CAP. 28 GUN

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El brinco en mi paso era una señal segura que a pesar de que había tenido una noche anormal y un tanto alarmante, había tenido una buena mañana. Una muy buena mañana.
Me dirigí a la casa de Nastasia alrededor de las diez, estaba un noventa por ciento seguro de que estaría despierta. Si no, simplemente tenía que golpear su puerta. Cuando llegué, levanté mi mano para golpear la puerta, pero lo pensé mejor.
En su lugar, saqué mi teléfono del bolsillo y le envié un mensaje.
Yo: ¿Estas despierta? Tengo brownies.
La puerta se abrió un minuto después. Nas parpadeó hacia mí, despierta, vestida y con los ojos bien abiertos.
Sonrió, pero cuando miró hacia abajo a mis manos vacías, frunció el ceño. —No hay brownies, ¿verdad?
Entré y solté una carcajada. —No. Eso era parte de mi plan cobarde para conseguir que me dejaras entrar.
Sonaba insultada. —Eso no está bien, pequeño. —Me vio subir las escaleras—. Oye, ¿a dónde vas?
—Voy a darle los buenos días a mi maridito. —Sonreí para mis adentros—. ¿Te importa?
Abrí la puerta del cuarto de Nastasia y entré. Las cortinas estaban abiertas y las ropas arrogadas por toda la habitación. Vik estaba sentado en la cama con una sábana hasta la cintura, los brazos cruzados detrás de su cabeza y mirando las noticas en la televisión que Nas tenía en la pared. En el momento en que me vio, sonrió.

—Maldita sea, mi esposita. Luces bien hoy. Eres todo brillo y esa mierda. — Sonrió con descaro—. Tuviste suerte, ¿verdad?
Me encantaba Vik, de hecho, me costaba creer que él y Anika fueran hechos del mismo espermatozoide y ovulo, y que compartieran ADN. Algunas veces quería darle mis condolencias por el hecho de que su hermana fuera una idiota gigante.
Hoy, le sonreí. —Iría ahí y te abrazaría si no estuviera totalmente seguro de que estás desnudo debajo de esa sábana.
Le dio a sus caderas un ligero empujón para mostrarme que estaba desnudo bajo la sábana, y llevé una mano sobre mis ojos, gimiendo.
Era un cerdo. Un cerdo adorable.
Nas entró a la habitación con una bandeja de cafés y tomé uno, dándole a su cintura un ligero apretón. Me conocía demasiado bien. Me guiñó, y tomé asiento en el borde más alejado de la cama, mientras Nas se sentaba con las piernas cruzadas cerca de Vik. Le entregó un café, y él se inclinó y le dio un suave beso en la mejilla. Y, Dios, me hizo sonreír.
Me encantaba lo mucho que él la amaba.
—Entonces —comenzó Vik—, ¿cómo te sientes sobre lo que viste anoche?
Nas agrupó sus cejas mientras echaba una mirada clínica hacia mí. —¿Qué viste anoche?
Vik se encogió de hombros. —Negocios. Lidiando con el imbécil de Moretti. —Vik me lanzó una mirada comprensiva—. Gun vio a Off haciendo lo suyo.
El hombro de Nas se desplomó y suspiró. —Oh, Gun. Lo siento. No lo sabía.
Actuaban como si fuera un simple malentendido. Era el tipo de reacción que habría esperado si hubiéramos tenido una cita y luego trataran de cancelarla, como si fuera fácil de entender y perdonar, pero aun así seguía muy confundido. Sostuve ambas manos alrededor de mi taza de café, calentándolas. —No sé cómo me siento sobre eso. Off no me dijo exactamente mucho cuando nos fuimos a casa anoche. Estoy muy confundido. Por eso es que estoy aquí.
Nas me alcanzó a través de la cama para poner una mano sobre mi rodilla. —Desearía haber podido advertirte. —Parecía decepcionada consigo misma—.
He querido hacerlo durante semanas, pero me contuve. Entonces comenzaste a salir con Off y pensé que él te había hablado sobre eso. —Puso los ojos en blanco—. Sí, como si lo fuera a hacer, ¿verdad?
No lo entendía.

