14.- GUN

40 9 0
                                    

A la mañana siguiente cuando Off despertó, me encontré despertándome al mismo tiempo. Estaba harto de pasar mis días en la cama. Tenía que haber mejores cosas que hacer que dormir todo el día, de todo modos. Pero si lo había, todavía tenía que encontrar una actividad tan disfrutable que superara al sueño.
Con la puerta de la habitación abierta, asumí que Off ya había salido del dormitorio. Bostecé, deslizándome fuera de la cama y caminando hacia el baño para lavar mi rostro y cepillar mis dientes. Justo mientras abría la puerta, la ducha estaba abierta y me puse rígido ante la vista de la espalda desnuda de Off.
Su fuerte y musculosa espalda, y largas y gruesas piernas.
Oh, Jesús.
Mi pene se apreto y mi estómago se hundió con violencia. De repente, completamente despierto, me aferré a la manija de la puerta hasta que mis nudillos se pusieron blancos y parpadeé ante la visión celestial.
Debió haber sentido mis ojos en él, porque de espaldas a mí, giró la cabeza, atrapando mis ojos debajo de su cintura.
Mierda. Estaba atrapado, con los ojos tan abiertos como platos y la boca boquiabierta. Levanté mi rostro para mirar el suyo.
Me acordé de Lee. Me recordé siendo íntimo con Lee. Podía describirte cada aspecto de su cuerpo con detalle. Pero la visión del cuerpo desnudo de Off me tenía olvidando  cuál era su nombre en un segundo plano.
Lee era un chico.
Off era todo un hombre.

Su amplia espalda se onduló, y quería frotar esos desnudos y voluminosos hombros. Quería pasar mis manos sobre todo él, tener el privilegio de tocar cualquier lugar que me dejaría.
El punto sensible entre mis piernas pulsó ligeramente.
Él me vio observándolo, y su ceja se elevó lentamente en pregunta.
Tragué saliva y mi lengua se sentía como si estuviera hecha de arena. Mi cuerpo estaba caliente por todas partes. Susurré:
—Sólo quería cepillarme los dientes.
Con sus ojos en mí, se quedó en silencio por un momento.
—Está bien. —Arrastró las palabras mientras se metía en la ducha, el vapor fluyendo alrededor de nosotros. El vidrio esmerilado rodeando la ducha no hizo nada para mantener mi imaginación controlada.
Off era un borrón, pero en mi mente, podía ver cada borde fuerte y poderoso de su cuerpo como si el vidrio ni siquiera estuviera allí. Y qué visión era. Impresionante, fantasía como era.
Parte de mí quería abrir la puerta de la ducha y espiar dentro para mirar hasta saciarme.
Me pregunté qué reacción tendría Off a eso. ¿Se ofendería o se sentiría halagado? ¿Su cuerpo respondería a las miradas descaradas de apreciación?
Poniendo mi mano donde más lo necesitaba, apreté mis piernas juntas, desesperada por encontrar alivio de la pulsación sorda. Todo lo que realmente conseguí hacer fue endurecer mis pezones. Cerré los ojos, mordiéndome el interior del labio, saboreando la cálida corriente apoderándose de mi cuerpo. Tal vez me tiraría bajo el chorro, tomaría mi boca en un beso profundo y salvaje; y me tomaría contra la fría pared de la ducha.
Sí, claro.
Quité la mano de entre mis piernas, caminando hacia el espejo del baño.
Rodando mis ojos ante el loco pensamiento, limpié el cristal opaco y miré fijamente mi reflejo sonrojado. Era obvio que nunca descubriría qué reacción habría tenido Off.
No era tan aventurero. Él probablemente me pediría que me marchara de esa manera cortés y aburrida que sólo Off podía sacar, dejándome humillado.
Ya había tenido suficiente humillación para toda una vida. Este era mi momento de brillar, y si quería compañía masculina, tendría que buscar en otra parte.
Mi corazón punzó dolorosamente. Se estaba volviendo cada vez más claro de que sentía algo por Off. Pasé los últimos días tratando de negar ese hecho, pero ya no podía mentirme. ¿Por qué más, los celos tenian a mi vientre retorciéndose en nudos cuando Anika estaba alrededor, tocando a Off y presionándose contra él?
Lo repasé en mi mente. Me dije que tal vez tenía un profundo respeto por Off, porque él resultó ser la persona que me salvó. Tal vez si Sasha fuera la persona que me había ayudado, me sentiría de la misma manera hacia él como lo hago por Off.

Mi nariz se frunció. Entendía que nuestras circunstancias estaban muy lejos de eso, pero de alguna manera, verdaderamente dudaba que alguna vez sintiera por Sasha lo mismo que sentía por Off.
Era más que una alianza, no exactamente una amistad. Todavía no, de todos modos.
Después de hablar con Nas la semana anterior, rápidamente me di cuenta de que a menos que fuera yo quien hiciera el esfuerzo, Off y yo permaneceríamos en esta relación casual. Y yo quería más que eso. Quería hablar con Off sin sentirme como si estuviera molestando o entrometiéndome. Quería que Off se sintiera cómodo conmigo. Quería una amistad.
Y más que nada, quería hacerlo sonreír. Actualmente, Lidiya era la única persona que podía forzar una respuesta feliz en él. Quería cambiar eso.
Maldita sea. Me estaba excediendo. Lo sabía. Pero ahora era mi misión. Daría cualquier cosa por escucharlo reír. Tenía la sensación de que sería revolucionario.
Con un suave suspiro, utilicé hilo dental, agarré mi cepillo de dientes, cepillé mis dientes, los enjuagué con enjuague bucal y después abandoné el baño para sentarme en la cama y esperar el regreso de Off.
Tenía una propuesta para él.
Recostado en la cama, no tuve que esperar mucho tiempo para que la puerta se abriera y ver a Off saliendo del baño, vestido con pantalones de chándal negros y una ajustada camiseta blanca. La condensación en su cuerpo hacía que la camiseta se pegara, y fácilmente podía distinguir sus planos y oscuros pezones a través de la fina tela.
—¿Ejercitándote? —casi jadeé mientras me movía para sentarme.
Él dejó escapar un gruñido afirmativo, sentándose en el borde del sofá para ponerse los calcetines y las zapatillas de deporte. Entonces levantó la mirada hacia mí, sus ojos color miel estrechándose en sospecha.
—Estás despierto temprano.
Mi labio se crispó.
—Lo dices como si tuviera un motivo. —Sonreí y pronuncié un divertido—: Está bien, bueno, algo así.
La declaración llamó su atención. Con sus codos sobre las rodillas, sus brazos colgando entre sus piernas abiertas, preguntó con cautela:
—¿Qué necesitas?
Necesitaba mucho más de lo que él tenía para ofrecer, preferiblemente esos labios carnosos sobre los míos.
—Necesito —hice una pausa, perforando sus ojos con mi mirada—, tiempo para llegar a conocerte.

"OFF"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora