Violeta Hodar
Odio levantarme temprano, pero bueno. Al menos ya era viernes y leer los mensajes de Chiara me animaba, sabiendo que nuestro plan para mañana seguía en pie. Como cada mañana, preparé mis cosas y hice el desayuno para Tana, junto con sus medicamentos. El lunes teníamos cita con el médico y todo indicaba que por fin se libraría de esa incómoda bota.
Llegué al trabajo y tenía un rato libre por la mañana, así que aproveché para desayunar y escribirle a Chiara. Eran las 9, así que supuse que ya estaría despierta. Según sus planes, entraría a la academia a las 9:30.
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9:03
buenos dias kikiicomo has dormido?
ya vas en camino a clases?
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Ya eran las 2 de la tarde y revisaba constantemente mi celular, ya que habían pasado 5 horas desde mi último mensaje a Chiara.. Empecé a preocuparme y le volví a dejar otro mensaje
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14:42
kikiitodo bien?
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Espere unos minutos, pero no hubo respuesta. Así que decidí hablarle a Ruslana. Durante la fiesta, la mayoría de nosotros habíamos intercambiado nuestros perfiles de Instagram. Me sentía más cómoda hablando con Ruslana, ya que había conectado con ella ese día. Consideré hablar con Alex, pero como sabía que no vivía con Chiara, no quería alarmarlo. Tampoco quería parecer excesivamente ansiosa. Solo quería asegurarme de que estaba bien. Tal vez se le había agotado la batería del celular o se le había olvidado. Solo necesitaba saber que todo estaba bien.
Chiara Oliver
—¡Chiara Oliver! No voy a dejar que faltes de nuevo, llevas muchas faltas, levántate por favor— gritaba Ruslana mientras se preparaba, tratando de sacarme de la cama.
—¡Chiara!— Yo solo me tapaba los oídos con la almohada, sintiéndome realmente mal. Me había despertado con dolor de cuerpo y llevaba un sueño que no me dejaba abrir los ojos. Ya eran muchos días que el insomnio me estaba agotando físicamente.
Ruslana no sabía que padecía de insomnio, o al menos creo que lo sospechaba, pero no hasta el punto de saber cómo me afectaba. Así que decidí que si me preguntaba, se lo iba a contar.
Después de 15 minutos, Ruslana por fin se quedó callada. Justo cuando empezaba a volver a dormirme, sentí su peso al lado mío.
—Chiara, ¿puedes decirme por qué te cuesta levantarte? ¿Ya no quieres ir más a la academia o qué?
Me acomodé para sentarme en la cama, tomé aire y empecé a hablar
—Rus, no es eso. Tengo insomnio. No quería decirte porque sabía que te ibas a preocupar. Lo tengo desde hace mucho y no quiero recurrir a pastillas ni nada de eso. Pude cerrar los ojos recién a las 6:30, Rus. Y ahora, para empeorar, amanecí con dolor de cuerpo y me duele la cabeza.
—¿Por qué no me dijiste antes, Kiki? Sabes que podemos ir al doctor y nos pueden dar un certificado, ¿no? Así podríamos al menos justificar tus faltas.
—Ya lo sé, Rus, pero... no sé. Ya está.
—¿Cómo que ya está, Chiara? ¿Quieres quedar afuera?
—Ruslana, basta. No es eso. Esto me cansa tanto como psicológicamente y físicamente. No es flojera ni porque simplemente no quiera ir.
—Chiara, te juro que lo entiendo. Pero si tuvieras un poquito de ganas, al menos harías el esfuerzo de ir al médico, y más específicamente, a un psicólogo.
Iba a hablar, pero Ruslana me interrumpió
—Desde que saliste de esa clínica, Chiara, no quisiste ir a ningún psicólogo. Te quejaste meses de que estuviéramos tan pendientes de ti. Así como nosotros queremos ayudarte, también tienes que ayudarte tú. Poner de tu parte. Has progresado en muchas cosas, lo cual me enorgullece. Pero hay muchas cosas que intento entender, pero no puedo. Sé que no es fácil, pero podrías haberme dicho, Chiara. ¿Desde cuándo tienes insomnio?
—Desde hace bastante, la verdad, pero antes no me afectaba tanto. Pero todos estos días he estado durmiendo bien, no se que paso. Pero es algo que me ha estado pesando mucho. Cada vez me duermo más tarde. Perdón.
Ruslana me abrazó y empezó a hablarme nuevamente
—No tienes por qué pedir perdón, Kiki, pero me tienes que decir para poder ayudarte, más en estos casos. Tiene que ver con la academia, no es algo sin importancia. Te puedes quedar fuera por faltar tanto. Además, son muy pocas las faltas que tienes justificadas. Habrá que hablar con la directora.
—Lo haré yo, Rus, no te preocupes. Ya el lunes le explico todo.
—Sí, lo harás tú. Pero tengo que comunicarle igual porque has faltado. Me va a preguntar. Le diré que el lunes le contarás todo, pero que aparte te despertaste un poco mal.
—Gracias, Rus. No te preocupes, ve a la academia, y yo veré qué almuerzo. Por ahora, quiero dormir. Te avisaré cualquier cosa, no te preocupes por mí.
Finalmente, Ruslana se fue. Y tenía mucha razón, como siempre. Creo que necesitaba un psicólogo. Al parecer, las cosas se estaban poniendo en su lugar. Nicole no ha aparecido, y con Violeta todo fluye perfectamente. Estoy rodeada de gente que me hace vibrar. Pero, como siempre, Chiara evitando lo inevitable.
Hay muchas cosas que no he sanado, y que en cualquier momento volverán a aparecer y alterarán mi proceso. Aún hay mucho miedo, y no me refiero exactamente al miedo que conocen mis amigos, mi familia o Violeta. Me refiero a ese miedo que sé que en cualquier momento volverá a aparecer, ese que tanto me destroza hablar, el que en realidad ni siquiera ha sido mencionado. Nadie lo sabe, y quizás sería un buen momento para explorarlo con una psicóloga. Si quiero avanzar como corresponde.
Pero aún no me sentía preparada. Cada vez que lo recuerdo, es como si estuviera pasándome nuevamente. Sí, me refiero a ese suceso tan horrible que me pasó en esa noche del 22 de octubre. Por desgracia, no fue solo una vez. Ni mucho menos fue lo único que hizo contra mí.
......
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Más que una segunda oportunidad//kivi
Fiksi Penggemar"Chiara es una joven con un corazón dañado, había jurado nunca más rendirse a la ilusión de las segundas oportunidades. La última vez que se había abierto al amor, había sido brutalmente lastimada. Ahora, su corazón estaba rodeado de una muralla de...