—¿Por qué él no me lo dijo?
Nas miró a Vik, y él respondió por ella. —Ya sabes, Off no es ajeno a la compañia, Gun.
—¿Por qué necesito escuchar eso? —Le fruncí el ceño. Sonrió y continuó rápidamente.
—Pero esas personas estaban ahí por una razón, y él se aseguró de darle los detalles. Hay algo en ti que hace que te trate de forma diferente.
—Nunca antes había dejado a alguien dormir en su habitación. Nunca. —Nas me sonrió—. No, hasta ti.
Mi corazón sonrió y mi vientre revoloteó, pero mantuve mi cara de póker.
Vik añadió:
—Eres la única persona con el que se ha encerrado en su habitación con él desde que tenía diez años. No sé por qué, pero te ha incluido en su pequeño círculo de protección. Eres parte de su santuario.
—Está bien —murmuré, eufórico por la información, pero aún confuso—. ¿Qué significa eso?
Nas habló suavemente, detallándolo. —No te lo dijo porque tiene miedo de perderte, muñeco.
Tomé un sorbo de café, apenas probándolo. —Está bien, correcto. Eso todavía no explica lo que vi anoche. —Miré de Nas a Vik—. ¿Alguno de los dos me quiere iluminar?
Nas levantó el brazo izquierdo de Vik y señaló un tatuaje que había ahí. Uno grande y osado que decía XAOC. —Todo comienza aquí, con Chaos.
—¿Qué es eso? ¿Cómo una banda o algo así? —pregunté con cuidado.
Vik rió entre dientes. —Alto ahí, cosa pequeño. Lo llamas una banda y te pegarán un tiro —explicó—.
Se llaman a sí mismos una firma. Éramos una empresa.
Nas se enderezó. —Vamos a rebobinar veintiún años. —Se aclaró la garganta—. Bratva era la mafia rusa, la hermandad. Todavía están alrededor, pero no hacen publicidad, ya sabes. Son un grupo remoto privado. La única forma de entrar es ser hijo de un miembro o tener a dos miembros dentro que respondan por ti. No sucede a menudo.
No quieren personas, es decir policías, en sus negocios, así que comenzaron empresas por todo el mundo para despistar la esencia de sus negocios. Por lo que los policías sabían, las empresas no tenían que ver con la Bratva. —Hizo una pausa—.
Comenzó mi padre, Anton, y su hermano, Ilia. Ambos hombres era miembros de Bratva, como su padre y su abuelo antes que ellos, pero cuando se mudaron a los EE.UU. desde Rusia, se les pidió que comenzaran una empresa, reclutaran algunos de los mejores criminales ruso-americanos e hicieran lo que las empresas hacían.
Casi no quería preguntar. —¿Qué hacían las empresas?
Vik frunció los labios. —Lo normal. Narcotráfico, soborno, extorción, tráfico de armas, fraude, contrabando. —Se encogió de hombros como si no fuera gran cosa—. Ya sabes.
Nas continuó:
—Así papá se convirtió en el presidente de la empresa. Tío Ilia se convirtió en vice-presidente. El papá de Vik, Yuri, estaba a cargo de las finanzas. La empresa era hermética. El almacén en donde se llevaban a cabo las cosas era casi impenetrable.
Entonces llegó el momento de que los hijos fueran iniciados.
Está bien, estaba obteniendo respuestas, pero tenía muchas más preguntas.
—¿Qué significa eso? ¿Por qué necesitaban ser iniciados?
Vik sonrió.
—Lo dices como si fuera algo malo, pero para nosotros, para los hijos, era un honor. Éramos ejecutores. Sasha, sus primos, Nik, Max, su hermano adoptivo, Asher y yo. Todos nosotros nos unimos al mismo tiempo. —Sonrió traviesamente—.
Estábamos fuera de control. Éramos unos malditos maniáticos, querido. Teníamos armas, teníamos mujeres. Teníamos dinero. Los mejores años de mi vida. ¿Qué hay de Off?
Tuve que preguntar:
—¿Qué hay de Off? No lo mencionaste.
Nas lucía triste.
—Los hombres en la empresa decidieron ir contra Off. Votaron no. Dijeron que era muy impredecible. Dijeron que no podían confiar en él. —Agregó rápidamente—:
Lo cual era una total pila de mierda. Ni siquiera le dieron una oportunidad.
Sonaba jodido sentirme mal porque a Off no se le hubiese permitido entrar a un grupo de pandilleros, pero mi corazón se oprimió dolorosamente. Siempre era extraño ser dejado a un lado. Odiaba eso.
Nas continuó:
—Así que los chicos estaban fuera haciéndose sus tatuajes de Chaos y dejaron a este tipo, Maxim, para que custodiara solo por la noche. Ninguno de los chicos sabía que la mierda estaba a punto de caerles encima. Nadie excepto Off. —Sorbió de su café—. El salón de tatuajes que pertenecía a Chaos tenía sus puertas rotas. Una empresa de italianos había estado sobre nuestras espaldas por entrar en su territorio. Uno de sus hombres decidió enviar un mensaje. Entró con las armas levantadas, listo para disparar a quien sea que se atreviese a ponerse en su camino. Mi corazón comenzó a latir más rápido.
—¿Qué sucedió?
Vik respondió:
—Off sucedió. Vino por detrás, de entre las sombras, tiró al tipo al suelo y dejó que sus puños hicieran toda la charla. —Vik sonrió—. Estamos hablando de un culo grande de hombre con, no una, sino dos malditas armas, siendo superado por un chico de quince años desarmado, y fue golpeado tan mal que necesitó cirugía para arreglar su feo rostro.
Whoa.
Nas inclinó su cabeza hacía un lado.
—Los Italianos eran una desgracia. Fueron motivo de burlas después de eso.
Chaos estaba complacido. Bueno, puedes imaginar qué pasó después de eso.
Déjame adivinar.
—Querían a Off en el club.
—Síp —confirmó y luego sonrió—. Pero no se unió. Dijo que protegería a sus hermanos, pero que nunca sería de Chaos. Mi padre estaba decepcionado. Quería que Off fuese un hermano en todos los sentidos, pero estuvo de acuerdo con que Off tomara su decisión. Respetaba eso. —¿Qué pasó después, si no se unió?
Vik lo aclaró:
—Nosotros éramos los ejecutores, pero Off cuidaba nuestras espaldas. Era nuestro músculo. Nosotros hacíamos las recolecciones. Él se encargaba de todas las peleas. —Vaciló antes de decirlo—. Era como si hubiese nacido para pelear, Gun. Le surgía tan naturalmente. Él podría haberse perdido aquí —golpeó su sien—, pero lo estás ayudando a encontrar la manera de salir de esa prisión.
Hablé.
—¿Pero está dentro ahora, cierto? ¿Cómo sucedió eso?
Nas habló.
—Mi padre se estaba volviendo mayor, también mi tío. Ambos tenían familia.
Querían asentarse, pero no puedes simplemente dejar el club. Es de por vida.
Cuando mi tío Ilia murió repentinamente de un ataque al corazón, fue duro para mi padre. Eran cercanos. La salud de mi padre decayó y delegó sus responsabilidades de Chaos. La Bratva estuvo de acuerdo en que no estaba en condiciones de liderar. — Negó suavemente con la cabeza—. La versión corta de la historia es que la Bratva no estaba feliz por la forma en la que las cosas se estaban manejando por aquí, sin mi padre al mando. Los hombres se estaban peleando, luchando por el poder. La gente  tomó bandos. La lealtad desapareció. Eventualmente, la Bratva forzó a la empresa a disolverse. Cada uno tomo caminos separados. Arrastrando las palabras Vik dijo:
—Puedes sacar al chico del club, pero no puedes sacar el club del chico. ¿Me comprendes? No lo hacía. Debe haberlo notado, porque se explicó.
—La mayoría de los miembros disueltos formaron sus propios clubes ilícitos.
Nosotros no lo hicimos. Optamos por permanecer neutrales, comenzar un negocio, ir limpios y rectos, por el buen camino.
Mi ceja se alzó.
—No luce de esa manera para mí. Nas alzó una mano.
—Escucha, los chicos no están haciendo nada demasiado loco. Sasha es un prestamista. Presta grandes sumas de dinero a gente, con altos intereses. Cuando ellos no devuelven el préstamo según los términos acordados… —Trató de sonreír, pero salió como una mueca.
Hablé por ella.
—Consiguen ser golpeados hasta la mierda. Por Off.
Vik tosió.
—Bueno, claro que suena mal cuando lo dices de esa manera.
Ah, Vik. No pude evitar sonreírle.
Hablé suavemente.
—Bueno, eso explica algunas cosas. Aún no sé cómo me siento respecto a ello, pero ahora lo sé.
Nas me detuvo con la mirada.
—Déjame preguntarte algo, Gun. ¿El que Off haga esto afecta a la manera en la que te trata?
No. No lo hacía.
Negué con la cabeza.
Ella tenía otra pregunta.
—¿De verdad quieres saberlo cada vez que destroce a alguien? Porque yo no. Vik y yo, nosotros no hablamos de ello. ¿O solo estás dolido por haberlo descubierto por accidente?
Estaba dolido por cómo lo descubrí. Todo era culpa de Anika.
Nas agregó:

