mi mente, me sorprendió descubrir que mi determinación era mayor. Me sentía más segura de mí misma, más dispuesta a arriesgarme y explorar mis sentimientos. Me miraba a mí misma y no podía creer lo arriesgada que parecía ser. ¿Quién era esta nueva Chiara que emergía?

Por fin estaba admitiendo, no solo ante Ruslana, sino también ante mí misma, que alguien me estaba empezando a gustar de verdad. Violeta había logrado traspasar mis defensas y llegar a un lugar donde recuerdo haber dicho que jamás nadie entraría.

Tenia el temor de pensar que quizás violeta perfectamente podría verme como una simple amistad, como la hermana de su amigo. De hecho ni si quiera se si a Violeta le gustaban las mujeres. Pero a pesar de todo eso, había decidido tomar el riesgo. Estaba intentándolo, aunque fuera con miedo. Estaba dispuesta a ser honesta conmigo misma y con Violeta, a dejar que las cosas fluyeran naturalmente. Y si al final no resultaba en nada, al menos sabría que lo intenté.

Más que una segunda oportunidad//kiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora