13.- GUN

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Era viernes y oficialmente había sido empleado de Bleeding Hearts una semana y media. No podrías quitar la sonrisa de mi rostro, incluso si lo intentaras. En los últimos cinco días, había conocido a cada uno de los empleados, tomándome un momento para conocer un poco sobre ellos sin revelar demasiado acerca de mí. Cuando me preguntaban de dónde venía, le dije a la mayoría de las bailarinas que me mudé mucho cuando era niña, ganándome sin saberlo el apodo de Gypsy. Comprendí que las striper no tenían la mejor reputación, pero las personas que conocí eran encantadoras. Todas menos uno, por supuesto. Un pequeño hombre con grandes ojos marrones, la piel lisa de color café con leche, y curvas que hacían a los hombres perder la cabeza, se burlaba de mí. Lo llamaban earth. Era difícil ser amable con earth cuando te miraba como si olieras a mierda. Las personas escucharon a los demás llamándome por mi nuevo apodo, y luego muy pronto, el personal técnico y de seguridad, los cantineros e incluso algunos clientes me estaban llamando Gypsy. No me importaba. En cierto modo me dio un sentido de pertenecía. Quiero decir, los amigos normalmente te dan apodos, ¿verdad?
Hizo a mi corazón sonreír. Es decir, hasta que Anika me dijo que los rusos no pensaban muy bien de los gitanos, y mirándome, con ojos simpáticos, declaró que les diría a todos que dejaran de llamarme así.

Poniendo mi más grande sonrisa, le agradecí, pero le dije que no se molestara, porque me gustaba. Toma eso, señorita remilgada y correcta. A medida que mi mente se metió en el trabajo, también lo hizo mi tensión, y me estaba convirtiendo en el favorito del público. Las personas querían que Gypsy fuera el anfitrion de sus despedidas de soltero y pagaban cantidades ridículas para hacerme trabajar para ellos exclusivamente. No lo entendía, pero estaba seguro de que tenía algo que ver con lo que Nas me enseñó cuando me llevó a almorzar ayer. En el momento que nos sentamos, se sentó con la espalda recta y explicó la situación. —Tenemos que hablar. —¿Sí, de qué? —Mi corazón comenzó a latir más rápido. Parte de mi pensó que estaba siendo despedida y Off no tenía las bolas para decírmelo él mismo. Pero lo que dijo a continuación me desconcertó.
—No te tomes esto como algo personal ni nada, ¿de acuerdo? Pero pensé que cuando te acomodaras un poco llegaría de forma natural, y ahora que puedo ver que no va a suceder, voy a tener que enseñarte.
Tomé un sorbo de mi agua de limón, pasando los dedos por la condensación fuera del vaso. —¿Enseñarme, qué?
Se quitó las gafas y sonrió. —A coquetear.
Parpadeé y entonces le resoplé. —¿Para qué? No es como si estuviera buscando un novio o algo así.
Suspiró, y se acercó, se frotó las sienes como si estuviera perdiendo la paciencia. —Gun, eres una zorra en un club de caballeros. —Se detuvo un momento—. No quiero tener que poner presión sobre ti, pero has sido reservado como anfitrion en una despedida de soltero el sábado en la noche.
Momentáneamente aturdido, jadeé. Entonces farfullé: —¿Q-qué? ¿Por qué yo? ¿No puede hacerlo Anika? ¡Haz que Anika lo haga!
Nas me miró, hablando lentamente a través de los dientes apretados. —Ellos no quieren a Anika. Quieren a Gypsy.
Se inclinó sobre la pequeña mesa de café para encararme. —Y ellos van a obtener a Gypsy, o voy a patear el culo de Gypsy. ¿Entiendes?
Deslizándome por mi silla. Me quejé.

—No quiero. Derramaré las bebidas sobre ellos. Se quejarán con Sasha, y me despedirá.
—No has dejado caer un vaso desde tu segundo día. Puedes equilibrar una bandeja. Estás recibiendo más pedidos que cualquiera de nosotros espera de ti. Y tienes a los hombres cautivados. —Me sujetó con una mirada sincera—. Lo estás haciendo genial. Incluso Off lo piensa.
El quejumbroso Gun se desvaneció cuando el Gun intrigadai apareció. —¿De verdad? ¿Dijo eso?
—Sí, lo dijo, esta mañana. —Su ceño se frunció—. Ustedes dos están viviendo en la misma casa. ¿De qué diablos hablan?
Me encogí de hombros. —No hablamos mucho. —Incliné la cabeza pensando—. Es como si cada vez que intento iniciar una conversación, se pusiera todo raro conmigo.
La expresión de Nas cambió. Habló en voz baja, pero a la defensiva.
—No es su culpa, Gun. Es como es. No espero que lo entiendas, pero confía en mí, no lo puede evitar. —Siguió con—. No lo juzgues. No está siendo grosero, simplemente no sabe cómo ser social.
Parpadeé ante su tono protector. —No lo estoy juzgando, Nas. Simplemente tengo preguntas. Como, ¿por qué no me habla de sí mismo y por qué nos encierra en su dormitorio por la noche?
Nas se echó hacia atrás, con la boca abierta. —¿Estás durmiendo con él?
—¿Qué? —Me sonrojé y casi grité—. ¡No! —Solté una risa sin inmutarme—. No confía que no le robe, así que me dijo que mientras me estuviera quedando con él estaríamos durmiendo en la misma habitación. Duermo en la cama y él duerme en el sofá cama. —No parecía convencida. Tomé un sorbo de mi agua, mi boca repentinamente seca—. Juro que no estamos haciéndolo, Nas. Lo juro. Una sonrisa adornaba su hermoso rostro. —Honestamente no me importaría si lo estuvieran haciendo; es sólo que no deja a nadie… —Se desvaneció, sacudiendo su cabeza, sonriendo de repente como una loca—. No tienes idea de la gran cosa que es, Gun. —Se aclaró la garganta, sentada con la espalda recta—. Bien, entonces, Coqueteo para principiantes con Nas ha comenzado oficialmente. —Guiñó—. Toma nota, pequeño Gun. Las mujeres matarían por la información que estoy a punto de darte. El Gun quejumbroso estaba de vuelta. —Sigo sin entender por qué necesito saber estas cosas.
Entonces Nas dijo las palabras mágicas:

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