—Sí, machaca a esos perdedores, pero esos idiotas sabían exactamente en lo que se estaban metiendo cuando hicieron negocios con Sasha. No son tan inocentes.
Hay razones por la que no pueden ir por las vías legales para obtener dinero.
Entendía eso. Sin embargo, no lo hacía mejor.
Me encogí de hombros.
Pasó su mano sobre la mía y la apretó.
—Hazte un favor. Aléjalo de tu cabeza. Causara problemas donde no los ay — recalcó—. Es un trabajo, Gun. Sólo un trabajo. Piensa en ello como en un agente de cobro.
Vik asintió en acuerdo y luego agregó:
—Puedes juzgar, Gun, pero recuerda —sus ojos se suavizaron—, que Off no te juzgó cuando te atrapó robando la billetera de su hermano. Te dio un trabajo, un lugar donde vivir, te alimentó y vistió cuando no tenías nada.
Esa declaración dolió muchísimo, porque era verdad. Off no me juzgó. Seguro, no confiaba en mí al principio, pero no me juzgó. Estaba allí para mí cuando estaba solo, sin un amigo en el mundo. Y aquí estaba yo cuestionándolo. Mi corazón se contrajo. Era una persona terrible.
Vik gentilmente siguió:
—Esta es la vida con la que tenemos que lidiar. Es todo lo que conocemos.
Quizás no seamos hombres que van a la iglesia temerosos de Dios, pero no somos malas personas, cariño.
Tenía razón. ¿Quién era yo para juzgar lo que era normal?
Estaba furioso conmigo mismo. Off era un hombre dulce. Era atento conmigo todo el tiempo cuando no lo merecía. Mi mente tomó una decisión, fui contra todo lo que había aprendido sobre lo que era bueno en el mundo. En lo que a mí respecta, nunca había visto lo que Anika planeó para que viese.
No era importante.
Estaba totalmente olvidado.

 Estaba totalmente olvidado

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