Despertando solo pero revitalizado y bien descansado, me vestí rápidamente y me apresuré a bajar las escaleras para tomar el desayuno con Off. Sólo que cuando llegué a la cocina, no había nadie ahí, el periódico estaba cuidadosamente doblado en el centro de la mesa.
El silencio en esta casa no siempre significaba que estaba vacía, pero hoy parecía ser así.
Eso me puso triste. Quería despertar cada día saludando a Off, poniendo mis abrazos alrededor de él, y tomando calor de él mientras su forma me envolvía.
El reloj en la estufa leía las ocho y veintitrés. Demasiado temprano para que Off se hubiera ido a hacer ejercicio.
¿Dónde estaba?
Yo no sería ese chico.
No le enviaría un mensaje de texto. No señor.
Tomaría mi desayuno con Nas en su lugar, y trataría de pescar información de ella.
Era un lindo día. Me hizo bien la caminata, ahora que ya no tenía dolores. El aire era fresco y el sol calentaba. Sonreí hacia el cielo.
Subí las escaleras, toqué el timbre y esperé.
Y esperé.
Y esperé un poco más.
Levantando mi mano, golpeé la puerta. —Vamos, Nas. ¡Levántate!Ella respondió a la puerta, parpadeando para quitarse el sueño, su cara fruncida y su cabello alborotado en todas partes, vistiendo un extravagante camisón.
—¿Qué demonios, chico?
Le sonreí, y sin esperar por una invitación, pasé a su lado. —Estoy hambriento y necesito café.
Su expresión se enfrió. Me giré hacia ella y la miré, comenzando lentamente: —De hecho vine aquí para saber a dónde se fue.
Ella encogió sus hombros, bostezando. —No lo sé, no soy su cuidadora.
Mordí la parte de interna de mi labio, mi nariz frunciéndose. —Sí —balbuceé, sonando desilusionado—. Yo tampoco.
Nas rodó sus ojos. —Lo que sea. Ve y espera en la cocina. Déjame despedirme de mi compañía.
Mientras ella caminaba de regreso por las escaleras, grité un poco demasiado alto: —¡Buenos días, Vik!
Encendí la máquina de café y serví dos tazas llenas cuando Nas regresó a la cocina, su cabello amarrado en una cola de caballo alta. Se había vestido en pants de ejercicio y un suéter flojo, con el maquillaje de anoche aún manchado debajo de sus ojos.
Pasándole una taza, sonreí astutamente. —¿Te divertiste anoche con tu compañía?
Me miró con furia sobre el borde de su taza ates de levantar su nariz. —Ronca.
Justo entonces, una voz gentil y áspera llegó de la puerta abierta. —Miente. Y sí, nos divertimos. Siempre nos divertimos. Jugamos a Yahtzee justo hasta antes del amanecer. —Vik sonrió, sus párpados estaban bajos por el sueño.
Llevaba sus pantalones de vestir y nada más. Estaba demasiado entretenido para echar un vistazo a su precioso cuerpo tatuado y en forma.
Resoplé, casi atragantándome con mi café. —¿Así es como lo llaman los niños estos días?
Me guiñó un ojo antes de hacer algo que me sorprendió.
Caminó hasta estar detrás de la silla de Nas, puso sus manos en sus hombros, se agachó, y presionó sus labios al espacio justo debajo de su oreja. Ella cerró sus ojos y sonrió con felicidad. Él susurró algo en el oído de Nastasia y el rostro de ella se suavizó. Ella levantó una mano para sujetar su mejilla tiernamente antes de girar su cara para presionar un suave beso en los labios de él.
Estas no eran las acciones de dos personas que simplemente dormían juntos.
Estas eran las acciones de dos personas muy enamoradas. Mi mente volvió al momento cuando Nas me contó que Viktor no la amaba. ¿Estaba loca? Era claro como el cristal, estaba todo escrito en su rostro. En su sonrisa. En la manera en que la miraba. Viktor Nikulin estaba patas arriba por Nastasia Jumpol. Y la amaba de una manera que muchas mujeres soñarían con ser amadas.
Mi corazón sonrió por ambos. Ellos tenían algo especial. Incluso si Nas no lo sabía aún.
Vik se sirvió una taza de café y luego se movió alrededor de la mesa, parándose para besar mi cabeza antes de sentarse a la cabeza de la mesa. —¿Te sientes mejor, esposito?
Sonreí por su apodo. Claramente estaba designado a poner celosa a Nas, y por la manera en que su nariz se levantó, estaba funcionando. —Me siento mucho mejor, gracias. Maldito virus —mentí.
Las cejas de Vik se levantaron. —¿Pensé que era dolor de estómago?
Le parpadeé antes de voltearme hacia Nas. —¿Ningún hombre en esta familia es discreto? —Aleteé mis pestañas hacia Vik—. Estaba tratando de proteger tus delicadas sensibilidades.
Él tomó un sorbo de su café. —Esas son demasiadas palabras grandes para ser tan temprano, Gun.
—Así que —indagué—. ¿Dónde está Off?
Vik me parpadeó, mirándome con curiosidad. —¿Por qué te importa?
Mis mejillas se calentaron. —Por nada —balbuceé, bajando mi mentón.
Vik sonrió grandemente, el removedor de mierda. —Bueno, entonces si no es nada para ti, fue a desayunar con Anika.
—¿Qué? —Mi cabeza se lanzó hacia arriba, ojos flameantes, sin estar seguro de si me estaba mintiendo para tener una reacción mía.
—Oh —musitó Nas, recordando de repente—. Sí, es verdad. —Sacudió su cabeza, luego se encogió—. Lo siento. Lo olvidé.
¿Por qué estaba desayunando con Anika? ¿Por qué no estaba desayunando conmigo? Y más importante, ¿por qué no me lo dijo?
ESTÁS LEYENDO
"OFF"
RomanceHola está historia es una adaptación que me gusta mucho el libro es de una trilogía de libros pero está historia en particular es mi favorita..es una historia completamente diferente de las otras que he subido, espero que les llegue a gustar mucho �...