¿Gun? —Oí vagamente.
No estaba interesado. Sin embargo, me removí más entre las mantas, desesperadamente esperando que se fundieran conmigo, así no tendría que irme.
—Es hora de despertar, Ratón.
Sacando mi barbilla del edredón, gemí larga y dolorosamente.
—Cinco minutos más.
—Debes recordar que dijiste lo mismo las últimas tres veces que traté de despertarte.
Oh. Era cierto.
Todo regresó a mí.Off había estado tratando de levantarme por unos veinte minutos, pero cada vez que juraba que estaba despierto y bien para que se fuera, caía dormido otra vez.
Espié hacia él. Estaba de pie junto a la cama, luciendo y oliendo frescamente a limpio. Su mandíbula era oscura por la barba de tres días, y su ligera colonia olía comestible. Mi respuesta fue apagada contra la cama.
—Está bien, estoy despierto. Dame cinco minutos.
—Te los daría, pero has probado ser bastante embustero en ese frente —acusó ligeramente.
Traté de fruncir el ceño, pero mis ojos somnolientos seguían parpadeando, arruinando el efecto. Sus ojos, del color de la miel caliente, se contrajeron en las comisuras mientras me miraba.Sabía que había una sola cosa que hacer. De un solo golpe, las mantas volaron fuera de mí y me senté, sacudiendo mi cabeza para aclararla del sueño.
—Está bien. —Me puse en pie—. Síp. Eso lo consiguió. Estoy despierto. —Pero mientras, mis ojos empezaron a cerrarse otra vez. Murmuré—: Estoy despierto de alguna forma.
—¿Qué llevas puesto? —preguntó, su disgusto era claro.
—Mi nuevo pijama. —Miré hacia abajo al pijama amarillo canario y de vuelta a él un poco a la defensiva.
Me miró de arriba abajo y no en buena forma.
—Es horrible.
Mi nariz se arrugó.
—No lo elegí porque fuera bonito. Es cómodo.
No me atrevía a decirle que estaban en oferta a cuatro dólares.
—Nuevo, debo añadir.
Mis ojos se habían cerrado otra vez, maldición.
Off obviamente nunca había tenido un problema en su vida, porque su larga y cálida mano estaba repentinamente en mi frente.
—¿Estás seguro de que estás bien? Pareces letárgico.
Levantando mi mano, empujé la suya gentilmente y me burlé.
—Estoy bien. Es esta cama. Es mágica. No quiero dejarla nunca. Si pudiera, comería en esta cama. Es la cama mágica.
Sonreí somnoliento hacia él, pero todo lo que podía enfocar era su duro ceño.
Sacudió su cabeza.
—No, no creo que estés bien para trabajar esta noche. Quizás la próxima semana.
Me quedé quieto.
—Espera, ¿qué?
Bien, eso tenía el efecto esperado. Me disparé fuera de la cama.
—Estoy bien. Me siento bien. Sólo necesito… Mi cerebro aún no se había despertado con mi cuerpo.
—No lo sé. Necesito algo.
—Café —aportó.
Podría haberlo besado.
—Sí. —Esto vino en un largo suspiro.—Ya está haciéndose. Quizás una ducha podría ayudar.
Estaba en lo cierto, por supuesto.
Abriendo mis ojos tan amplios como podía, arrastré mis pies hacia el baño. Habló detrás de mí.
—Estaré escaleras abajo.
Mientras cerraba la puerta, me recordó:
—No trabes la puerta, Ratón. Odiaría que te durmieras y te cayeras ahí.
Fruncí el ceño pero no me molesté en remarcar su descaro. En vez de ello, rodé mis ojos, salte hacia arriba y salté bajo el cálido rocío, con cuidado de no mojar mi rostro. Una vez despierto, me enjaboné, me enjuagué y salí.
Esta casa era como un enorme y cálido abrazo.
La cama era cómoda y caliente. La ducha era calentita. Las luces del baño calentaban mi cuerpo desnudo, secándome mientras estaba parado ahí, empapándome de pies a cabeza como la luz del sol. Era como un hotel de cinco estrellas. O así imaginaba que debía ser. Nunca realmente me quedé en un hotel antes, mucho menos uno que fuera de cinco estrellas.
Mientras estaba parado ahí, desnudo, pensé en Off y por qué me había traído aquí. Aún tenía que entenderlo. Parecía genuino en su gesto pero mi historia me había dicho que nunca conseguías nada por nada.
Estaba mentalmente listo para cuando el balón cayera.
Habiendo colocado mis ropas en el baño aquella tarde antes de mi siesta, me vestí con lo que llevaba cuando regresé de mi expedición de compras con Nas.
Quitando el clip de mi cabello, lo cepillé suavemente siguiendo las instrucciones del estilista; de otra forma, estaba destinado a tener frizz. Aparentemente. Lo que sea que significara esa mierda.
Mi maquillaje aún lucía bien. Estaba sorprendido por conseguir ese look “natural”. Me reí de mí mismo. Esto era absurdo.
Mientras dejábamos el salón de belleza y regresábamos al coche, Nas me había dado una pequeña bolsa. Con mi ceño fruncido, espié dentro.
Era todo el caro maquillaje que había sido usado en mi rostro por la especialista en belleza.
—¿Qué…? —boqueé hacia ella—. ¿Por qué?
Se encogió de hombros.
—Se ve bien en ti, y no vas a ser capaz de conseguir el mismo efecto con las cosas baratas que compramos antes.
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"OFF"
RomanceHola está historia es una adaptación que me gusta mucho el libro es de una trilogía de libros pero está historia en particular es mi favorita..es una historia completamente diferente de las otras que he subido, espero que les llegue a gustar mucho �...